El ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, destacó este jueves que existe un criterio abrumadoramente mayoritario contra la política del gobierno norteamericano hacia la Isla, al valorar el encuentro que desde el miércoles sostienen nacionales residentes en el exterior con autoridades cubanas.
El Canciller especificó que ese rechazo se patentizaba específicamente en las peticiones del levantamiento inmediato e incondicional del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por EE.UU. a Cuba. Esta política no es solo una violación de los derechos humanos del pueblo cubano, sino que afecta las relaciones entre la Patria y su emigración, dijo.
El cerco económico de Washington contra Cuba es precisamente uno de los temas del diálogo que sostienen, desde el miércoles, emigrados cubanos con autoridades de la Isla, en el Palacio de Convenciones de la capital.
Rodríguez Parrilla también anunció que el próximo 19 de febrero ambos países tendrán en La Habana una segunda ronda de conversaciones migratorias, pero que aún Washington no responde a la propuesta de la Isla de negociar un nuevo acuerdo migratorio y sostener un diálogo en torno al tráfico ilegal de personas.
Precisó que la inmensa mayoría de los emigrados cubanos tienen pasaporte habilitado para entrar y salir al país cuando lo deseen, y recordó que el presidente norteamericano Barack Obama no ha realizado cambios reales en la política de Washington hacia Cuba, sino que solo ha desmontado las más brutales medidas que adoptó su predecesor, George W. Bush, para dividir a la familia cubana e impedir las comunicaciones entre los emigrados residentes en Estados Unidos y sus familias en Cuba.
Destacó además que el jefe de la Casa Blanca no ha movido un dedo para poner en libertad a los cinco luchadores antiterroristas cubanos presos injustamente en Estados Unidos, cuando, como presidente, tiene «todas las facultades y la obligación ética para hacerlo inmediatamente como un acto de justicia y de clara posición frente al terrorismo internacional».
Los Cinco «son luchadores antiterroristas como se reconocerían en cualquier lugar del mundo. Son presos políticos sujetos a un proceso penal espurio en violación de los procedimientos y las leyes norteamericanas, por el solo hecho de prevenir actos terroristas que hubieran costado vidas de ciudadanos cubanos y norteamericanos».