Vista parcial del parque eólico experimental Gibara 2, que genera unos 9500 MWh al año y contribuye a evitar la emisión de unas 7 000 toneladas de gases contaminantes. Autor: Juan Pablo Carreras/(AIN) Publicado: 21/09/2017 | 05:10 pm
El planeta Tierra está enfermo. La causa de la enfermedad es la codicia de algunos seres humanos y los síntomas son la alta concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, el aumento de la temperatura media global y la elevada huella ecológica. Los científicos, cual médicos que atienden a un paciente en cuidados intensivos, aseguran que una parte de la solución está en asumir un «menú energético más limpio y balanceado». Eso significa transitar hacia la masificación globalizada del aprovechamiento a escala local de las fuentes renovables de energía, complementadas con el almacenamiento de energía y el uso pasivo de la energía solar. La eólica deberá desempeñar un rol fundamental en ese nuevo modelo. Las cifras sobre la penetración de esta fuente renovable en la matriz energética global muestran un crecimiento continuo y el año 2010 no fue la excepción.
Según el Consejo Global de Energía Eólica (GWEC, en inglés) el sector eólico creció 22 por ciento en 2010, llegando a 194,4 GW (gigawatt, igual a un millón de kilowatt) de potencia instalada en el mundo. La mayor contribución la realizó la República Popular China, que instaló alrededor del 46 por ciento de toda la potencia eólica sumada el pasado año.
Gigantes
China y Estados Unidos de América desarrollan «agresivos» programas de aprovechamiento de la energía eólica, superando a países europeos que llevaban la delantera en el empleo de ese recurso renovable como España, Dinamarca y Alemania. De acuerdo con el GWEC al finalizar 2010 China se posicionó en el primer lugar del ranking eólico mundial, relegando a EE.UU. al segundo.
Al instalar 16,5 GW el año pasado, China llegó a 42,3 GW de potencia eólica instalada y además es líder en la fabricación de equipamiento para esa industria. El gigante asiático se beneficia de poseer grandes reservas de metales de las llamadas «tierras raras», básicos para la fabricación de imanes permanentes que mejoran grandemente la eficiencia de la conversión de la energía del viento en eléctrica en los aerogeneradores.
Estados Unidos de América «solo» alcanzó a sumar en 2010 poco más de 5 000 megawatt a su capacidad de generación eléctrica con energía eólica. El país norteño posee el mayor parque eólico del mundo, Roscoe Wind Farm, con 782 MW de potencia y 627 turbinas distribuidas en 40 500 hectáreas. Ese megaproyecto eólico, cuyo costo supera los mil millones de dólares estadounidenses, se ubica en el estado de Texas, un ícono de la industria petrolera convertido en líder en el empleo de la energía eólica.
Muy probada
La factibilidad técnica y económica de la tecnología eólica está probada. La naturaleza la ha sometido a duras pruebas en sitios geográficamente tan distantes como la Isla de la Juventud y Holguín, en Cuba, durante 2008, y la costa oriental de Japón hace unas semanas. En septiembre de 2008 la Isla de la Juventud fue golpeada por un huracán cuyos vientos destruyeron la totalidad del sistema eléctrico de ese territorio. La catástrofe causada por el huracán se comparó con la que provocaría una bomba nuclear. El parque eólico experimental Los Canarreos, en el Municipio Especial, cuenta con seis turbinas «abatibles» y una capacidad instalada total de 1,65 MW. Sus aerogeneradores, de una potencia unitaria de 275 kW, soportaron los embates del huracán Gustav, con daños menores, aunque los vientos sostenidos de 226 km/h superaron en 15 por ciento su capacidad de diseño.
Ningún cubano olvida el terrible impacto provocado días después del Gustav por el huracán Ike, en aquel infortunado mes de septiembre de 2008. Ike recorrió nuestra Isla de un extremo a otro arrasando cuanto encontró a su paso. El meteoro penetró en tierra cubana por un sitio próximo al poblado de Gibara, en la provincia de Holguín, con vientos sostenidos de unos 200 km/h y rachas de hasta 270 km/h. Ninguna de las máquinas del parque eólico Gibara 1, cuya potencia unitaria es de 850 kW, sufrió daños en su estructura, soportando vientos sostenidos y en racha mayores a lo previsto en su diseño. Los daños sufridos por el parque eólico tuvieron lugar en la infraestructura eléctrica y de control debido a la penetración del mar y las fuertes lluvias.
También Kuga Iwata, de la Asociación Japonesa de Energía Eólica, ha asegurado que ningún aerogenerador sufrió daños por el terremoto y posterior tsunami que asoló a Japón recientemente. Las operaciones de los aerogeneradores se paralizaron durante el terremoto, pero pasado ese momento todos los parques eólicos japoneses fueron considerados seguros y entraron en operación.
