Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El petróleo no se ha acabado; va a acabar con nosotros

El futuro de la civilización humana pertenece por entero a las energías renovables. Un vistazo al desarrollo de estas en Cuba a propósito de la VII Conferencia internacional sobre el tema que este viernes concluye en La Habana

Autor:

René Tamayo León

No soñemos: ninguna fuente energética es absolutamente limpia; ni siquiera las renovables. Todas dejan su marca, su huella en el medioambiente. Pero seamos realistas: las energías renovables tienen un impacto inconmensurablemente menor que los combustibles fósiles.

Aunque durante la producción de electricidad la mayoría de estas no contaminan, al menos durante el proceso de construcción de los equipos, instalación, mantenimiento e incluso operación hay gastos y acciones que implican o necesitan aún de energías contaminantes.

Un ejemplo: en la fundición de metales y la elaboración de otros materiales que conforman sus dispositivos tienen un gran peso las matrices energéticas no renovables. Lo mismo puede ocurrir durante el movimiento de tierra para poner un parque eólico o una hidroeléctrica, o en el transporte del personal para colocarlas, operarlas, darles mantenimiento...

Esto es bueno decirlo porque la apología a ultranza siempre conduce a ingenuidades o, peor aún, a extremos. Mas, si se comparan con las fósiles, la huella ecológica de las energías renovables es casi cero.

Y ni pensar en los riesgos de un accidente nuclear (cada día que nos despertamos, ahí está Fukushima).

El petróleo sigue ahí

Las reservas supuestas y demostradas de petróleo y gas en los yacimientos económicamente suntuarios, es decir, para ser explotados con las tecnologías disponibles hoy, se agotarán a la vuelta de unos pocos años. Sin embargo, en la zona ártica, por ejemplo, hay grandes reservas de estos combustibles.

(Y uno se asusta de solo pensar si en esas regiones heladas —cruciales para la continuidad de la vida en el planeta, al menos como hasta hoy se conoce— se produjera un accidente como el provocado por el colapso de la plataforma de perforación de la British Petroleum en el golfo de México).

Resumen: el petróleo no se ha acabado; pero va a acabar con nosotros.

Así pasará si los centros de poder del mundo —los grandes conglomerados industriales y financieros y sus gobiernos— continúan frenando y boicoteando los acuerdos multilaterales para poner coto al desenfreno de la contaminación aérea, terrestre y marina; y si sus sociedades hiperconsumistas siguen derrochando a tuti pleni, a manos llenas.

Cuba renovable

A raíz de la crisis energética de 2004 y 2005, el uso y desarrollo de las fuentes renovables para la producción de electricidad y el ahorro de combustibles fósiles se priorizó como parte de la política de la Revolución Energética.

Es un programa que ha permitido a la nación asegurar la sostenibilidad en este vital sector, e ir fomentando —poco a poco— la conciencia del ahorro y el uso responsable de las energías, tanto económica como ambientalmente.

El estudio e impulso de las fuentes renovables de energía en Cuba es de larga data. No obstante, la prioridad que se le ha dado en los últimos años ha promovido acciones, inversiones e investigaciones que han permitido a la sociedad y a la comunidad científica especializada consolidar su implementación y evolución a corto, mediano y largo plazos.

Hoy finaliza en el Palacio de  Convenciones de La Habana la VII Conferencia Internacional de Energía Renovable, Ahorro de Energía y Educación Energética.

Fue una buena oportunidad para asomarnos a lo que hemos hecho y se hará, y a cómo van en la región latinoamericana y el mundo estas disciplinas.

Las páginas de nuestro diario y el resto de los medios han dado cobertura al encuentro. Hoy queremos abundar más en lo dicho en sus plenarios y comisiones, y en lo recopilado en los programas y resúmenes del encuentro, organizado por varias instituciones cubanas ocupadas en el tema.

Poco pero ¡Muuchooooo!

Supimos así que en 2010 las fuentes de energías renovables produjeron en Cuba 570,4 GW h. Eso es alrededor de 13 días de generación eléctrica del país.

No es mucho, ¡pero es algo! Y hasta más que bastante: al menos para demostrar que nos enrumbamos por un buen camino.

El ingeniero Juan Manuel Presa Sagué, vicetitular del Ministerio de la Industria Básica, disertó en la apertura de esta VII Conferencia internacional sobre Las fuentes de energía renovable en Cuba.

Su conferencia magistral nos permitió conocer los principales proyectos de interés sobre fuentes renovables de energía a realizar en Cuba en los próximos años, entre ellos:

—Los parques eólicos. Según el experto, es posible instalar de inmediato hasta 600 MW con alto coeficiente de utilización.

—Las plantas de generación de electricidad a partir de biomasa cañera, con un potencial de entre 108 y 150 MW.

—Plantas de biogás para generar electricidad a partir de desechos porcinos, vegetales y otros, con un potencial que pudiera llegar a 100 MW.

—Parques fotovoltaicos, con una capacidad pronosticada de hasta 200 MW.

—Pequeñas centrales hidroeléctricas, con un potencial en tiempos normales (sin sequías o intensas lluvias) de entre 1 y 3 MW, para una capacidad total de 100 MW.

Y hay más

El archipiélago puede, también, desarrollar plantas de generación a partir de biomasa forestal, cuya planta piloto está instalada en la Isla de la Juventud.

La lista, empero, solo es un vistazo. Y casi que se puede tocar con las manos. Pero, hay más.

La ruta de las energías renovables en nuestro país es aún mayor. Son programas y perspectivas bien «aceitados».

Sirva como otro ejemplo conocer que contamos con al menos 16 grupos nacionales que se ocupan del tema. Y no es burocracia fatua; tras cada uno de estos programas hay centena-res de ejecutivos e investigadores consagrados en lo suyo: con ciencia, conciencia, voluntad, sacrificio.

Las instituciones del Estado y la comunidad científica nacional que se empeñan en el desarrollo de las fuentes renovables han conformado equipos que se ocupan de los más variopintos aspectos sobre el tema.

Unos van desde el análisis sobre las potencialidades de la energía hídrica hasta la eólica, pasando por la biomasa forestal y cañera; desde la energía solar y fotovoltaica, pasando por los biocombustibles; desde la geotermia al uso del hidrógeno, pasando por la energía del mar; desde la eficiencia energética a la construcción de partes, piezas y equipos para el desarrollo de estas energías, pasando por la eficiencia del transporte; desde el despliegue de la cogeneración a la expansión de los molinos de viento para el bombeo de agua, pasando por el biogás...

Caimán verde

Los 570,4 GW h de electricidad producidos en Cuba durante el año 2010 significaron el ahorro de 146 513 toneladas de petróleo, según la eficiencia de nuestras plantas térmicas.

Las «energías verdes» —como me gusta decirles, aunque a veces no tengan ni color— pueden aportar mucho más.

Baste saber que cada metro cuadrado del archipiélago es capaz de producir 5 kW h por día. Es decir, que este sol que nos abrasa, pero al que ninguno queremos renunciar, es capaz de aportarnos anualmente 1 800 KW h al año.

Es una cifra potencial. Un día de estos sabremos a cuánto llegamos.

Eso sí: el futuro de la civilización humana pertenece por entero a las energías renovables. O lo hacemos así o el «barco» se hunde.

Cuba tiene muchas bendiciones. El trópico es otra de ellas.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.