Un profundo y especializado proceso de preservación se le practicó al cuerpo momificado. Autor: Hugo García Publicado: 21/09/2017 | 05:28 pm
MATANZAS.— En la nueva Sala del cuerpo momificado de la señora Josefa Margarita Ponce de León sucedió recientemente un acontecimiento que quizá no se repita en varios lustros.
Allí el Doctor en Medicina Ercilio Vento Canosa, historiador de la ciudad de Matanzas, conversó sobre el apasionante mundo del embalsamamiento y sobre el estado de momificación de los cuerpos, al tiempo que, guantes en manos y armado de las herramientas apropiadas, el también presidente de la Sociedad Espeleológica de Cuba inició un proceso de profunda conservación de la momia.
La restauración capital anterior se le realizó entre 1981 y 1985. «Después de 27 años esta es la conservación más completa que se le practica. Pretendemos sobre todo devolverle el color, pues siempre estuvo en la oscuridad porque la interacción con la luz la podía deteriorar», añadió el especialista.
«Conservar estas piezas es trabajoso, pues su preservación ideal incluye mantenerla a una temperatura estable entre los 18 y 20 grados centígrados, con lo cual se evitan daños causados por el clima y por los agentes biológicos».
Actualmente se preserva de forma semidesnuda, para que el público aprecie este tipo de piezas, insistió Vento Canosa.
Esta intervención de restauración está basada en los parámetros internacionales, según refirió el reconocido investigador matancero.
Con este proceder se determinó cuáles fueron los alimentos de su última comida, cuál fue la causa de su muerte (bronconeumonía), se reconstruyó su rostro y hasta se llegó a la conclusión de que no tuvo descendencia por la investigación realizada en su pelvis.
Nuevo recinto
En el Museo Provincial de Matanzas se inauguró una sala para que el público pueda apreciar esta pieza. El nuevo recinto tiene otra ambientación, de manera tal que facilite el flujo del público.
Ercilio Vento Canosa la protegió durante unas dos décadas en su casa, y en 2005 decidió colocarla en el Museo. «La idea siempre fue, dijo, que estuviera en esta institución, pero la tuve muchos años en mi hogar hasta que estuvieran las condiciones apropiadas para su traslado».
El Museo atesora en su almacén los herrajes del ataúd, sus zapatos y el vestido con que fue enterrada; además, en la recién inaugurada sala se exponen fotografías del hallazgo y del proceso de restauración, fotocopias de su fe de bautismo, el certificado de defunción y una vitrina con varios órganos.
El cuerpo momificado de Josefa fue encontrado el 19 de junio de 1965 en el cementerio San Carlos, Matanzas, y se corroboró que se trataba de una habanera de principios del siglo XIX, embalsamada a petición de su familia, que pagó mil pesos en oro por su traslado a Matanzas.
Josefa nació el 19 de marzo de 1815 y falleció el 16 de marzo de 1872. En el libro de defunciones correspondiente al año 1872 se recoge: «Ropa marcada con las iniciales J.P.L. Momificada», anotación que aclaró la procedencia del cuerpo.
Ella se conservó por el embalsamamiento que le practicó el doctor Antonio Caro, por Real Orden. Y se trasladó de La Habana a Matanzas por vía marítima.