Según dio a conocer la Asociación Mundial de Energía Eólica (WWEA, en inglés), el parque eólico marino Kamisu, en Japón, se convirtió en el primero del mundo en «sobrevivir» ante un tsunami. Posee siete aerogeneradores de 2 MW de la firma Fuji Heavy Industries, instalados cerca de la costa. El Kamisu está a unos 300 kilómetros del epicentro del terremoto de 9,1 grados en la escala de Richter, y sufrió el impacto de olas de 5 metros de altura. El parque eólico quedó en pie y está operando, según dijo la Asociación Japonesa de Energía Eólica.
Conclusiones necesarias en Japón
Japón tiene 1 746 aerogeneradores y una capacidad de generación eólica instalada de 2 304 MW, después de haber añadido 221 MW en 2010. El profesor Arakawa, vicepresidente de la WWEA, manifestó su apuesta por las fuentes renovables de energía, y particularmente la eólica, para garantizar una «dieta energética saludable» en el país del Sol naciente: «Ahora tenemos que hacer fuertes esfuerzos en Japón dirigidos a enfocarnos mucho más en las renovables, especialmente la energía eólica, para la próxima hoja de ruta de la energía y el medio ambiente. Varios estudios han demostrado que Japón es bendecido con una abundancia de viento y otros recursos renovables, los cuales pueden ser usados para reconstruir y fortalecer nuestro país… Estoy confiado de que Japón sacará las conclusiones necesarias de los incidentes recientes y empezará a convertirse en una nación energéticamente renovable».
Gibara 2
De acuerdo con estudios realizados, Cuba posee un potencial eólico que supera la capacidad instalada hoy en el país en centrales térmicas y grupos electrógenos. Expertos de la Unión Eléctrica aseguran que unos 2 000 MW serían económicamente viables para cubrir parte del consumo nacional. Con la entrada en operación del parque Gibara 2 en 2010, Cuba tiene cuatro parques eólicos experimentales y una potencia instalada total de 11,2 MW, lo que la coloca en el lugar 57 entre 82 países que reportan el empleo de la energía eólica para generar electricidad. Gibara 2 tiene seis aerogeneradores producidos por una empresa china líder mundial en tecnología eólica. La potencia unitaria de cada una de las turbinas de Gibara 2 es de 750 kW y la masa de los mástiles con las góndolas y las aspas es de 80 toneladas. Estas máquinas pueden soportar rachas de viento de 242 km/h y vientos sostenidos de hasta 198 km/h.
Menos fósiles y nuclear
El paradigma energético sostenible requiere de un «menú energético balanceado y limpio». La energía eólica desempeñará un rol esencial en ese modelo. Sus detractores solo se fijan en una característica de la energía eólica, que es la intermitencia de los vientos. Esto la descalificaría como fuente apropiada para la generación base, o sea, que no serviría para «despachar» electricidad a partir de la demanda de los usuarios. Pero en Rokkasho, Japón, hay un parque eólico de 51 MW que trabaja asociado a un sistema de almacenamiento de energía en un banco de baterías de sulfuro de sodio. El conjunto permite atenuar los caprichos de Eolo y estabilizar un tanto la generación del parque. En Iowa, Estados Unidos de América, se ha concebido un parque eólico y un sistema de almacenamiento de energía en aire comprimido que permitirá entregar electricidad «despachable». Estas y otras opciones de almacenamiento muestran que las preocupaciones con la intermitencia del viento están convirtiéndose en problemas manejables. Para avanzar rápidamente por ese camino a nivel mundial es necesario dedicarles menos dinero a los combustibles fósiles y a la energía nuclear, y usarlo en buscar soluciones avanzadas renovables y descentralizadas, basadas en el aprovechamiento de la energía solar directa e indirecta, complementadas con el almacenamiento de energía.
Steve Sawyer, secretario general del GWEC, ha expresado, refiriéndose al continuo aumento de la penetración de la energía eólica, que «incluso frente a una recesión global y una crisis financiera, la energía eólica continúa siendo una opción tecnológica en muchos países. La energía eólica es limpia, confiable y rápida de instalar, de modo que es la solución más atractiva para mejorar la seguridad del suministro, reducir las emisiones de CO2 y crear miles de empleos en el proceso». Como cualquier otra tecnología energética, la eólica no está exenta de impacto ambiental, pero al no requerir de agua para operar su huella hídrica es insignificante. De lo que no hay duda es que la tecnología eólica sale airosa de todas las pruebas a que se le somete. Apostar a esta es mirar con luz larga.
- El autor es especialista de CUBAENERGÍA y miembro de CUBASOLAR.