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Magia parece, ciencia es

Los resultados en procesos productivos santiagueros demuestran la validez de extender el empleo del Tratamiento Magnético del Agua como un importante paso hacia la eficiencia

Autor:

Gretchen Gómez González

SANTIAGO DE CUBA.— En el hotel Villa San Juan, de esta ciudad, se ahorraron 3 000 kW en los últimos tres meses… La producción de hortalizas en la Unidad de Cultivos Protegidos de Campo Antena se destaca entre los cinco polos agrícolas de su tipo en el territorio cabecera, con utilidades en el 2010… El rendimiento de las gallinas ponedoras en la Unidad Agropecuaria El Tablón, del municipio santiaguero de San Luis, ha aumentado desde el 2009.

Estos hechos, aparentemente inconexos, tienen un elemento en común: el Tratamiento Magnético del Agua (TMA).

Sobre esa tecnología, JR conversó con la ingeniera Rebeca Conde García, directora de Transferencia de Resultados de las Investigaciones del Centro Nacional de Electromagnetismo Aplicado (CNEA), en esta ciudad.

—¿Qué son los magnetizadores y cuál es su relación con el TMA?

—Los magnetizadores son un conjunto de imanes que permiten el tratamiento magnético del agua. Este es un método físico no invasivo que evita o elimina la formación de incrustaciones y mejora la eficiencia de los sistemas ingenieros, ya sea hidráulicos o intercambiadores de calor (calderas, turbos, bombas de vacío, calentadores y evaporadores). En la agricultura se puede aplicar a los diferentes sistemas de cultivo y riego.

«El Tratamiento Magnético del Agua se viene aplicando por los investigadores del CNEA en sistemas ingenieros industriales desde 1992, en el sector agrícola desde el 2000 y en el pecuario-avícola desde 2009. Los magnetizadores fueron registrados en 1997, y hoy tienen más utilidad que nunca».

—¿Por qué cree que son más útiles que nunca?

—Sus beneficios lo explican. Con la colocación de 18 magnetizadores en el hotel Villa San Juan, en 2010, no solo se ahorró energía eléctrica, sino también volvió a funcionar la hielera y se espaciaron los mantenimientos de los calentadores de agua, lavavajillas y cafeteras.

«Para el tratamiento del agua de la piscina no se han utilizado estabilizadores de pH, ya no hay crecimiento de algas en esa área y por tanto ha disminuido el empleo de productos químicos, fundamentalmente cloros, que son importados. Ahora la instalación brinda un servicio de mayor calidad y han disminuido sus costos y gastos.

«Los 13 magnetizadores instalados en Campo Antena, polo de 23 casas de cultivo protegido, unidos al ahorro energético, contribuyen al aumento progresivo de la productividad, que fue en 2008 de un diez por ciento, en 2009 de un 12, y en el 2010 de un 15 por ciento.

«Los tomates, pepinos y ajíes de gran calidad obtenidos allí, se logran en un menor ciclo de cosecha. Las plantas sobreviven más, ofrecen mayor resistencia a los agentes patógenos y se nota el incremento de la longitud del tallo y del número de raíces y ramas.

«En la Unidad Agropecuaria El Tablón, en 2009, las gallinas ponedoras que consumieron el agua tratada magnéticamente pusieron en un año 62 203 huevos más que las que no la ingirieron, y además aumentaron de peso, por lo que una vez culminado su ciclo de vida productivo aportaron mayor cantidad de carne».

—¿Qué hace tan efectivo el empleo de los magnetizadores?

—Las tuberías por las que circula agua con el tiempo sufren incrustraciones, lo que obstruye el paso del líquido. Esto provoca la sobrecarga de las bombas, un sobreconsumo de energía eléctrica y afectaciones al funcionamiento de los equipos que disminuyen su vida útil.

«El agua tratada magnéticamente aumenta su solubilidad, con lo que se remueven las incrustaciones —que sin el dispositivo se eliminan por medios mecánicos (golpes) o con productos químicos, generalmente importados y dañinos al medio ambiente—, funcionan mejor los equipos y los animales y las plantas asimilan mayor cantidad de nutrientes.

Los magnetizadores son de fácil instalación, no requieren operarios, ni mantenimiento y son altamente resistentes. No consumen energía eléctrica, sustituyen importaciones, tienen menor peso y tamaño que sus antecesores los electroimanes, y no dañan el medio ambiente.

«El CNEA está en condiciones de generalizar planificadamente estos resultados, pero para ello los decisores de cada lugar deben incluirlos en los planes técnico-económicos y simplificar para los campesinos los mecanismos de acceso al dispositivo».

Una vez instalado, hay que crear la conciencia en el trabajador de su uso y protección. Así, esto que parece magia, pero que es ciencia, puede sumarse decisivamente a los esfuerzos por mejorar nuestros resultados económicos.

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