En el Museo Municipal Domingo Mujica se encuentra una sala dedicada a recordar la presencia de Che en Jovellanos. Autor: Hugo García Publicado: 21/09/2017 | 05:16 pm
MATANZAS.— La Unidad Agrobotánica Experimental Ciro Redondo, del municipio de Jovellanos, fue creada por el Comandante Ernesto Che Guevara el 11 de enero de 1962, con fines experimentales, educacionales y de formación del hombre nuevo.
Al cumplirse el aniversario 50 de ese hecho, los integrantes de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, entre los que se incluyen varios de la columna del Che; y pobladores y autoridades del territorio, rememorarán aquel día en que vio la luz esta granja, en la que el Che expresó sus ideas de la formación del hombre nuevo y creador, al ubicar a 165 rebeldes de la Sierra Maestra y del Escambray.
También la experiencia posibilitó al Guerrillero Heroico investigar el comportamiento de sus ideas en la esfera de la organización del trabajo y el avance político ideológico de los trabajadores.
«No vamos a sentarnos, a hacer un alto en el camino a ver cuales serán nuestros próximos pasos, vamos aprender creando, y porque no decirlo, equivocándonos, estamos seguros de que muchas veces estaremos fuera de la senda, pero tomaremos el buen camino con una mayor dosis de experiencia», expresó el Che en una de sus asiduas visitas a la Ciro Redondo y que recoge en una ponencia sobre historia de la localidad William López Rodés.
Un 11 de enero arribaron a esta finca los guerrilleros procedentes de distintas columnas rebeldes que se encontraban en la capital del país en una escuela de superación.
La granja, que recibió el nombre de Ciro Redondo en honor al valiente capitán rebelde muerto en combate, se autoabastecía de productos agrícolas, al tiempo que se desarrollaban experimentos en el sector agropecuario que demostraran la factibilidad de fomentar una industria nacional a partir de la propia realidad cubana.
Igualmente se crea una pequeña fábrica cuyas producciones se sostienen a partir del aprovechamiento de los productos agropecuarios de la propia unidad. Las tierras cultivables de la Ciro Redondo se dedicaron a las tareas de experimentación, extensión o aclimatación de variedades vegetales de interés industrial.
En el Museo Municipal Domingo Mujica se encuentra una sala dedicada a recordar la presencia de Che en ese territorio y que expone libros, muebles y objetos de uso personal del guerrillero, como una pipa y una fosforera que pertenecieron a él; esta última pieza, en particular, fue rescatada por un equipo del Departamento de Restauración y Conservación del Museo Provincial Palacio de Junco.
Según María de los Ángeles Quirantes, directora de la institución cultural, en el 2010 el museo fue visitado por 4 579 personas, fundamentalmente niños y jóvenes, quienes siempre hacen un alto especial en la Sala Che, donde se muestra el buró y la butaca que él usaba en su oficina de la Unidad Experimental Agrobotánica Ciro Redondo, fotografías y los planos de esa granja.
Además, se puede apreciar un librero con numerosos libros que le servían para estudiar y una enciclopedia que usaba frecuentemente para consultar.
Entre los textos resaltan La Revolución del 30 y sus dos últimos años, de José A. Tabares; Historia de la Nación Cubana, de Ramiro Guerra y un colectivo de autores, e Ideología alemana, Internacional socialista.
En la Ciro Redondo laboraron integrantes de su Columna y de la de Camilo, quienes combinaban el estudio con el trabajo, y en el tiempo libre fabricaban sus propias viviendas. Hoy allí se encuentra un Combinado Cárnico perteneciente a la Industria Alimenticia y las tierras se cultivan para el autoconsumo.
La última visita del Che a la Ciro Redondo fue en marzo de 1965. En esa oportunidad pidió almorzar junto a todos los trabajadores. En la pista rústica, antes de partir en su avión Cessna, sonriente exclamó: «Siembren la pista de pangola».
Esa fue la última ocasión en que aquel grupo de rebeldes vieron al Comandante Guerrillero de América.