La matancera Danae Álvarez González, de 17 años de edad, se impuso en Costa Rica ante representantes de varios países de América Latina
MATANZAS.— Por las venas de Danae Álvarez González fluye la música a torrentes, como la forma más bella de lo bello, al decir de Martí. Esta joven ganó el segundo lugar en el V Concurso Internacional de Piano María Clara Cullell 2008, en Costa Rica, donde su talento se impuso ante representantes de México, Centroamérica, El Caribe y América del Sur.
Danae dejó en el ambiente pianístico internacional otra huella de la salud de esa escuela cubana, esta vez en la categoría intermedia para jóvenes entre 14 y 20 años de edad.
Con apenas 17 años, esta matancera mira en grande el mundo mágico de las partituras y de la excelencia en la ejecución del instrumento que desde los siete años tocó su corazón.
«Fue por casualidad, cuando empecé en un taller de música en segundo grado y en las pruebas de captación para la escuela de arte aprobé solo el piano».
Cualquier día de esta joven estudiante setraduce en horas y horas estudiando piano. Foto:Leticia García Arango Nunca había competido siquiera en un concurso nacional y el hecho de asistir a uno internacional, viniendo de una escuela de provincia, causó asombro: «Me falta mucho estudio, pues la escuela cubana de piano es reconocida internacionalmente como una de las mejores. Uno se da cuenta en oportunidades como esta en que escucha a intérpretes de otros países».
La complejidad del piano nunca le ha permitido acercarse a otro instrumento. Ella estuvo siete años en la Escuela Vocacional de Arte Alfonso Pérez Isaac, y en el pase de nivel estudió dos años en la Escuela Profesional de Arte de Matanzas.
Mientras disfruta el triunfo recuerda a su primera profesora de piano, Inés María Hernández. También a las demás, como en quinto año, cuando comenzó con Ismary Hernández, y Roxamis Cabrera en la escuela de nivel medio. Este año todo el trabajo ha sido con Víctor Díaz Hurtado, quien la preparó para este concurso.
«Apenas tuve un mes para montar y seleccionar todo; fue un trabajo fuerte y el 21 de julio se hicieron las eliminatorias. Creo que todos estábamos bien preparados y fue difícil la elección. El concurso pedía obras de Juan Sebastian Bach, Joseph Haider, Juan de Dios Páez, Frederic Chopin y Ludwig van Beethoven.
«Ante el público no usamos partituras, es de memoria. La primera vuelta entré con más miedo, pues uno se presenta a escena ante el jurado, pero en la segunda estuve más relajada, segura... Lo disfruté, viví ese momento de la música y todo salió bien.
«Siempre estuve a la expectativa; sabía que había realizado una buena ejecución, pero todos habían trabajado bien y el nivel estaba parejo. Entonces hasta el último momento esperamos y fue una sorpresa muy grande», sonríe feliz.
«No me sentí tan estresada; me dediqué a disfrutar y hacer la música como otras veces, pero el público te pone tensa y debes satisfacer las expectativas. Me sentí de maravillas».
—¿Cómo es la vida de un joven pianista?
—Complicada, porque no alcanza el tiempo y hay que saber organizarse y dar prioridad a lo decisivo. Desde que nos levantamos estamos en acción, desde chiquita tenía doble carga, llevando las asignaturas de música y las docentes normales. En la Escuela Nacional de Arte recibimos clases toda la mañana y la tarde, y en los turnos libres estoy buscando un piano para aprovechar el tiempo; es todo el tiempo en función del piano.
«Un día de mi vida se acaba a las 11 o más de la noche, estudiando piano. Me he ido adaptando. Tengo en mi casa un piano viejo y ya no me resulta; pero la escuela de música me brinda posibilidades y todas las vacaciones las pasé tocando allí».
—¿Fue difícil este premio?
—Difícil es todo; hay que saber enfrentarlo y tener buen profesor. No me atrevería a decir qué autor es más difícil; toda la música es difícil, lo que hay es que saber cómo enfrentarla y respetar las maneras en que debe ser interpretada. La diferencia radica en quién tiene la capacidad de expresar mejor esos sentimientos y toda la belleza de la historia que contiene la música.
«Para ser mujer no tengo mis manos pequeñas y son fuertes; aun así las ejecuciones al piano llevan un esfuerzo físico grande, pues los brazos se agotan y tengo que hacer ejercicios de relajación».
Este Concurso honra la memoria de María Clara Cullell Teixidó, quien formó a generaciones de pianistas y otros músicos en la Escuela de Artes Musicales de la Universidad de Costa Rica.