SANTIAGO DE CUBA.— El montaje del primer busto erigido al teniente Pedro Sarría, militar que salvó la vida a Fidel, cinco días después del asalto al cuartel Moncada en 1953, comenzó en el patio del Museo 26 de Julio, otrora Cuartel Moncada, en esta ciudad.
En la plazoleta que separa la escuela primaria Juan Manuel Ameijeiras y las puertas de la sala empleada para torturar a los moncadistas, se emplaza la escultura de bronce, de tamaño mayor al natural, sobre un pedestal de más de un metro de altura y una tarja con la frase: «Las ideas no se matan», en alusión a lo expresado por Sarría cuando exigió a los soldados bajo su mando respetar la vida del jefe de los asaltantes al enclave militar.
El monumento estará acompañado por un busto —también en bronce— de José Martí que presidirá los matutinos en esta parte de la Ciudad Escolar. Ambas figuras, fundidas en los talleres de la fundación Caguayo, son creaciones del artista santiaguero Alberto Lescay y serán develadas en el cercano mes de julio, durante las celebraciones por el Aniversario 60 del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.
Completa el sitial una nueva versión de la inscripción que recuerda los cadáveres de 15 jóvenes torturados, asesinados y arrojados en ese patio. Estas obras escultóricas estarán a poca distancia del camión propiedad de Juan Leizán, donde Sarría trasladó a Fidel hacia el Vivac de Santiago de Cuba para ponerlo a disposición de la justicia civil.
David Escobedo, inversionista de las obras de restauración en el ámbito A del área monumental 26 de Julio, informó a este diario que trabajadores de la Empresa de Restauración y Conservación de Monumentos, de la Oficina del Conservador de la Ciudad, trabajan en la ejecución del proyecto así como en la eliminación de barreras arquitectónicas, con la nivelación del suelo, para que los pioneros continúen realizando matutinos en ese sitio histórico.
El 1ro. de agosto de 1953 un pelotón comandado por Sarría sorprendió a Fidel y dos de sus compañeros en un bohío de la serranía cercana a la ciudad, y con una actitud digna y valerosa se enfrentó a los esbirros de la tiranía batistiana que planteaban la eliminación del líder revolucionario. Después del triunfo del Primero de Enero de 1959 fue llamado al Ejército Rebelde, que le reconoció sus méritos y lo ascendió al grado de capitán.