Aquellos jubilados que se reincorporen y no puedan impartir todas las asignaturas pueden apoyar como asesores o tutores de los nuevos maestros, opinaron los entrevistados. Foto: Roberto Meriño «A mí me gusta enseñar. Lo hice durante 36 años. Empecé como maestra voluntaria y en 1969 me gradué de Makarenko. Luego de jubilarme y estar un año fuera, el curso pasado regresé, porque extraño la escuela y es lo mejor que sé hacer».
Adriana Mediaceja Abreu se jubiló en el 2006 y en el curso escolar 2007-2008 se reincorporó a la Escuela Primaria Orlando Pantoja, del municipio capitalino de La Habana del Este, donde requerían de su presencia.
Sus años de experiencia le permiten apreciar las condiciones, con las cuales deberán lidiar quienes como ella regresen a las aulas. Ella aprecia resentida la educación formal y otras normas básicas de respeto, que deben situarse en su lugar: «Anteriormente al maestro lo veían como una figura a la cual tenían que respetar, algunos hasta nos decían que éramos sus segundos padres.
«Ahora algunos muestran desinterés en aprender, y ciertos padres tampoco se preocupan lo suficiente. Si regañas a un muchacho, la familia viene a reclamarte, y pueden llevarte hasta la dirección del centro, y entonces es uno quien recibe el regaño.
«Por otro lado hay que analizar el cúmulo de actividades que le restan peso a la docencia. Como son siete asignaturas, el tiempo para preparar las clases es poco, y también hay que atender la casa, así que está uno muy apretado. Creo que debería haber cierta flexibilidad con los maestros retirados, porque ya cumplimos nuestro tiempo en el aula. Nuestra función puede ser ayudar a los jóvenes, que necesitan una mayor preparación».
Pero todos esos escollos no la han amilanado: «El próximo septiembre pienso seguir trabajando, porque lo necesito económicamente, y asumiré con responsabilidad el régimen de la escuela, igual que el curso pasado».
Esta prestigiosa maestra estuvo entre quienes conversaron con JR sobre la importancia del retorno de los jubilados a las aulas, tras la reciente aprobación de esa disposición.
Análisis de una propuestaMáster Nidia González Rodríguez. Muchas son las variantes que se pueden presentar a partir de la propuesta a los maestros jubilados de retornar a su labor, pues como sabemos, cada persona «es un mundo».
La Asociación de Pedagogos de Cuba (APC) apoya la iniciativa. En la indagación de JR con sus principales directivos y otros miembros, expresaron estar dispuestos al regreso, pues lo consideran «una idea brillante, porque toda actividad humana necesita, simultáneamente, renovación y experiencia».
La máster Nidia González Rodríguez, presidenta de la APC, apuntó que la Asociación convoca a sus miembros, muchos de ellos jubilados, a que regresen a las aulas.
«Nuestra generación recibió la mayor cantidad de llamados. Primero fue la lucha insurreccional, y luego la alfabetización, los maestros voluntarios y de montaña. Es un nuevo sí, y lo vamos a dar, no cabe duda. Cada cual dará el aporte que pueda».
Dra. Miriam Lanne González. Por su parte la doctora Miriam Lanne González afirma que la idea es positiva, desde todo punto de vista. «Primero por la autoestima del profesor, que se jubiló con bajo salario y se puso a hacer otra cosa, o nada, y pierde capacidades comunicativas. Además, socialmente, es también un reconocimiento a un sector que ha dado mucho a la Revolución, y económicamente es también una gran ayuda.
El concepto está dado, pero en la vida práctica hay que ser muy cuidadosos. La escuela que reciba tiene que saber que allí llegó un jubilado, no es un muchacho que puede mantener el ritmo de trabajo y de actividad de un joven.
«Esto hay que tenerlo en cuenta, porque los conceptos pueden desvirtuarse cuando pasan a las acciones y las interpretaciones.
