Una mejor selección de los futuros maestros y un conjunto de medidas para elevar la preparación de los docentes se pondrán en práctica a partir del próximo curso escolar
«El mayor reconocimiento que puede recibir un maestro parte de su propia ejemplaridad, de la calidad con que desarrolle su clase, lo cual decide en la formación integral de sus alumnos», expresó el viceministro de Educación Rolando Forneiro Rodríguez, en entrevista exclusiva para JR.
«Cuando un profesor se siente preparado y tiene plena satisfacción en este sentido, disfruta en sí de un reconocimiento —aseveró—, por eso hacemos el énfasis en incrementar la preparación de los docentes.
«También es importante que ellos sientan que se escuchan sus criterios. En todas las medidas que estamos previendo para el próximo curso escolar se ha ido consultando con los profesores. Por ejemplo, los cambios en el sistema de evaluación tuvieron un nivel de consulta importante en cientos de secundarias básicas del país.
Rolando Forneiro Rodríguez. Foto: Raúl Pupo «Contamos con un conjunto de acciones dirigidas a lograr una mejor preparación de los docentes. Con ello, y tomando más en cuenta sus opiniones, logramos que sientan mayor motivación y compromiso con la labor que realizan».
—No siempre los mejores estudiantes, ni los más motivados, son los que asumen las carreras pedagógicas.
—Durante este curso hemos trabajado en un grupo de ideas relacionadas con el fortalecimiento al ingreso, sobre la base de lograr que accedan jóvenes más motivados, más comprometidos, y dispuestos no solo a hacer esos estudios, sino a ejercer la profesión y permanecer en ella.
«En primer lugar está el papel de los Institutos Preuniversitarios Vocacionales de Ciencias Pedagógicas (IPVCP) que en los últimos cursos han ido incrementándose en número, y se ha fortalecido en ellos el trabajo de orientación profesional.
«Los jóvenes que ingresan en estos centros, a la vez que transitan por el plan de estudio normal del bachillerato, reciben una preparación que los encamina hacia la profesión. Se les imparte la asignatura Teoría y práctica de la educación y se vinculan a una escuela del nivel para el cual se van a incorporar como maestros, en las cuales hacen prácticas sistemáticas o concentradas, con maestros de experiencia como tutores.
«En estos preuniversitarios tienen una labor importante los profesores de las Universidades de Ciencias Pedagógicas. Algunos son cuadros de dirección, otros imparten la asignatura de la cual te hablaba, y también abordan el tema de la ortografía y el dominio de la lengua materna. Esto propicia que esos jóvenes lleguen a la carrera con una mejor preparación».
—¿Cómo se realiza la selección de los estudiantes que acuden a esos preuniversitarios vocacionales?
—Al terminar noveno grado, el ingreso a los IPVCP forma parte del sistema de continuidad de estudios. Se hace una labor previa con ellos en las secundarias básicas, a través de las aulas pedagógicas, el trabajo con los monitores, que permite ir descubriendo quiénes tienen no solo actitudes, sino aptitudes para la profesión, y a partir del análisis de los que están motivados e interesados se realiza el proceso de selección.
«Tenemos 72 preuniversitarios de este tipo. Este curso escolar hemos logrado que de las aproximadamente 15 000 plazas otorgadas, más de 7 800 sean ocupadas por jóvenes procedentes de estos centros, que constituye más del 50 por ciento. El año pasado era aproximadamente 35 por ciento».
—¿El estudiante de estos centros vocacionales está obligado a elegir una carrera pedagógica?
—Bueno, ese es el objetivo, lograr que ingresen a esas carreras. El estudiante cursa allí el décimo y el onceno grado, y si no quiere una carrera pedagógica debe concluir el bachillerato en otro preuniversitario.
«En este curso, la inmensa mayoría de los estudiantes que cursan el grado 12 en esos preuniversitarios, más de 7 800, como te expresaba, han mostrado su disposición a continuar con el ingreso al magisterio.
«De todos modos, también hay una parte importante del ingreso a las carreras pedagógicas que proviene de los otros preuniversitarios, por lo tanto el trabajo de orientación profesional y motivación hay que seguir fortaleciéndolo en todos los centros de nivel medio superior.
«Quienes ingresan a la carrera son las hembras que terminan 12 grado y los varones con carrera diferida que regresan del año de Servicio Militar. Con este segmento, durante el actual curso, se ha trabajado de manera especial y, en los meses de julio y agosto, la FEU de los pedagógicos visitará la casa de estos jóvenes, para mantener el vínculo y el compromiso para el ingreso.
«Además en todos los preuniversitarios de ciencias pedagógicas, desde el mes de enero, los estudiantes que seleccionaron carreras pedagógicas están recibiendo una preparación intensiva en español, historia y matemática.
«No pensamos que está logrado todo, pero hemos avanzado con respecto a cursos anteriores. Hay provincias con una estabilidad, y otras con situaciones más complicadas, como las habaneras, Matanzas, Villa Clara y Ciego de Ávila».
—¿Qué acciones se realizan para elevar la preparación de los docentes, en particular de los que están en formación?
—En la carrera de Profesor General Integral de Secundaria Básica (PGISB) nuestro modelo, como para el resto de las carreras, establece que a partir de segundo año los estudiantes comiencen a dar clases. Se abrió un espacio de ocho horas durante la semana para la preparación del contenido de las clases, esto se organiza básicamente en dos sesiones de cuatro horas de trabajo. Además, el PGISB explica ciencias o humanidades por un período de tiempo, y luego intercambia con otro profesor.
«Este espacio para la preparación, según el criterio de los propios docentes, ha tenido buenos resultados. Se logró a partir de la organización escolar y con el apoyo de los otros profesores especialistas, es decir, en el tiempo que los estudiantes de secundaria están haciendo deportes o en la biblioteca, con el profesor de computación, de idioma o el instructor de arte, el PGISB se prepara».
