Llevan la estampa del trabajo. Cuando los devastadores vientos de Gustav y Ike dejaron todo por el suelo, a veces hasta el espíritu, ellos supieron levantarse y empezar de nuevo
BAHÍA HONDA, Pinar del Río.— Lo mismo trabajando en el corte de caña, limpiando un área de marabú que montado en un tractor se puede encontrar al joven Sergio Fuentes Martínez.Sus manos ásperas y el sudor constante en su rostro atestiguan los 18 años de trabajo en la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) Camilo Cienfuegos, que tributa el 28 por ciento de la caña que muele la Empresa Azucarera Harlem. Ambos centros constituyen pilares económicos de este territorio.
Sergio Fuentes Martínez ha trabajado 18 años consecutivos en la CPA Camilo Cienfuegos. «Ahora en el período de zafra no tengo hora para terminar; tenemos que cumplir la tarea. Es sacrificio para el país, que mucho lo necesita», expresó Fuentes Martínez, quien es el secretario general del Comité de Base de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) en la cooperativa.
«Trabajamos en la recuperación de las áreas después del paso de los huracanes. Los fines de semana los militantes apoyamos a los macheteros, o a la actividad fundamental que se esté desarrollando en la zona».
Creadas en 1975, a partir de la decisión de los campesinos de unir sus tierras y demás medios de producción fundamentales, las CPA constituyen una forma colectiva de propiedad social.
Los huracanes Gustav y Ike pasaron a menos de 40 kilómetros de Bahía Honda. A su paso destrozaron los cuatro organopónicos, la casa de cultivo, el semiprotegido y las siete áreas de producción con que cuenta la CPA Camilo Cienfuegos. Igualmente causaron estragos en áreas del central.
Luego de examinar las grandes afectaciones, la UJC municipal organizó un Batallón integrado por 50 jóvenes, quienes se incorporaron al trabajo de recuperación en los sitios devastados. Además, estudiantes y trabajadores de las escuelas de la zona trabajaron en los organopónicos de la CPA.
«Aún guardo en mi mente la imagen del desastre en las áreas de cultivos varios, hortalizas, el arroz... Todo estaba perdido. La tierra en la que tanto se había trabajado estaba totalmente inundada», rememora Yanet González Cabrera, joven trabajadora de la cooperativa.
«Todo lo malo tiene cosas positivas; el ciclón nos sirvió para darnos cuenta de que el trabajo podía organizarse más, de que en la unión sigue estando la fuerza. Los diferentes clubes creados, de niños, amas de casa y jubilados, que ayudan a la recuperación, son muestra fehaciente de solidaridad».
Los jóvenes de Bahía Honda apoyan actualmente la zafra azucarera que comenzó el pasado 19 de diciembre, y también declararon recuperada la cooperativa en la primera etapa, bajo el lema Sí se puede.
«Tenemos 172 comités de base en seis zonas de trabajo, los cuales han dado su aporte desinteresado al llamado que ha hecho la Revolución. Ha sido un reto grande para el municipio, pero hemos sabido salir adelante», dijo el primer secretario de la UJC, Edel Rodríguez Crespo.
Como manifiesta Varolis Olivares, uno de los muchachos que acumula mayor cantidad de horas de trabajo voluntario: «Cuando el día termina llego a la casa supercansado, porque las jornadas son muy intensas, pero me queda la satisfacción de que en cada hora colaboré en la mejoría de una parte de mi localidad».
La juventud renuevaEl estudio no había sido en vano, todo lo aprendido era aplicable aquí, en la industria azucarera», confiesa Yoselín Laza Cala. Cuando Yoselín Laza Cala se graduó el año pasado como ingeniero mecánico en la Universidad de Pinar del Río, no tenía ni remota idea de lo que haría en la Empresa Azucarera Harlem, de Bahía Honda.
«Los primeros días no supe cómo emplear toda la teoría que recibí en los cinco años de carrera; luego me fui dando cuenta que el estudio no había sido en vano, todo lo aprendido era aplicable aquí, en la industria azucarera», confiesa este joven de 24 años, quien es el presidente de la Brigadas Técnicas Juveniles (BTJ) en el Harlem.
Laza Cala es uno de los 22 adiestrados ubicados en el cuerpo técnico y directivo del centro, quienes dan una inyección de sangre joven a las diversas tareas de la zafra.
«Hacemos lo que sea necesario; planificamos turnos juveniles de trabajo con menores de 35 años junto a los más experimentados, para fortalecer la producción», explicó Laza Cala.
Precisamente los jóvenes son parte esencial de esta entidad, si se tiene en cuenta que más del 50 por ciento de la plantilla está conformada por ellos.
«Son los protagonistas principales de los éxitos y lo seguirán siendo, sin lugar a dudas, a la hora de la consagración en los turnos de noche, en los cortes de caña y en cada tarea que se les asigne», destacó Raimundo Hernández Lugo, director de esta empresa azucarera.
El central Harlem, que inició su producción en el año 1874, fue una de las industrias que más sufrió tras el paso de los huracanes Gustav y Ike, y a pesar de estar moliendo por debajo del 70 por ciento, debido a algunas lluvias, hoy realiza la mejor zafra de la última década.
«El esfuerzo de cada uno cuenta para alcanzar estos buenos resultados», comentó el operador Yonel Barrera, quien lleva cuatro años a cargo de una de las máquinas controladoras de la temperatura del vapor utilizado como energía para la molienda del pequeño coloso.
«El trabajo es duro, pero nada se hace tan difícil cuando uno se lo propone. En el proceso de fabricación, si no hay meladura no se puede hacer azúcar... Es un trabajo bonito, pero difícil. Toda la vida pienso estar aquí, y pa’lante».
Mario Rivera Rodríguez, graduado de técnico de nivel medio en la especialidad de Instrumentación y control, empezó como auxiliar de producción en la nave de bagazo y hoy es jefe de turno integral.
«Cuando llegué no tenía ni idea de a qué me enfrentaría, pero con el tiempo empecé a tomar experiencia y a obtener resultados satisfactorios, por lo que me propusieron estar al frente de una brigada. Y lo primero que dije fue que deseos de salir adelante me sobraban».
«La zafra azucarera marcha sin problemas, exceptuando el incidente de las lluvias, lo que hace que se comporte bien el rendimiento, y en las unidades productoras el estimado está por encima del 102 por ciento», aseguró el especialista Luis Alberto Felipe.
Futuro garantizadoPara el presente año, como apoyo a la actividad agrícola y a las de recuperación en la provincia, se prevé la participación de más de 19 500 estudiantes procedentes de 72 escuelas de las diferentes enseñanzas, quienes se están movilizando desde noviembre hasta abril en 34 campamentos.
El funcionario del Comité Provincial de la UJC en Pinar del Río, Jorge Martínez Castillo, también informó que para la atención a estas fuerzas juveniles se creó un sistema de chequeo y de emulación que permite reconocer la labor de los más destacados.
La organización juvenil tiene la responsabilidad de incentivar en cada una de las escuelas y campamentos una serie de actividades políticas que se van a desarrollar durante el plan La escuela al campo, de manera que la participación no sea totalmente productiva, sino que también sirva de espacio para la formación patriótica y de valores.
En saludo a los aniversarios 70 de la Central de Trabajadores de Cuba y 156 del natalicio de José Martí, los jóvenes pinareños, en especial los de Bahía Honda, mantendrán entre sus principales lineamientos de trabajo en la recuperación, reforestar el territorio afectado y continuar cumpliendo con la actual zafra.