La momia peruana ya forma parte de la colección de piezas con que cuenta la filial espirituana de la Fundación Antonio Núñez Jiménez. SANCTI SPÍRITUS.— Restos de una momia peruana del siglo XII, perteneciente a la cultura chimú, son exhibidos en esta ciudad, en la sala expositiva de la Filial de la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre.
El cuerpo se muestra decapitado y con huellas de tatuajes en varias partes, por lo que existen posibilidades de que perteneciera a un guerrero, tal vez con cierta jerarquía, según informó Alejandro Romero Emperador, presidente de la Fundación en Sancti Spíritus.
Agregó el funcionario que recientemente el cuerpo pasó a integrar la colección de piezas de diferentes pueblos americanos que posee la institución. Después de permanecer en manos de otras entidades, se crean las condiciones para frenar el deterioro causado por la indolencia, el desconocimiento y el azote de los años.
Afirma Romero Emperador que esta, junto a otra momia preservada en la Universidad de La Habana, fue descubierta en el peruano Valle de Nazca por el investigador y revolucionario Antonio Núñez Jiménez, quien, al alternar su labor diplomática con la arqueología, descubrió en la década del 80 una tumba con vestigios de profanación.
Los cadáveres fueron hallados en fardos, acompañados de objetos mortuorios como armas, artesanías y comida para el largo viaje que se iniciaba con la muerte, según la creencia de muchos pueblos antiguos.
Se dice que los chimúes ofrecían a la Luna el sacrificio de niños menores de cinco años. Sus cuerpos eran envueltos en mantas de algodón en colores y los enterraban en las explanadas de los templos, acompañados con frutas.
El pueblo chimú surge al decaer el Imperio Wari entre los siglos X y XV, y se ubica entre los mejores arquitectos y orfebres del antiguo Perú. Su culto principal estuvo dedicado a la Luna, considerada más poderosa que el Sol, por su influencia sobre el crecimiento de las plantas y su utilización como marcador del tiempo.