Cienfuegos.— El apotegma martiano «La patria necesita más actos que palabras» representó la divisa observada por los 150 delegados del Congreso provincial de la FEEM, donde el asunto esencial del debate fue el de los valores.
La intervención más recordada de esta asamblea probablemente será la de Ramón Vega, alumno con discapacidad física del IPUEC Braulio Coroneaux. Él dijo que exigirá su derecho a pasar el Servicio Militar, pese a sus limitaciones, pues resulta «la mejor forma de corresponder con cuanto me ha entregado mi Patria».
«Ramón es la Revolución —opinó la ratificada presidenta de la FEEM en la provincia, Idanelis Beltrán—, pues mantiene en su plantel una obra consecuente por el bien colectivo. Allí ejerce de forma sistemática la crítica constructiva y se esfuerza por el mejoramiento del colectivo».
El compromiso como valor constituyó análisis central del encuentro; y dentro de este, la disposición estudiantil a cursar carreras pedagógicas.
Danaysis Cruz, de Cruces, dijo que deben prevalecer los intereses colectivos por encima de los individuales. Ella impartía charlas en su escuela sobre la importancia del magisterio; sin embargo, no había dado el paso al frente.
«Pensé: no puedo convertirme en una demagoga. Entonces voy a ser maestra. Cuando se lo dije a mi madre, casi se infarta, pero no cejé en mi idea», contó a los asistentes.
Erick Contreras, estudiante del IPVC Carlos Roloff y primer delegado directo de la provincia al Congreso de la FEEM, también cambió su orientación profesional, al igual que Jaime, del mismo centro estudiantil (quien deseaba ser abogado o periodista), o Ana Belén García, presidenta de la organización en el municipio de Abreus.
Ana Belén, quien ahora pasa el Servicio Militar Femenino, consideró: «Para mí ser maestra no es una vergüenza, sino un gran orgullo».
Es admirable el altruismo y entrega de estos jóvenes, si bien en ocasiones se advierte cierta confusión en ellos sobre las carreras pedagógicas.
Por ello se precisan más convencimiento y explicación en torno a los beneficios del magisterio a los propósitos de la garantía educacional y el desarrollo del mañana; así como menos dogmatismo y rigidez en los enfoques al respecto.
Asimismo me parecieron valiosas para este y otros auditorios las palabras de la miembro del Secretariado del Comité Central del Partido, Lázara Mercedes López Acea:
«El tema de las carreras pedagógicas tiene que verse como un proceso capaz de poder trabajarlo cuando usted llegue a un aula y convencer a un grupo de estudiantes allí para que opte por estas, porque se trata de una necesidad del país, pero también del territorio, de la escuela...», señaló.
«No se trata de imponerle ese reto a la gente, sino de convencerla y crearle conciencia de que resulta necesario. Tiene que asumirse desde el compromiso consciente de los alumnos y de que cuentan con la posibilidad de ser útiles a la Patria de tal modo», precisó.
Y eso hay que lograrlo desde que están en la primaria y la secundaria, enfatizó. «Necesitamos que en las asambleas de grupo se aborden estos temas; y que cada cual brinde su punto de vista, con sus preocupaciones y sinceridad, con la posibilidad de evacuar así las dudas entre todos», exhortó.
Es algo que debe salir del corazón y de la conciencia, del sentido del deber. Quizá haya algunos que finalmente no lo hagan e irán a otros perfiles que también son necesarios, continuó.
La dirigente recordó que «se ha hablado también durante este proceso asambleario de la enseñanza técnico-profesional; Fidel lo decía el 14 de enero en una de sus Reflexiones: “Hemos universalizado la educación superior, tenemos que universalizar también el trabajo simple”».
Patricia Flechilla, presidenta nacional de la FEEM, llamó a actuar en las escuelas con el mismo entusiasmo de esta asamblea.
El miembro del Comité Central del Partido y primer secretario en la provincia, Roberto Morales Ojeda, caracterizó de muy fecundo al Congreso cienfueguero, porque «estuvimos identificando cuánto más podemos hacer, no deteniéndonos en hacer un recuento de los resultados».
A juicio de Morales Ojeda «en cada intervención de los delegados estuvo la pregunta de cómo defender a la Revolución, y la respuesta la dieron ellos mismos: lograr mayor nivel de debate, mayor ejemplaridad de sus dirigentes; y llevar a la práctica los valores de nuestra historia».