Declaración de la Comisión de Relaciones Internacionales de la Asamblea Nacional del Poder Popular
En los últimos días, el pueblo cubano ha reaccionado masivamente con justa indignación ante las recientes medidas dictadas por el Gobierno de Estados Unidos de imponer controles de seguridad más rigurosos en todos los aeropuertos del mundo, a pasajeros que con pasaporte de Cuba pretendan viajar a ese país, o aquellas personas que transiten a través de Cuba.
El momento escogido para tal inclusión fue el que siguió al sentimiento de preocupación general por el anuncio de un intento de atentado terrorista contra un vuelo de la Northwest Airlines en ruta a Detroit el 25 de diciembre último, y la inclusión de Cuba reintenta justificar su supuesta condición de patrocinadora del terrorismo internacional.
Sectores de la opinión pública mundial han rechazado también el insólito argumento, porque saben que Cuba ha sido la víctima histórica de una política de terrorismo durante medio siglo llevada a cabo por casi una docena de administraciones de Estados Unidos, que como en los casos de la invasión a la Isla por Playa Girón, en 1961, y los planes de atentados a Fidel Castro, fueron reconocidos públicamente por el Presidente y el Congreso de ese país, respectivamente.
Las acciones terroristas de Estados Unidos, encaminadas a cambiar el orden económico social en Cuba, han provocado la muerte de 3 478 de sus hijos y la mutilación de otros 2 099. La lista de hechos de este tipo es muy larga, el más atroz y primero contra un avión civil en el Hemisferio Occidental fue la voladura en el aire de un avión de pasajeros, cuyos autores Orlando Bosch Ávila y Luis Posada Carriles residen libre y tranquilamente en Miami.
La responsabilidad de Estados Unidos en la impunidad de este horrendo crimen y de muchos otros, según consta en documentos oficiales de ese país, y la burla de las obligaciones que asumió en la ONU como parte de la lucha internacional contra el terrorismo, priva a su Gobierno de todo derecho y toda moral para erigirse en acusador, juez o calificador de la conducta de nadie en el mundo.
Esa actitud de doble rasero se prueba en el caso de los cinco cubanos antiterroristas, presos en cárceles de Estados Unidos por luchar contra el terrorismo en un proceso judicial que dura más de una década durante el cual los acusados y sus familiares ha enfrentado un trato extremadamente cruel.
En cambio, el proceder de Cuba en este terreno ha sido ejemplar, dando cumplimiento estricto a las obligaciones emanadas al respecto de las resoluciones 1267, 1373 y 1540 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y en ese espíritu, ha colaborado de manera activa y en varias ocasiones, con el Gobierno de Estados Unidos.
La política del Departamento de Estado Norteamericano de incluir a Cuba en una lista anual de países patrocinadores del terrorismo internacional data del Gobierno de Reagan. Ello forma parte de la hostilidad permanente de Estados Unidos contra la pequeña Isla, que por su actitud indócil es víctima permanente de esa manía imperial de confeccionar listas negras sobre terrorismo, trata de personas, derechos humanos, libertad religiosa, etc.
Las medidas suplementarias de control de seguridad a los cubanos se adicionan a las existentes, ya de por sí selectivas por motivos políticos, derivadas de su clasificación de nación "promotora del terrorismo internacional", lo que implica la implementación, en toda la estructura burocrática del gran país, de restricciones fuertemente discriminatorias, como es la negativa de visados en el caso de nuestros diputados, funcionarios y personalidades, que deben participar en encuentros intencionales en el país vecino.
El fondo de esta medida de Estados Unidos es de carácter político, carece de todo fundamento y tiene el evidente propósito de justificar el bloqueo contra Cuba, que la comunidad internacional rechaza abrumadoramente.
Con estas acciones, la primera potencia mundial hace otro gran ridículo, pues nadie le da veracidad al pretexto de la supuesta promoción del terrorismo. ¿Creen en esa falacia los 183 países que tienen relaciones diplomáticas normales y plenas con Cuba de los 192 representados en ONU, y que de éstos 187 condenen a Estados Unidos por su política de bloqueo, en una votación en la que ningún país se ausentó? ¿En el rechazo a esta política, apoyarían a un país terrorista las cumbres del CARICOM, la Iberoamericana, la de América Latina-Unión Europea, y los países No Alineados con una Declaración Especial, por primera vez en la historia, y el Grupo de Río, también por primera vez?
¿Cómo puede ser que a una nación que promueva el terrorismo otras 123 les permitan abrir embajadas en sus territorios? ¿Cómo a un país tan peligroso lo puedan visitar en el año que acaba de concluir, 41 jefes de Estado, 28 cancilleres, en visitas oficiales, y 43 cancilleres para la reunión preparatoria de los No Alineados?
¿Puede ser un país promotor del terrorismo internacional, precisamente el elegido, como Cuba, para el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas y además tenga allí una exitosa presentación ante el Mecanismo de Revisión Periódica Universal?
Incuso en la Asamblea General de la OEA, que llegó a ser identificada como Ministerio de Colonias Yanki, reunida en San Pedro Sula, Honduras, EE.UU. no pudo oponerse al acuerdo de reparación histórica a Cuba al eliminar su exclusión de este organismo.
En Cuba están acreditados 164 corresponsales de prensa de 35 países y el pasado año la visitaron más de 1 200 periodistas de 79 países y en ninguno de sus trabajos publicados se señala un dato que indique o insinúe algún estímulo al terrorismo internacional.
En el terreno legislativo, nada tiene parecido alguno con esta valoración injusta, pues Cuba está insertada activamente en diversas organizaciones parlamentarias del mundo y del continente americano, en las que goza de prestigio por su desempeño, como en la Unión Interparlamentaria, el Parlamento Latinoamericano, la Confederación Parlamentaria de las Américas, el Foro Interparlamentario de las Américas. En la Asamblea Nacional de Cuba hay organizados 93 grupos parlamentarios de amistad que responden a otros tantos creados en todos los continentes con representación de distintas fuerzas políticas.
La Comisión Permanente de Relaciones Internacionales de la Asamblea Nacional de la República de Cuba expresa su total repudio a la implementación de las medidas anunciadas por el Gobierno de Estados Unidos y respalda la Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba del pasado 7 de enero, en la que se detallan las acciones emprendidas por Cuba para honrar cabalmente sus compromisos internacionales en la lucha antiterrorista.
De igual manera llama a los legisladores que integran los parlamentos internacionales, regionales, federales y nacionales, así como a las respectivas comisiones de relaciones internacionales y a los grupos parlamentarios de Amistad a que no se dejen engañar por esta otra gran mentira contra Cuba y la rechacen por ofender la verdad y la dignidad del mundo.
La Habana, 11 de enero de 2010.
Comisión de Relaciones Internacionales
Asamblea Nacional del Poder Popular