La casa museo que rememora el espacio del natalicio de José Julián Martí Pérez constituye un lugar emblemático, sobre todo para niños y jóvenes. Autor: Omara García Mederos Publicado: 21/09/2017 | 05:33 pm
La existencia de la casita de Paula se reconoce en la prensa por primera vez en enero de 1899, fecha para la cual Cuba había pasado a un estatus de neocolonia, al que se oponían muchos cubanos que habían seguido el ideario martiano. Ocurrió durante el homenaje que se hizo por el natalicio de José Martí en La Habana, primer acto público y peregrinación masiva en el que participaron también la madre del Apóstol, su hermana Amelia, Carmen Zayas Bazán y su hijo José Francisco, junto a un numeroso grupo de patriotas.
A partir de este homenaje, en varios periódicos de la época aparecieron titulares con fotografías donde se corrobora la presencia de la madre de Martí en la casa de Paula No. 41, y en la habitación donde declara haber nacido su hijo, así como el momento en que Juan Gualberto Gómez y un grupo de patriotas develaron la lápida que se conserva hoy en la fachada de este inmueble.
Pasados tiempo y vicisitudes, la casa fue convertida en museo para 1925, bajo la dirección del periodista y abogado Arturo de Carricarte y de Armas, así como con la colaboración de muchos cubanos de todas partes. Fue este el sitio primigenio donde se comenzó a fomentar y socializar el patrimonio martiano. Después de una década de funcionamiento del museo, se comenzó a cuestionar el lugar del nacimiento del Apóstol.
Falsos rumores
A petición de la señora Sara del Prado, quien ocupaba el cargo de secretaria de correspondencia de la Asociación Por Martí —a finales de la década de los 30—, se creó una comisión para investigar los falsos rumores que circulaban desvirtuando el lugar del nacimiento del más universal de los cubanos.
Ante la duda y la petición de dicha Asociación —vinculada desde 1900 a la Casa Natal—, en nombre de todos los que profesaban gran respeto y honraban la casita de Paula, la Academia de la Historia de entonces se propuso crear una comisión para esclarecer el asunto.
En esa tarea participaron el capitán del Ejército Libertador Joaquín Llaverías, en su condición de director del Archivo Nacional; Emilio Roig de Leuchsenring como historiador de la Ciudad; Emeterio Santovenia y Echaide, presidente de la Academia de Historia y secretario de actas, y Gonzalo de Quesada y Miranda, depositario del archivo de Martí, director del Seminario Martiano de la Universidad de La Habana y futuro fundador de la Fragua Martiana.
En aquella ocasión se cuestionó el hecho de que había aparecido una publicación de Gonzalo de Quesada y Miranda, en su libro Martí, Hombre1, que recogía un testimonio oral de la señora Carolina Fernández (Cocola), donde afirmaba que había escuchado de Mariano Martí, durante su estancia en Nueva York, que su hijo había nacido en el barracón siete de la fortaleza de La Cabaña.
Este testimonio, no probado ni documentado, quedó abierto por un tiempo porque el propio esposo de Cocola lo vinculó con el hecho de haber encontrado las partidas de bautismo de Martí. Esta situación fue aclarada posteriormente, como consta en el documento conocido como acta de 19402, donde el propio Gonzalo de Quesada quedó convencido de la inexactitud de aquel testimonio.
En tanto, se cuestionó la aparición de una partida bautismal de Martí en La Cabaña, certificada por el mismo capellán Tomás Sala y Figuerola. Hoy conocemos, gracias al investigador Luis García Pascual3, de dos certificaciones de bautizo de Martí, con el mismo texto. Una de ellas fue dada en la Iglesia del Santo Ángel Custodio. La otra quedó registrada en el libro de Bautismos del Capellán Párroco por S. M. del Regimiento del Real Cuerpo de Artillería del Departamento de la Isla de Cuba, en cuya introducción se demuestra que los capellanes de regimientos españoles tenían facultades para bautizar en otras iglesias, no exclusivamente en la parroquia correspondiente al lugar del nacimiento del bautizado.
La comisión de historiadores preparó un informe con todas las hipótesis posibles, partiendo de argumentos de personas que estuvieron relacionadas con el tema. Aquí desempeñó un papel importante y definitorio la información ofrecida por Arturo R. de Carricarte, acerca del testimonio que él había recibido directamente de Rita Amelia Martí, la única hermana que le quedaba viva al Apóstol para esa época.