—¿Y con respecto a los estudios universitarios?
—Vamos a aumentar el carácter presencial para el próximo curso escolar. Hoy se hace los sábados, ocho horas cada 15 días. Y sin abandonar esto, los maestros en formación van a tener tres frecuencias más, además de las que tienen con el asesor de ciencias y de humanidades.
«No son más asignaturas, ni más contenidos de los previstos, sino que multiplicamos el tiempo, con un profesor que les imparte clases de manera presencial, en las sedes municipales o en las secundarias básicas.
«Así nos aproximamos al método que tuvieron los primeros contingentes del Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech, que fue un sistema de trabajo-estudio exitoso.
«Este plan va a comenzar con los Maestros en Formación de Secundaria Básica y los de Primaria. Avanzaremos a los que imparten el nivel medio superior y la enseñanza técnico-profesional. La rapidez depende de la cobertura del personal docente que tenga la provincia.
«Además, estamos trabajando para aumentar el tiempo de estudio intensivo antes de asumir la docencia responsable. Hoy se cursa el primer año de la carrera y a partir del segundo se incorporan a los municipios y comienza el sistema de estudio-trabajo.
«En las provincias que la cobertura docente lo permita, estarán también el segundo año a tiempo completo en las Universidades de Ciencias Pedagógicas».
—En el próximo curso escolar se profundizará en la enseñanza de la Historia de Cuba y de la lengua materna en todos los niveles de enseñanza. ¿Cómo se abordará esta labor en las Universidades de las Ciencias Pedagógicas?
—Al igual que en el resto de la Educación Superior, en los pedagógicos estamos fortaleciendo el trabajo con la lengua materna. Aquellos profesores que tienen más dificultades con la ortografía y la caligrafía dedicarán más tiempo a esas materias.
«La incorporación en todos los grados de la secundaria básica de la Historia de Cuba, con un componente de la historia local, y como importante labor en la formación de valores, influirá también en la preparación de los docentes.
«Además, a partir del próximo curso se abrirá nuevamente la carrera de licenciatura en Marxismo-Leninismo e Historia en las Universidades de Ciencias Pedagógicas, primer paso en el análisis que estamos haciendo de los planes de estudios de las especialidades pedagógicas.
«La cantera está en los jóvenes que escogieron humanidades y hay muchos motivados. Estamos revitalizando el claustro, el plan de estudios, y pensamos que es un paso importante en la preparación de los nuevos profesores».
—¿Cómo se comporta la cobertura docente en la capital para el próximo curso escolar?
—La idea es mantener la mayor estabilidad posible en la Secundaria Básica. Se realizó un movimiento político que tuvo una respuesta favorable. Más de 800 profesionales están recibiendo hasta finales de julio una preparación, y se determinará quiénes están en condiciones de incorporarse a las aulas y quiénes seguirán estudiando.
«Ello permitirá no hacer una solicitud de más PGISB de otras provincias, manteniéndose los que están».
—Se argumenta que los profesores de preuniversitario necesitan prepararse mejor, sobre todo los de la capital que trabajan en la provincia de La Habana.
—Hay que diferenciar las posibilidades de cobertura de algunas provincias con respecto a otras. La Habana y Matanzas tienen una situación compleja, y cuentan con el apoyo de las provincias orientales y Pinar del Río, así como de Cienfuegos en Matanzas, con profesores graduados o en formación que cursan los años superiores.
«La base para tener un espacio dedicado a la preparación, más presencial, está en contar con los profesores que hacen falta. Si se tienen menos docentes se recarga la actividad de los que están. Eso ocurre en Jagüey Grande y La Habana.
«Estos profesores merecen todo el reconocimiento por el sacrificio que hacen, salen temprano de sus hogares, regresan tarde. Algunos están en formación y otros en la maestría, es un esfuerzo grande.
«Con el apoyo de otras provincias trabajamos también para contar con la cifra necesaria y poder elevar los espacios dentro del preuniversitario, o en sesiones en los municipios, para la autopreparación».
—La maestría en Educación es también un importante aporte a la superación de los docentes. ¿Cómo se comporta la matrícula y el aprovechamiento de los aportes científicos?
—La maestría sigue desarrollándose. Desde el verano pasado se comenzaron a realizar las primeras graduaciones y tenemos más de 11 000 másteres. De ellos cerca de 3 000 son directores de escuelas, jefes de grados, metodólogos y cuadros de dirección; eso contribuye a que el proceso educacional se realice sobre bases más científicas.
«El reto es que esa preparación adicional de pos-grado y los resultados de sus investigaciones no se engaveten, sino que tengan un impacto transformador en la escuela».
—¿Cuál sería el objetivo fundamental en la formación profesional de los docentes para el próximo curso escolar?
—Lo fundamental es elevar la preparación sistemática que se hace en la escuela para lograr un pleno dominio del contenido del nivel y los métodos para explicarlos, la preparación metodológica. Eso se logra con el intercambio entre los de más experiencia con los de menos experiencia.
«Esa actividad se hace todas las semanas, de todos los meses, de todos los cursos, no puede distorsionarse su sentido, ni su contenido, para que contribuya de manera práctica y directa en la preparación docente, que redundará en definitiva en una mejor clase».
—¿Todas estas acciones contribuyen entonces a que un maestro se sienta más reconocido?
—A veces un docente no se siente bien en el aula porque siente que le falta preparación para su desempeño profesional. Este conjunto de medidas garantizará abrir un mayor espacio para la superación y su preparación. En la medida en que esté mejor preparado, tendrá más confianza en la labor que realiza. Esto forma parte también del reconocimiento social».