CIEGO DE ÁVILA.— «Pienso, luego existo», aseveraba el filósofo René Descartes. La frase, la emblemática del pensador francés, encerraba en sí todo un reconocimiento al beneficio de la duda y uso de la razón. Ella, con toda su carga de significados, se convirtió en uno de los pilares de los movimientos ilustrados del siglo XVIII y uno de los motores ideológicos de ese ciclo de revoluciones, que tuvo en la de Francia su sello identificador por excelencia.
Una de las razones del poderío de esa aseveración se podría encontrar en su implícita incitación a actuar, pero solo desde el reconocimiento real y la responsabilidad que entrañan los actos. Por lo tanto, el hecho de existir se concretaba con un acto de pensar pero también con una actuación.
Es, en esa simbiosis de pensar y actuar, ante la que hoy se encuentra la Unión de Jóvenes Comunistas, aunque con la advertencia de que su trabajo no puede quedarse solo en la retórica y las catarsis de un Comité de Base de la UJC. Y ello se apreció en la Asamblea Abierta de la organización celebrada en la Empresa de Cepillos y Artículos Plásticos Juan Antonio Márquez de Ciego de Ávila.
Ante la pregunta de cómo los jóvenes aseguran la continuidad de la Revolución, surgieron numerosos criterios, ejemplos y situaciones concretas sobre las cuales incidir. Una de ellas: ¿por qué si esa es una entidad con un universo juvenil de 40 jóvenes, la UJC solo crece con cuatro?
La importancia se aprecia cuando se toma en cuenta que la Juan Antonio Márquez es una de las entidades de la Industria Ligera del país muy comprometida con la sustitución de importaciones. Por ello en los últimos años ha sido objeto de importantes inversiones que han modernizado paulatinamente su maquinaria.
Y esa trascendencia del trabajo de la UJC se aprecia, además, en el hecho de que la empresa fue elegida para seleccionar un delegado directo al próximo Congreso de la organización, elección que se efectuará el 30 de noviembre.
Sin embargo, hace falta hacer más. A un joven trabajador le preguntaron: «¿Estás dispuesto a ingresar a la Juventud?» El muchacho dijo: «A mí nunca me lo han propuesto. ¿Qué tengo que hacer?» El comentario es emblemático, pues según trascendió en el encuentro, existe satisfacción con el trabajo de la militancia juvenil; pero todavía ese beneplácito no es pleno, entre otras razones, por esa falta de crecimiento.
«No es el número por el número —advertía Yamila Cruz Padrón, primera secretaria del Comité Provincial de la UJC—. La cantidad tiene que ser primero un criterio de calidad y una representación del trabajo hecho por la militancia dentro de su universo juvenil».
Por ello, como expresó Erliosmary Cruz Torre, militante de la UJC de la fábrica, es necesario acercarse más a los demás compañeros. Puso de ejemplo que, si bien en los casos de ilegalidades detectados no ha estado envuelto ningún miembro de la organización, si se han tomado sanciones con trabajadores jóvenes lo que debe ser un tema de atención de la Juventud Comunista.
«Es cierto que debemos acercarnos más a nuestros compañeros —señaló Erliosmary—. No basta con hacernos dueños de la fábrica el día en que el Che la fundó o celebrar el Día de las Madres, los Padres y ayudar a mejorar el clima entre los trabajadores. Tenemos que pegarnos más a los problemas. Esa tiene que ser nuestra prioridad».