No basta con introducir tecnologías eficientes y fuentes renovables, se precisan cambios en el modo de pensar y de actuar
Hablar de energía es común hoy en nuestro país. Se debaten los problemas globales y de la nación. El agotamiento del petróleo, las guerras por su control y el costo de la electricidad son cuestiones que suscitan el interés popular. Y es que los temas energéticos son parte del acervo cultural del pueblo cubano.
También en los medios de difusión la energía tiene una presencia frecuente, abordándose desde sus dimensiones económica, ética, militar y ambiental. La energía tiene implicaciones muy diversas en la vida diaria del ciudadano, incluido el cumplimiento de las normas de seguridad en su uso. Por eso su estudio es básico en la toma de decisiones.
Primeros pasosLa educación energética no es algo nuevo en Cuba. Desde hace varias décadas se llevan a cabo acciones en las escuelas y los medios masivos. En los años de la década del 70, las Patrullas Clic, compuestas por niños y adolescentes, llevaban a los hogares mensajes de ahorro de electricidad. Así comenzó a crearse una cultura energética popular en Cuba. La primera comparecencia televisiva para tratar el tema del ahorro de electricidad data de 1982.
El 4 de diciembre de 1984, en la clausura del Primer Fórum Nacional de Energía, el máximo líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, insistió en la necesidad de una cultura energética popular: «Todo nuestro pueblo, todos los trabajadores, todos nuestros jóvenes, nuestros estudiantes. Incluso, nuestros pioneros tienen que tomar conciencia de la energía, de sus perspectivas futuras, y preguntarse cómo vamos a producir electricidad, vapor y transportaciones en el futuro. Esa pregunta tienen que hacérsela hasta los niños, en nuestro país más que en cualquier otro país».
Programa exitosoEl Programa Docente Educativo de Ahorro de Energía del Ministerio de Educación (PAEME) tiene alcance nacional y se inició en 1997. Surgió como componente educacional del Programa de Ahorro de Electricidad en Cuba (PAEC), y ha llevado la cultura energética a todas las escuelas del país. Coordinado por el Ministerio de Educación y la Dirección de Uso Racional de la Energía de la Unión Eléctrica, el PAEME ha sido un programa exitoso que ha contribuido a formar una cultura energética en los niños, adolescentes y jóvenes de todo el país.
El PAEME ha cumplido sus objetivos. Su mayor impacto está en la Primaria. Así lo demuestran los trabajos presentados por los niños. En Secundaria Básica los resultados son buenos, pero no como en Primaria. Los avances más discretos del PAEME son los de la enseñanza Media Superior. No hay una incorporación masiva del alumnado a las diversas formas de trabajo científico estudiantil que tributen a su propia cultura energética. Este es uno de los retos actuales de la educación energética en nuestro país.
Cultura energética sostenibleLa Revolución Energética ha contribuido a socializar los temas energéticos en el país, lo que constituye un aporte importante a la educación de todo el pueblo en temas de energía. La Estrategia de Comunicación de la Revolución Energética está orientada a fomentar y desarrollar una cultura energética sostenible.
La educación energética y la educación ambiental son componentes inseparables de la educación para un desarrollo sostenible. La educación energética es un proceso que supone interiorizar conceptos y procedimientos, valores y actitudes. Se requiere una disposición favorable de la persona y la comprensión de su necesidad, pues es imposible imponerla mediante directivas. Es un proceso continuo, y en constante transformación, de acciones dirigidas al desarrollo de conocimientos, procedimientos, habilidades, comportamientos, actitudes y valores en relación con el uso sostenible de la energía.
La educación energética, y como parte de esta la cultura de uso eficiente de la energía, incluye conocer el impacto ambiental de su uso, el fenómeno del sobrecalentamiento del planeta, el cambio climático y otros. La educación energética está ligada a todas las dimensiones de la energía, incluido su uso seguro.
Dimensión humanaLa dimensión humana de la energía está compuesta por los hábitos, valores, experiencia previa de cada cual, comunicación interpersonal y la confianza en la información recibida. Estudios realizados en países desarrollados demuestran que exhortar a las personas a ahorrar energía, o enviarles información de cómo hacerlo, ha tenido relativamente poco resultado. Muchas de las campañas de ahorro energético realizadas por los medios de comunicación son inapropiadas, ya que desconocen la variedad de problemas y necesidades que tienen los distintos usuarios de la energía.
El progreso material de la sociedad humana y el consumismo han provocado la invisibilidad de los flujos energéticos en nuestras actividades cotidianas. Ello ocasiona una falta de conciencia y un interés relativamente bajo por ahorrar energía, a menos que exista un incentivo económico —por ejemplo, el encarecimiento de esta—, como lo demuestra la experiencia nacional e internacional.
Alcanzar una conciencia energética requiere de un trabajo educativo integral, y no se logra solo mediante acciones comunicativas si estas no se conciben como un sistema y los implicados no toman parte activa del proceso de aprendizaje.
El cambio de actitud en nuestra relación con la energía, sus tecnologías y su utilización, requiere de nuevos valores a escala de toda la sociedad. Los cambios verdaderos y permanentes de comportamiento solo se logran enseñando a los individuos las ventajas de la nueva cultura energética, no introduciendo simples factores externos. La participación ciudadana en la comprensión y solución de los problemas energéticos locales, nacionales y globales, es crucial en la creación de la cultura energética sostenible que demandan los nuevos tiempos.