Otro argumento valioso consistió en la carta que Raúl García y Martí, hijo de Amelia Martí, dirigiera, con fecha 4 de diciembre de 1939, a la Academia de la Historia de Cuba y a los tres miembros de la comisión encargada, en la que expresa:
«Agradezco sinceramente la cortesía tenida conmigo, pero es indudable que la opinión de mi madre como hermana de Martí, o la mía sean de menos valimiento que la de quien fijó dicha casa (Paula No. 102) como la cuna de José Martí, o sea su propia madre, Doña Leonor Pérez.—ella fue quien fijó el lugar en dicha casa en que dio a luz a su hijo Pepe—[…] en 1907 murió mi abuela en sus plenas facultades, y dudar de que la casa de Paula No. 102 no haya sido el lugar de nacimiento de José Martí es dudar de la aseveración e integridad moral de su austera madre».
El testimonio documental y oral que se recogió en acta resumía:
1.«Que la señora Amelia Martí de García, única hermana superviviente del Apóstol, el emigrado revolucionario doctor Juan O’Farril, el señor Juan Ramón García y su esposa María Gutiérrez y Febles, vicepresidente y presidente, respectivamente, de la Asociación de Señoras y Caballeros Por Martí, que adquirió la casa de Paula 102, hoy Leonor Pérez 214, y el señor Sebastián Gelabert y Ferrer, que nació en la misma en 1863, aseguraron según los documentos que se mencionan en este informe y que por su extensión se incluyen en el apéndice, que José Martí nació, efectivamente, en el tantas veces citado inmueble Paula 41, después 102, y hoy Leonor Pérez 214.
2.«Que las fotografías en relación con el acto de empotrar la lápida de la Emigración de Cayo Hueso en honor de Martí en la casa mencionada el 28 de enero de 1899, en el 46 aniversario de su natalicio, también robustecen la afirmación de que el Apóstol, efectivamente nació ahí, siendo de destacarse especialmente el hecho que a la ceremonia asistió Leonor Pérez, la anciana madre del Maestro, su hermana Amelia, su esposa Carmen Zayas Bazán, su hijo José Martí y Zayas Bazán, así como gran número de patriotas y emigrados supervivientes que lucharon con Martí por Cuba Libre, entre ellos su “hermano del alma”, Fermín Valdés Domínguez, que igualmente afirmaba que Martí había nacido en la casa de Paula 41 hoy Leonor Pérez 214, según puede verse en su trabajo “Ofrenda de hermano”, publicado en el diario “El triunfo” de La Habana, 19 y 20 de mayo de 1908, y reproducido en el tomo XII de las obras de Martí editadas por Gonzalo de Quesada y Aróstegui.
3.«Que el dato ofrecido en la carta del señor Enrique H. Moreno y ampliado verbalmente por él al señor Gonzalo de Quesada y Miranda, que los capellanes de regimientos españoles podían bautizar libremente a los hijos de militares en cualquier iglesia, sin tener que sujetarse a la parroquia correspondiente al lugar del nacimiento del bautizado, destruye la afirmación del señor Cassi y su esposa que era el argumento para probar concluyentemente que Martí había nacido en La Cabaña y que por eso al bautizarlo en la Iglesia del Ángel no había sido necesario obtener dispensas o pagar derechos parroquiales.
4.«Que sin embargo, es necesario hacer constar que no existe y que no se ha presentado ningún documento suscrito directamente por Leonor Pérez, la madre de Martí, donde esta hiciera constar que su hijo nació en Paula 41, luego 102 y hoy Leonor Pérez 214».
A continuación el historiador Félix Lizaso y González se dedicó a fundamentar la conclusión de la comisión. Para esto escribió al hijo de Martí, a su hermana Amelia —que aún vivía para la época— y a otros testigos que podían ofrecerle datos suficientes sobre el tema4.
Posteriormente el investigador Víctor M. Heres encontró publicada en El Yara, de Cayo Hueso —edición de 19 de noviembre de 1898— la carta que en nombre del monasterio de Santa Catalina de Sena, de La Habana, le dirigiera a la madre de Martí el señor José Felipe Demestre, contestando a otra suya donde solicitaba autorización para fijar, en aquella casa —a la sazón propiedad de esa congregación religiosa—, una lápida conmemorativa del nacimiento de su hijo José Martí, el 28 de enero de 1899. La fuente primaria que le faltaba a la comisión investigadora hacía su aparición.
Copia de dicho documento le fue ofrecida a Félix Lizaso y González, quien la dio a conocer por primera vez en su trabajo La casa de Martí, en su ingreso como Académico correspondiente de la Academia de la Historia de Cuba, en la sesión solemne del 27 de enero de 1944.
