Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Seguir siendo útiles

Jóvenes de todo el país celebrarán, este 6 de diciembre, en Conferencia Nacional, el aniversario 45 de las Brigadas Técnicas Juveniles

Autor:

Rocío Trujillo Olivares

Juventud es sinónimo de entusiasmo, de dinámica, de creatividad. Juventud es apasionarse con el trabajo, y creer, y hacer revolucionar el mundo. Por lo menos eso pensaban aquellos jóvenes de los `60 que asumieron las tareas muy difíciles y de mucho empeño.

«Hay muchas cosas que hoy vemos como naturales que en los primeros años de la Revolución no existían. El país acababa de salir de la Campaña de Alfabetización y los centros científicos estaban prácticamente por crearse. A partir del año 1962 es que la Academia de Ciencias se fortalece y comienza a buscar formas de organizar institutos y grupos de investigaciones que no existían, a hacer expediciones… había mucha expectación. La visión de Fidel fue espectacular, como tantas veces», asegura el doctor Ismael Clark, presidente de la Academia de Ciencias de Cuba.

El término Brigadas Técnicas surgió entre 1961 y 1962 en la Facultad de Tecnología de la Universidad de La Habana. Eran un grupo de estudiantes de tercero y cuarto años de ingeniería y arquitectura que, en coordinación con el Ministerio de Industria, iban a las fábricas para tratar de resolver problemas técnicos. «Todo eso se coordinó con el Che, por lo que el nombre ya estaba matriculado», afirma el ingeniero José Ramón López, primer presidente de las Brigadas Técnicas Juveniles (BTJ).

Creación de un Movimiento

La idea se consolidó cuando la graduación del primer contingente de obreros calificados. Eran poco más de 4 200 entre mecánicos generales, automotrices, plantilleros, electricistas y dibujantes.

«La cifra de graduados que se anunció durante la reunión con los diferentes ministerios para conocer la disponibilidad de empleos de ese año, sorprendió a todos. Los representantes de los organismos comunicaron que no tenían trabajo para tantas personas», argumenta López.

Para resolver este incidente y ante la necesidad del país de formar técnicos medios e ingenieros, se decidió que siguieran estudiando. Fue entonces que se crearon asambleas provinciales para comunicarles la situación a los estudiantes. Pero estando muy próximos a comenzar nuevamente en los centros estudiantiles, los organismos comenzaron a pedir egresados.

«Esto se le volvió a informar a Fidel y se decidió la incorporación laboral de los muchachos, siempre y cuando se garantizara su continuidad de estudio. Fue cuando surgió la idea de organizar brigadas técnicas que aseguraran la superación de los jóvenes. El mayor problema fue establecerles un sistema de estudios. Lo resolvimos con la creación del Instituto Tecnológico por Correspondencia, en el que algunos graduados en ingenierías ejercían de profesores», comenta López.

Fue sin dudas un momento que marcó a toda una generación. A unos por los sucesos, a otros por los cambios, a algunos por el protagonismo que exigía la época.

«Se me quedó grabada una frase que dijo por aquellos días nuestro máximo líder: “Hemos hecho la revolución social para hacer la revolución técnica”. Ahí era donde entrábamos nosotros. Cada cual sentía que esa era su parte de la revolución», recuerda el doctor Clark.

Finalmente el 6 de diciembre de 1964 se decidió la creación de las Brigadas Técnicas Juveniles, y en menos de un mes ya había diez, y otras 30 estaban en fase de organización.

Eran días de ajetreos en fábricas, talleres, empresas, y centros de producción del país. Necesitaban estar informados, comunicarse entre todos… distraerse también. Surge así la revista Juventud Técnica, en la cual, a través de secciones fijas, se informaba sobre métodos, técnicas o curiosidad de las diferentes esferas. Esta aspiraba a ser el órgano oficial de las BTJ. «La creamos como una versión socialista de una revista americana que se llamaba Mecánica Popular», asevera José Ramón, quien fue además su primer director.

Jóvenes brigadistas

Las brigadas se crearon para despertar en los jóvenes el interés por la superación, el conocimiento, las destrezas y habilidades; y también para aplicarlas a favor de cubrir las necesidades del país. Eso implica estar constantemente adquiriendo y aplicando nuevos conocimientos. Hay quienes se preguntan si aún tienen sentido, si vale la pena que permanezcan habiendo otras organizaciones sociales que aparentemente hacen funciones semejantes.

«Si las brigadas insertan en su estilo de trabajo las realidades del momento, entonces tienen un papel permanente. Deben ser capaces de captar la sensibilidad y las inquietudes de los jóvenes y canalizarlas hacia el desarrollo de los conocimientos que el país necesite», agrega el presidente de la Academia de Ciencias.

La palabra clave tiene que ser: actuar. Seguir siendo jóvenes, no solo en edad, sino también en las acciones.

«Las BTJ de hoy deben ser útiles para la dirección del estado cubano. Ser útil significa identificar los problemas y tratar, desde nuestra misión, de solucionarlos. Eso es algo que nos falta perfeccionar. Nuestra misión no ha variado. Las BTJ contribuyen a la formación científico-técnica y profesional de los niños, adolescentes y jóvenes cubanos en la búsqueda de nuevas fuentes de conocimiento, y en la aplicación de los ya obtenidos ante la realidad socio-económica del país», puntualiza Teresa Viera, presidenta nacional de las BTJ.

Estas brigadas surgieron como un movimiento de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y como una herramienta de trabajo que busca convertir a cada joven profesional en el profesor de su compañero de trabajo. Esto repercute en el incremento en la productividad, en el desempeño laboral, y en la calidad del servicio que se brinda, dependiendo del sector.

«Lo que más nos preocupa en estos momentos es hacernos imprescindibles para el trabajo de la UJC. Esa es una necesidad de nuestra organización. Seremos más útiles en la medida en que generemos ideas y formas de actuar. Es nuestra misión responsabilizarnos con el desarrollo socioeconómico del país, por eso necesitamos que los recursos humanos capacitados se correspondan con la demandas sociales que hoy existen», asegura la presidenta actual del movimiento.

45 años de historias

Las celebraciones por el aniversario 45 de las BTJ se han desarrollado durante todo el año a través de dos eventos paralelos: la XIII Exposición Forjadores del Futuro y la

X Conferencia de la BTJ, que culminará mañana día 6.

«La plenaria tendrá como principal punto a debatir la interrogante ¿Cómo seguir siendo útiles? Vamos a modificar algunas de las cláusulas de nuestro reglamento. Hoy la realidad es otra; de ahí que el movimiento tenga que abrir sus horizontes de trabajo en virtud de ser más coherentes con la realidad de la sociedad cubana actual», puntualiza la presidenta de las BTJ.

El día 5 en la noche, recordando los diez años del inicio de la Batalla de Ideas los brigadistas se reunirán con jóvenes delegados a la VIII Conferencia Nacional que se realizaba por aquel entonces. En este encuentro establecerán una declaración por la liberación de los Cinco Héroes.

En la mañana del 6 se van a realizar en todas las cabeceras provinciales, con sede central en el Gran Parque Metropolitano de la Habana, un Festival de Ciencia y Tecnología Vocacional. «Será una gran fiesta del saber y el conocimiento que motivará el interés por las ciencias de niños y jóvenes», recalcó finalmente Teresa Viera.

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