La Revolución Energética implica la educación de todos los ciudadanos en temas de energía. Hay que saber leer el metro contador, interpretar la tarifa eléctrica, saber de las fuentes renovables y valorar el impacto ambiental del uso de la energía. Todo eso es educación energética. Tener educación energética es también asumir responsablemente el uso de la energía en todas las actividades. No es ético ahorrar electricidad en el hogar y despilfarrarla en el centro de trabajo. No es ético tampoco enseñar o exigir a los demás que ahorren, cuando no se es capaz de hacerlo. Solo podemos educar a nuestros semejantes en el uso racional de la energía a través de la fuerza del ejemplo.
Pero a pesar de lo mucho que se ha avanzado, aún abundan ejemplos de derroche de energía eléctrica. Cambiar hábitos energéticos errados no es tarea fácil y requiere de tiempo, inteligencia, voluntad, esfuerzos y recursos. No basta con introducir tecnologías eficientes y fuentes renovables de energía. Se precisan cambios en el modo de pensar y de actuar.
Para lograr una conciencia energética basada en la sostenibilidad como principio ético es necesario un trabajo educativo integral. Si se posee una educación energética basada en el respeto ambiental, será fácil introducir y aprovechar adecuadamente tecnologías para la eficiencia energética así como las fuentes renovables de energía.
Las respuestas que requiere el enfrentamiento a la situación energético-ambiental global no pueden concentrarse en los esfuerzos de los expertos. Daymaris Martínez Rubio dijo en su artículo Los desafíos de una nueva cultura: «La búsqueda social de alternativas para resolver el problema del desarrollo energético, debe pasar por una cultura de la población que sepa, por una parte, interiorizar las decisiones adoptadas, ejecutarlas de manera efectiva, pero que también sea capaz de imaginar y proponer alternativas, de participar e influir sobre estas decisiones, y esto es nuevamente un fenómeno ligado a la cultura».
Los cambios de comportamiento hacia la energía y su uso seguro y eficiente solo se logran persuadiendo a los individuos, creando convicciones, desarrollando valores éticos y morales y abriendo espacios de participación. Todo ello se puede alcanzar en el contexto de una educación energética participativa de respeto ambiental.
* El autor es especialista de CUBAENERGÍA y miembro de CUBASOLAR.
Conexión mundial
A cargo de Ohilda Cabrera
A PARTIR DE YACIMIENTOS DE VAPOR VOLCÁNICO el Gobierno de Costa Rica pretende elevar la generación eléctrica, por lo cual promueve un proyecto de ley para perforar volcanes en parques nacionales, que despierta resistencias, reseñó IPS. El estatal Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) hizo pública la contratación de equipamiento para la central geotérmica de Las Pailas, en las faldas del volcán Rincón de la Vieja, en la noroccidental provincia de Guanacaste. Se espera que comience a operar en 2011, aportando 35 megavatios a los 163,5 que ya proporcionan las cinco unidades de la central del volcán Miravalles, en funcionamiento desde 1994. Ese mismo año se empezará a trabajar en un tercer proyecto, el Borinque, en la cara noroeste del volcán Rincón de la Vieja. La geotermia aprovecha el vapor del subsuelo en las zonas volcánicas. Se extrae el calor interno de la tierra, en forma de un fluido con el que se mueven las turbinas. El problema es que las zonas que se quieren explotar se encuentran en parques nacionales, por lo que se necesita autorización parlamentaria. Los inconformes con el proyecto son las organizaciones ambientalistas. La presidenta de la Asociación Preservacionista de Flora y Fauna Silvestre (Apreflofas), Angerline Marín, expresó a Tierramérica su «desacuerdo con cualquier tipo de apertura» de los parques nacionales. Marín cree que, al abrir los parques al turismo, empeorando su hábitat, el Ministerio de Ambiente, Energía y Telecomunicaciones ya demostró no tener capacidad para regular «en sentido precautorio».
AUMENTAR NOTABLEMENTE LA EFICACIA DE LAS CELDAS FOTOVOLTAICAS a partir de la nanotecnología es un nuevo proyecto con fondos de la Unión Europea. Según el sitio Infoambiental, el programa, de tres años de duración, persigue el desarrollo de nuevos nanomateriales más efectivos para su empleo en celdas fotovoltaicas. En un momento en el que los precios de la energía aumentan, existe una carrera por desarrollar formas nuevas y más baratas de sacar partido a las fuentes de energía renovable. «La fotovoltaica es una base importante para conseguirlo, puesto que podemos disponer de la energía solar de forma casi ilimitada», comentó la coordinadora del proyecto, la Doctora Silke Christensen, del Instituto de Tecnología Fotónica, Alemania). La eficacia de las celdas fotovoltaicas empleadas hoy se encuentra alrededor del 18 por ciento. El proyecto ROD-SOL pretende aumentar este indicador mediante el desarrollo y mejora de la síntesis de las nanobarras de silicio, colocándolas sobre sustratos más baratos, como láminas de metal o vidrio. Las nanobarras de silicio son pequeñas columnas de este elemento cuyo diámetro se mide en nanómetros (un nanómetro es la milmillonésima parte de un metro).