El 28 de agosto de 2005, en una conferencia de prensa ofrecida en la Universidad de Chile, Ernesto Fundora, realizador graduado en el Instituto Superior de Arte (ISA) en 1992, expresó: «El video clip diseña, define y constituye patrones de vida. Este lenguaje, al poseer múltiples funcionalidades, se convierte en el maná de la cultura contemporánea —una fuerza espiritual que existe en todas las cosas—, lo que le otorga un valor distinto (...), ya que no se valorizaría solamente como un producto para el consumo, sino que pone en juego sensibilidades y modelos de pensamiento».
Los nuevos tiempos, sin dudas, han generado en gran medida una revolución en las concepciones que se tienen del arte. La búsqueda continua de nuevas formas de expresión y la aparición del video como soporte de grabación fueron factores decisivos en el nacimiento de un nuevo discurso que conceptualmente se aleja mucho de los elementos tradicionales en los medios de comunicación.
El video clip es el resultado del pacto comercial entre música y televisión, medio que la industria discográfica concibió como la mayor de las vías de promoción, dado su elevado índice de audiencia.
Es así como este nuevo formato deviene estrategia de marketing de la industria. Su principal objetivo es vender un disco o canción, además de la imagen del intérprete o grupo. Surge estrechamente vinculado a la publicidad, lo cual no implica que no permita creación artística; son grandes las controversias alrededor de esta disyuntiva. Precisamente el video clip se ha convertido en uno de los principales medios de instauración de estereotipos sociales, ideologías y modos de comportamiento a nivel mundial.
No existen códigos o reglas que definan la manera en que un realizador crea un video clip, más bien es un género que aunque se contempla dentro de lo postmoderno, toma elementos de corrientes audiovisuales anteriores y se enriquece a sí mismo. Esta constante renovación y el público al que va dirigido, mayoritariamente joven, son factores que obligan a experimentar. Esto último es importante por la rapidez vertiginosa con la que la juventud se identifica. Lo que puede funcionar para atraer su atención hoy, al año siguiente ya es obsoleto y, hablando de la producción de videos clips, es un corto plazo.
También la representación de los intérpretes en determinadas posturas y jugando diferentes roles provoca la interacción de distintos grupos sociales. Este es un factor determinante para los realizadores que tratan de captar la mayor cantidad de identidades en las imágenes. De esa manera se impulsa la expansión del formato clip en función del consumo, pues la amplitud de público es mayor.