La solidaridad entre los vecinos de Barajagua es algo que Sandy no pudo destruir ni un ápice. Autor: Héctor Carballo Hechavarría Publicado: 21/09/2017 | 05:27 pm
GUANTÁNAMO.— El lunes último, a partir de la entrada en vigor de la decisión del Gobierno Revolucionario de que el Presupuesto del Estado realice una bonificación del 50 por ciento a los precios de los materiales de construcción que se venderán a las familias con destrucción parcial o total de sus viviendas, vecinos de esta provincia en esa condición hicieron sus compras. Esta justa decisión iluminará las vidas de familias de más de 14 000 viviendas dañadas por el meteoro en el territorio más oriental de Cuba.
En los 81 consejos populares de Guantánamo están activados los grupos de trabajo que autorizan la compra de estos materiales a mitad de precio en 80 puntos de venta. En el municipio cabecera, donde más de 3 000 hogares resultaron fuertemente golpeados por el huracán, las zonas al sur y al este de la ciudad se destacan por sus numerosas afectaciones.
Donna Baños Guerra, vicepresidenta en funciones del Consejo de la Administración Provincial (CAP) para asuntos económicos y jefa del Grupo a esa instancia para atender a los damnificados por Sandy en este territorio, explicó que «lo primero que se hizo luego del 8 de noviembre —cuando se dio a conocer la decisión—, fue conformar grupos de trabajo en las instancias provincial y municipal y en los consejos populares, con representantes del Gobierno, de la Vivienda, de la Dirección de Planificación Física, de Trabajo y Seguridad Social, de los bancos y del Grupo empresarial de Comercio».
Según esta directiva, el paso inicial es la visita al damnificado (que efectúa un técnico de Vivienda), para evaluar si en efecto la persona fue dañada durante el huracán y cuantificar las pérdidas y necesidades.
Esa información, dijo, se usa para confeccionar la ficha técnica y la certificación que identifica a la persona como damnificada por el huracán Sandy. Esos son los documentos que necesitan quienes pagarán en efectivo, para efectuar la compra de materiales en los puntos de venta habilitados en los diferentes consejos populares.
El segundo paso que se sigue, refirió, es la evaluación socioeconómica de un representante de Trabajo y Asistencia Social, quien valora la capacidad financiera de las familias luego de una investigación y una entrevista con el damnificado, y en 24 horas se adoptan decisiones.
Se puede pagar, enumeró Donna Baños Guerra, en efectivo, a través de un crédito, o mediante un subsidio parcial o total, en el que el Estado asume el costo de los materiales de la construcción para los casos más críticos. Las dos últimas formas de pago las decide el Consejo de la Administración Municipal (CAM), que sesiona todos los días para evaluar estos casos.
Para apurar y simplificar el otorgamiento de los créditos, se ubicó en cada Consejo Popular a un representante del Banco que inicia los trámites del damnificado.
Para cada caso, aclara la Vicepresidenta del CAP, «se tratará de buscar la solución más justa; por eso es importante la entrevista a la persona».
Con la certificación y la ficha técnica en la mano, más el acuerdo del CAM en los casos de subsidios y bonificaciones, y el cheque del Banco si es un crédito, el damnificado puede ir al punto de venta y comprar lo que necesita.
La Vicepresidenta del Gobierno aclaró algunos asuntos que pueden causar dudas entre la población, como el caso de las viviendas no legalizadas. «Quienes sufrieron un derrumbe parcial pueden recibir estos beneficios sin necesidad de presentar el certificado de titularidad de la vivienda o la propiedad del terreno (derecho de uso de superficie). Solo se requiere de este documento en los casos de derrumbes totales, para poder emitir el permiso de construcción».
El tratamiento, también aquí, está a favor del damnificado. «Hay varios casos: si la vivienda está enclavada en un área urbana reconocida, la Dirección de Planificación Física le da la propiedad del terreno, con el derecho de gestionar los documentos de titularidad de la casa una vez construida.
«Si por el contrario, la casa está situada en una zona vulnerable (en lechos de ríos o proclive a inundaciones), en áreas ilegales o de interés del Estado, a la persona se le asigna un terreno en un área de desarrollo».
Las familias numerosas que convivían en casas demasiado pequeñas, también serán beneficiadas con los materiales necesarios para que edifiquen una vivienda acorde con sus necesidades.
Otra duda común es qué tratamiento se da a las personas que tenían un crédito anterior y solicitan otro. «A esas personas se les suma el importe del nuevo crédito y ambos se ajustan a las condiciones de pago actuales, con la rebaja de los intereses bancarios actuales y el alargamiento de los plazos», argumentó.
