CIENFUEGOS.— Restos humanos que indican la existencia de un antiguo enterramiento fueron encontrados en la Fortaleza de Nuestra Señora de los Ángeles de Jagua, en la provincia de Cienfuegos.
Según despacho de la AIN de este viernes, Marisol Otero, directora del Museo, enclavado en ese fuerte militar del siglo XVIII y uno de los más importantes del sur de Cuba, explicó que el hallazgo de vértebras, falanges, dientes y partes de cráneo humano, tuvo lugar durante la actual restauración del inmueble.
La osamenta fue descubierta cuando comenzaron el levantamiento del piso de la capilla, a fin de sustituirlo por otro similar y de mejor calidad, abundó la directiva.
Indicó que se detuvo por ahora la labor en esa área, en espera de expertos en arqueología y patrimonio, así como también de las autorizaciones pertinentes para acometer una investigación más amplia.
Acotó que desde 2009, con el inicio de la restauración, se encontraron diversas piezas museables, entre estas lozas, proyectiles, insignias, botones y hasta una pipa de barro, lo cual incrementa la colección del baluarte, conocido popularmente como Castillo de Jagua.
El investigador y arqueólogo Alfredo Ranking, consultado al respecto, concluyó que en esa capilla deben aparecer otros indicios óseos relevantes, porque se concibió como lugar para los enterramientos.
Añadió que en 1978 participó, junto a especialistas, en un estudio de arqueología al enclave, e igualmente obtuvieron evidencias de algunos sepulcros en ese y otros puntos del fuerte cienfueguero.
Ranking recordó como hecho relevante en aquel momento el hallazgo de un zapato de mujer, toda vez que en esa edificación por lo general pernoctaron hombres desde su construcción, extendida desde 1733 a 1745.
Incluso, posteriormente a su inauguración, convivieron allí tropas militares; por ello la presencia femenina fue muy rara, con pocas excepciones, como la de doña Leonor de Cárdenas, esposa del primer comandante de la Fortaleza, a quien algunos pocos vinculan con la leyenda de la Dama Azul.
En estos cuatro años la rehabilitación del bastión abarcó al puente levadizo —único de su tipo que funciona en Cuba—, las paredes de canto, el aljibe, las escaleras y pasillos con madera preciosa.
Asimismo, se dispuso de unas 8 000 piezas de barro y 2 700 tejas para los balconcillos.
Quedan pendientes el montaje de la pizarra eléctrica, las tuberías hidráulicas y el remozamiento de los tres torreones, entre otras acciones para recuperar el majestuoso fortín.