Mujeres y Medios de Comunicación Autor: Roberto Morejón Guerra Publicado: 21/09/2017 | 05:10 pm
El ingreso a la Educación Superior es un proceso complejo. Por una parte está su masividad, pues involucra a un gran número de aspirantes, y porque incluye una serie de eventos sucesivos que se realizan en fechas consecutivas.
Además no puede obviarse lo sensible de su desarrollo, debido a que mediante este se decide quiénes ingresarán a la Universidad y en qué especialidad, lo cual tiene un impacto directo en la familia, la población en general y el futuro desarrollo del país.
En un encuentro de JR con secretarios ejecutivos de las comisiones de ingreso en diversas provincias, todos coincidieron en que el proceso de este año se está desarrollando con mayor calidad, a lo cual ha contribuido la integración de todos los organismos, en especial el Partido y el Gobierno de cada territorio.
Subrayaron la activa participación de los medios de prensa provinciales y nacionales, incluyendo las versiones para Internet, para esclarecer dudas de la población.
«La colaboración de la prensa fue muy valiosa. Nos ha evitado muchos trastornos, fundamentalmente con los familiares de los jóvenes, que en otras ocasiones han mostrado falta de conocimiento de los detalles del proceso», explicó Josefina Fonseca Ramis, secretaria ejecutiva en Santiago de Cuba, donde más de 5 000 estudiantes aspiran a ingresar a la Universidad.
En este mismo sentido opinó Marta Montano Rivero, su homóloga en Sancti Spíritus, quien afirmó que la población ha adquirido cultura del proceso de ingreso. «Los padres han entendido mejor los cambios, y la necesidad de que accedan a las universidades jóvenes que podamos formar en función del desarrollo del país.
«La familia comprende mejor que el joven que acceda debe hacerlo demostrando que sabe; no debe entrar aquel que no tiene las condiciones mínimas necesarias para poderse desempeñar luego en sus estudios superiores».
Aunque Matemática sigue siendo la asignatura con mayor número de dificultades, los representantes provinciales aseguran que se aprecia una mejor preparación para el ingreso.
Manuel Alejandro Guerrero, representante de Las Tunas, significó que hasta el momento, cuando aún faltan otras convocatorias y no es posible dar una apreciación completa del proceso, los resultados van siendo discretamente superiores, y en el caso de los egresados de preuniversitario se aprecia una mejor preparación.
Los directivos significaron que habrá que seguir profundizando en el trabajo vocacional, pues las carreras priorizadas no coinciden en muchas ocasiones con la aspiración de los jóvenes.
«Las agronómicas y tecnológicas son la prioridad —recordó Josefina—; sin embargo los muchachos siguen soñando con las de Humanidades, como Periodismo y Comunicación Social. Hay una marcada preferencia por el Derecho…
«Ya comienza a haber aspiraciones de hacerse ingeniero, y tenemos que seguir trabajando, porque este es un país eminentemente agrícola, y hacia allí tienen que estar nuestros científicos, para hacer producir la tierra».
Manuel Domínguez, secretario ejecutivo de la Comisión de Ingreso en Matanzas, aclaró que la convocatoria a extraordinarios será el día 15 de junio Matemática; el 17 Español, y el 20 Historia.
«Acudirán aquellos estudiantes que de manera muy justificada no pudieron asistir a la primera, o quienes hayan suspendido alguna asignatura. El aprobado es con 60 puntos, y no está permitido acudir a la segunda convocatoria para subir nota».
En La Habana el proceso es más complejo aún por su masividad, pues más de 8 000 estudiantes aspiran a entrar a la Universidad por diversas vías, de ellos más de 2 000 por Concurso.
José Luis León, secretario ejecutivo de la Comisión de Ingreso en el territorio, explicó que tomar en cuenta la realización de dos convocatorias es muy importante, pues el año pasado se violentó el proceso al realizarla de manera emergente. «El objetivo es que se cubra el plan de plazas, porque de otro modo se compromete el desarrollo económico del país».
León alertó que los estudiantes de las vías de preuniversitario y Orden 18 que van a segunda convocatoria deberán hacer un nuevo llenado de planilla, a partir del plan de plazas que se elaborará con las carreras que no fueron cubiertas por los aprobados en el examen ordinario.
Precisó que estas planillas las llenarán en sus preuniversitarios, y dispondrán de 72 horas para hacerlo a partir de que se publique el nuevo plan de plazas, entre los días seis y siete de este mes.
Los jóvenes que optan por la vía de concurso no tendrán que llenar de nuevo planillas, pues el otorgamiento será en julio.
«Para ellos se sumarán las plazas del plan original por Concurso y las que no sean ocupadas por los jóvenes de las otras vías de ingreso.
«Esto es muy beneficioso —dijo—, pues el año pasado todos los que aprobaron por Concurso obtuvieron una plaza; quizá no la especialidad que deseaban, pero pudieron acceder a la Universidad».
Aunque todavia no ha terminado todo el proceso de ingreso a la Universidad, es evidente que aún dista de lo que se requiere la preparación que se les da a los jóvenes para que puedan salir airosos en los exámenes que deciden el curso de sus vidas. El mecanisno que garantiza la apropiación del conocimiento todavía exige muchos ajustes.
Sin espacio para las dudas
Un programa de computación elaborado por investigadores del Centro de Estudios para el Perfeccionamiento de la Educación Superior (CEPES), de la Universidad de La Habana, regula todo el proceso de ingreso a las carreras a nivel nacional.
La investigación, que fue premio de la Academia de Ciencias de Cuba en 2007, incluye todo el proceso de organización de los exámenes de ingreso, sus calificaciones y el escalafón para la asignación de las carreras.
Recoge información de cada estudiante: índice académico, datos personales y sociales, que permiten luego hacer investigaciones para saber la composición de la matrícula y sugerir al Ministerio de Educación Superior políticas para el ingreso.
Entre los aspectos más novedosos se destaca que el sistema otorga a cada estudiante una codificación, por lo cual el tribunal que califica no conoce la identidad del estudiante, ni quién elabora el escalafón.