«Si por el contrario, la persona ya tenía un subsidio y resultó damnificada, la comisión valora su caso como un posible bonificado total o parcialmente por la Asistencia Social. Pero no es posible otorgarle un segundo subsidio».
—¿Y quienes sufrieron derrumbes totales y perdieron todos sus equipos?
—Pueden pedir un crédito, que se les otorga también con una extensión máxima de pago de una década y, en este caso, la totalidad de los intereses bancarios son asumidos por el Estado, por lo que solo deberá pagar el monto total del préstamo.
En el territorio más oriental de Cuba se cumple con la implementación de la decisión del Gobierno de no dejar desamparado a nadie y darle a cada damnificado el tratamiento que necesita.
Solidaridad multiplicada
HOLGUÍN.— La casa del joven matrimonio de Yoanis Torres Ramírez e Irisleydis Salazar Gómez, vecinos del asentamiento rural La Güira, en el Consejo Popular de Barajagua, fue una de las tantas que no resistió la embestida de los vientos de Sandy.
Cuenta Yoanis, de 24 años de edad, que junto a varios de sus familiares se refugió en la casa de sus abuelos, por saberla más resistente que la suya, y pasadas tres semanas, aún convive allí, al no haber podido reconstruir la cubierta.
«Aunque mi vivienda es pequeña en comparación con otras de las dañadas, las pocas tejas que quedaron “vivas” no me alcanzaron para volverla a techar. Eso me tenía muy preocupado, pues mi esposa está embarazada y quería regresar lo antes posible. Hoy estoy más seguro de eso», expresa el joven campesino, dedicado a la ganadería.
La certeza de Torres Ramírez está bien apuntalada, pues se basa en que él es una de las tantas personas que desde el lunes 12 de noviembre ven aquí mucho más cercana la recuperación de sus viviendas, como resultado no solo de las entregas de materiales a los damnificados en esa comunidad, sino además por la entrada en vigor de la medida del Gobierno Revolucionario de bonificar con el 50 por ciento los precios de esos recursos en el mercado.
«Pagué solo la mitad del precio establecido anteriormente, y que me mantenía “frenado”. De otra manera no habría podido comprar los materiales tan rápido, ni con la ayuda de mi familia. Mi esposa y yo estamos contentos con esa decisión», expresó el joven, al tiempo que descargaba sobre el coche tirado por un caballo las recién adquiridas tejas de fibrocemento.
Damián Gómez, presidente de la Zona de Defensa de Barajagua, informó que en el puesto de distribución, hasta el momento de nuestra visita, se habían atendido los casos de más de 150 lugareños.
«Contamos con cientos de casas dañadas en el Consejo. Cada solicitud de compra es evaluada puntualmente por los integrantes de la comisión que se creó a raíz de esa medida. Tenemos en cuenta, sobre todo, las posibilidades económicas reales de cada familia, y sobre esa base se decide el tipo de pago que asumirán», explica Gómez.
Para facilitar los trámites necesarios a la población, estos grupos de trabajo están integrados por representantes de entidades como la Vivienda, Trabajo y Seguridad Social, el Banco, Comercio, y el Ministerio de Finanzas y Precios.
Tal composición contribuye a agilizar el proceso de elaboración de los documentos necesarios para responder a los damnificados, como se establece, en un plazo no mayor de 24 horas. La medida beneficia por igual a los afectados por el meteoro en las provincias de Santiago de Cuba, Guantánamo y Holguín, por destrucciones totales o parciales de sus viviendas.
Desde El Saíto, en Barajagua, también llegó Fermín Santana, de 25 años de edad, quien sintió cómo Sandy le arrancaba cada tramo de techo a su casa. «Es muy bueno que se hayan bajado los precios. En mi caso, la comisión estuvo de acuerdo con otorgarme un crédito, y acabo de comprar las tejas necesarias para volver a techar. Estoy muy agradecido por ello», concluyó Santana.
El día en que JR visitó Barajagua, en el punto de distribución se habían realizado solo cuatro compras en efectivo, en tanto 90 personas habían sido beneficiadas con el otorgamiento de créditos, y 18 con subsidios, en vista de que no poseían capacidad de pago suficiente.
La solidaridad entre los vecinos de Barajagua es algo que Sandy no pudo destruir ni un ápice, y muestra de ello es el campesino Ángel Rodríguez Ávila, vecino de El Saíto, quien luego de comprar sus materiales y trasladarlos hasta su casa, pone su carreta tirada por bueyes a disposición de sus vecinos.
El ciclón tampoco pudo con el jovial carácter de Rodríguez Ávila quien, con una sempiterna sonrisa a flor de labios, aseguró que lo estará haciendo igual, mientras haya alguien más que se lo pida en el barrio.