El expediente militar de Mariano Martí suscitó una nueva valoración
A pesar del tiempo, un tema ha trascendido hasta nuestros días: la adquisición de la copia del expediente militar de Mariano Martí, que aparece en el Archivo General Militar de Segovia, España, con certificado de fotocopia acuñado y firmado el 16 de junio de 2003 por el coronel director José Ignacio Vázquez Montón, donado al Museo Casa Natal de José Martí por los investigadores Adys Cupull y Froilán González. Este documento ha suscitado una nueva valoración, reseñada en parte por estos autores en su libro Creciente agonía, publicado en 2007.
El detalle puede constatarse en la información que aparece en la 3ra. sección del expediente de Mariano Martí5. La idea de que se está pidiendo un certificado en que conste que Doña Leonor Pérez Cabrera ha estado hospitalizada en la enfermería de la Fortaleza de la Cabaña o el Morro, durante los alumbramientos de sus dos primeros hijos, tiende a confundir a muchos —este es solo el segundo párrafo. Lo importante se consigna textualmente en la primera parte del documento: «El Ministerio “pide certificado” de la orden por la que se obligaba a los sargentos primeros de artillería destacados…».
A buen entendedor, el escrito solo se refiere a que se pide o solicita una certificación, y como bien documentó el profesor Jorge Juan Lozano Ros en Creciente agonía, al final, con otra letra, aparece escrito «no hay nada». Al respecto, Lozano argumentó especialmente para este artículo: «El expediente militar de Don Mariano Martí consta de 12 subdivisiones a manera de un modelo impreso en la Imprenta Militar de M. Soler (calle de la Muralla, número 82) en numeración consecutiva escrita de 1 al 8. La última página, la numerada como 9, tiene un largo y un ancho menores que las páginas impresas, está escrita completamente a mano con dos caligrafías diferentes. Sin dudas es un apéndice sin fechar. Existe una frase última “No hay nada”, que evidencia lo que en realidad contiene el expediente en relación con los alumbramientos de un niño el 28 de enero de 1853 y una niña el 29 de julio de 1854. No tiene el expediente militar de Don Mariano Martí información alguna sobre el nacimiento de sus dos primeros hijos».
A lo anterior se puede añadir que Adys y Froilán6 realizaron una búsqueda en los expedientes de las hospitalizadas en La Cabaña y no encontraron ninguna referencia a Leonor. Por tanto, este escrito no constituye un certificado y, aunque no está fechado, por el texto se deduce que corresponde a todo el proceso investigativo que llevó esa comisión de 1940.
El Departamento de Artillería de la Isla de Cuba registraba a cada uno de los soldados con sus méritos y ascensos; de aquí procede el expediente del padre de Martí. En el caso de Mariano, no se encuentra registrada su permanencia como residente en la fortaleza de La Cabaña. Además, desde 1852 alquiló la casa de Paula 41 junto a sus cuñados, a partir de su matrimonio con Leonor, como consta en la documentación del alquiler de dicho inmueble.
Otro tema que se valoró en el acta de la comisión recoge:
«(…) La Logia Habana no respondió a la invitación de la Academia de la Historia, pero los comisionados desistieron de insistir por haberse comprobado que el citado inmueble jamás perteneció a esa institución masónica…».
Esta afirmación que se concluyó en el acta de 1940 fue valorada en años recientes por el investigador Eduardo Vázquez a partir del hallazgo del documento de la Logia Habana, aporte que hace a la historiografía de la Casita de Martí.
Por tanto, ese documento no constituye prueba que haga desvirtuar el tema del lugar del natalicio de Martí. Es innegable el argumento ya probado sobre las esencias de la casita de Paula, a través del testimonio documentado de la madre del Apóstol.
La casa museo que rememora el espacio del natalicio de José Julián Martí Pérez constituye un lugar emblemático para nuestro pueblo y en especial para los niños y jóvenes, quienes hacen cada 28 de enero una especial peregrinación, mantenida por generaciones.
Dioelis Delgado Machado es Directora del Museo Casa Natal de José Martí.
Fuentes:
1 Quesada y Miranda, Gonzalo. Martí, Hombre. La Habana, 1940, p.312-313
2 Acta de 1940. Revista Bohemia. Año 45-No 5. La Habana, febrero 1 de 1953. Centenario de Martí. Paula número 41, por Jorge Quintana, pp. 12,14, 106,107 y 108.
3 García Pascual, Luis: José Martí. Documentos familiares. Ediciones Abril, 2008, p. 153
4 García Pascual, Luis. José Martí: Documentos familiares. Pág. 315, 406,407
5 Ibídem, p. 55. Aparece omitido No hay nada. Ver original en: Expediente Mariano Martí de Museo Casa Natal.
6 González, Froilán y Adys Cupull: Creciente agonía. Editorial José Martí, 2007.
Folios del expediente militar de Mariano Martí.