«Hay que tomar en cuenta algo muy importante, el que se jubiló no está preparado para dar seis asignaturas. El joven se prepara para eso, pero el retirado que regresa no puede. Aunque yo quisiera, no podría dar clases de Historia».
Miriam, considera, además, que podría estudiarse la convocatoria para los jubilados de la Educación Superior.
«Yo creo que hay profesores universitarios que estarían en disposición de incorporarse a escuelas cercanas a su casa. En la Educación Superior, el que tiene buen currículo generalmente se queda de consultante con un ajuste del plan de trabajo y una carga adecuada, y algunos no lo hacen porque viven lejos de la universidad.
Lic. Alicia Santana Díaz. La licenciada Alicia Santana Díaz, quien fuera por más de 30 años profesora del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona, reveló que ella se acercó a la maestra de su nieto, y ayudó en la escuela, sin ninguna remuneración.
«Yo podría ayudar al joven profesor, a la familia, puedo hacerlo metodológicamente, fue lo que hice siempre.
Por su parte la licenciada Zoraya Alfaro López asegura que ella se presentará en septiembre en la secundaria más cercana a su casa. «Yo fui siempre profesora de Español y en eso puedo ayudar. No puedo dar nueve asignaturas, porque nunca impartí ciencias. En la instrumentación estará el triunfo de esta idea, que es maravillosa».
—¿Cuáles serían entonces las funciones que pueden cumplir los jubilados que regresan al aula?
—Creo que la instrumentación hay que estudiarla minuciosamente, porque no todos nos jubilamos por la misma razón. Hay que ver las condiciones de cada cual, hacer variantes, con flexibilidad, apuntó Miriam.
Lic. Zoraya Alfaro López. «Por tratar de instrumentar una sola fórmula, no se puede perder esta oportunidad. Hay que dar variantes para que aquel que no pueda impartir todas las asignaturas, sea asesor o tutor».
En este sentido Nidia afirma que no sería inteligente aplicar un patrón único. «El MINED tiene que buscar las soluciones para tener presencia de jubilados en las escuelas.
«Se necesitan tutores para los PGI, jefes de asignaturas, ahí podíamos estar nosotros. Porque en realidad, un profesor con experiencia no es desechable».
Nidia precisó que la flexibilidad laboral no es «que me pagues más por hacer menos, es que me pagues lo que yo puedo hacer. Una sociedad que envejece, como la nuestra, debe saber aprovechar la sabiduría de los mayores por más tiempo. Muchas veces se pierden profesionales porque, por la edad, no están en condiciones de trabajar ocho horas. Bueno, pues contrátele por cuatro, por ejemplo.
«Creo que la vejez exige de legislaciones y reflexiones. No hemos sido nunca una sociedad vieja, y por eso no las tenemos. Hay que pensar en la tercera edad como una etapa donde todavía se puede dar, y que además es muy larga».
Iniciativa que se generaliza Desde el curso pasado, la Asociación de Pedagógos de Cuba ha estado acompañando a los jóvenes maestros con el proyecto Yo voy contigo, que se desarrolló en la capital. El propósito es generalizarlo en septiembre a todo el país.«La junta directiva de la APC, recordó Nidia, se propuso organizar un movimiento para ayudar a mejorar la docencia, fundamentalmente de secundaria básica, cuyos cambios muy novedosos exigían mucho a los profesores.«Los PGI necesitaban ese traspaso sano de conocimientos que puede darles el profesional más experimentado, y surgieron muchas ideas, entre ellas establecer un sistema de encuentros periódicos, editar una publicación, trabajar en una investigación con ellos y analizar en comisiones los aspectos que ellos señalan como retos de la docencia».La APC es una organización no gubernamental, fundada en 1989 y tiene 33 000 asociados. Su objetivo es agrupar a los educadores, entendiéndose como tal a toda persona con influencia educativa.La APC prepara su IV Congreso, el cual se realizará los días 5 y 6 de diciembre próximo, en el cual los PGI tendrán una amplia presencia, y al decir de su presidenta será «el más joven de todos los anteriores».