Foto: Juan Carlos Dorado CIENFUEGOS.— «He aprendido mucho de motores, calderas, emplazamiento, tipos de válvulas y compresores; en general, sé de todo lo que forma parte del funcionamiento integral de un grupo electrógeno, como resultado de la preparación teórica y práctica que he recibido en este tiempo. Lo otro vendrá después, en el trabajo, en el día a día».
La estudiante Dania Gavilán pondera la integralidad del curso. Lo asegura la joven Dania Gavilán, del habanero municipio de Güines, quien se ha trasladado hasta este sureño territorio por un motivo muy especial. Ella, como otros jóvenes del país, se entrena aquí en el manejo eficiente de los grupos electrógenos que se instalan a todo lo largo y ancho del archipiélago, y que garantizarán uno de los pilares fundamentales de la Revolución Energética.
Su preparación tiene lugar en el Centro Nacional de Certificación Industrial Julio César Castro, institución enclavada en un hermoso promontorio natural de esta ciudad, con una vista que permite apreciar el hotel Pasacaballos con la entrada a la Bahía de Jagua y el Castillo del mismo nombre.
Antes, gente joven también de varias partes de la nación fueron formados en el antiguo politécnico que radicaba en la edificación. Allí entrenaron a los trabajadores que irían a laborar en la vecina Central Electronuclear (CEN), nunca concluida.
En el año 2000 se convertiría en el Centro Nacional de Certificación Industrial (CNCI), inicialmente solo concebido para certificar a electricistas e instrumentistas de metales y soldaduras y otras especialidades. Y hoy, sus aulas continúan abiertas a la más alta superación técnica y profesional.
TODO SOBRE LOS GRUPOS ELECTRÓGENOSUday Ramírez dirige el programa de adiestramiento de los operadores. «Desde que la Dirección del país tomó la decisión de aumentar su capacidad generadora y la disponibilidad de electricidad, bajo el principio de la generación distribuida, a partir de finales de 2005 y hasta el momento, la tarea fundamental de nuestro centro ha estado dirigida a la preparación de operadores de baterías de grupos electrógenos», comenta Uday Ramírez.
Ramírez, ingeniero eléctrico y profesor del Centro, actualmente asume la jefatura del Programa de Operadores de Proceso, el cual centra la preparación de todos los futuros operadores de grupos electrógenos de la nación.
Perteneciente al Ministerio de la Industria Básica, el Centro Nacional de Certificación Industrial (CNCI) posee una entidad homóloga en Canadá, el Instituto Tecnológico del Norte de Alberta, con la cual mantiene estrechos convenios de colaboración y participa en el proceso de certificación internacional.
«En estos momentos estamos preparando fundamentalmente a los operadores de grupos electrógenos de fuel-oil», señala Uday.
El especialista explica que «estas últimas plantas debían haberse montado primero, porque son las que trabajan en el régimen básico y las de diesel laborarían solamente en el horario pico, de seis de la tarde a diez de la noche.
«Pero, como es sabido, la generación afrontaba —durante 2005 y 2006—, grandes dificultades, sobre todo asociadas en un primer momento a los problemas en la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras, de Matanzas; y como las de diesel son mucho más rápidas de montar, se erigieron primero, supliendo la falta de generación.
«Ahora se acomete la instalación de las plantas de fuel-oil, y a los operadores de baterías de grupos electrógenos que funcionan con dicho combustible son los que preparamos aquí ahora en mayor grado».
Actualmente el CNCI mantiene activos en la tarea a ocho grupos docentes, cuya matrícula es de unos 200 alumnos, en cursos de cinco semanas que adquieren una frecuencia continuada.
Solo en 2007 ya hay decenas de graduados de todas las provincias del país aquí. El pasado año fueron adiestrados 1 300 estudiantes.
El jefe del Programa afirma que entre los operadores de baterías de grupos electrógenos de combustible diesel y sus homólogos de los equipos fuel ya suman alrededor de 2 000 los egresados de la institución.
A ellos, agrega, habría que añadir la preparación de casi un centenar de trabajadores para el mantenimiento de dichas plantas a lo largo del país, y de 74 facilitadores.
Estos últimos son las personas responsabilizadas de transmitir las enseñanzas recibidas de boca de los especialistas del Centro a futuros colegas en sus respectivas provincias.
«Ellos impartirán a su vez el mismo curso en sus territorios de origen, pero el CNCI es el organismo encargado de hacer el examen porque somos el único centro del país autorizado para ello, en tanto es el que rectorea el proceso a nivel nacional», aclara Uday.
PREDOMINAN LOS JÓVENESEl universo estudiantil que acude a las aulas del Julio César Castro Palomino es captado por las OBE (Organización Básica Eléctrica) de las provincias, que convocan, efectúan las pruebas psicométricas, y luego envían a los elegidos al curso.
Siete instructores son los encargados de atender el programa en la escuela, la mayoría de ellos ingenieros eléctricos o mecánicos. Cuando existe una avalancha en la llegada de nuevos matriculados deben multiplicarse, y trabajan sin apenas descanso.
La mayoría de los futuros operadores de grupos electrógenos son jóvenes, en tanto su promedio de edad no supera los treinta años.
En el CNCI se les entrega, luego de rendir examen, una certificación teórica; y después, ya en el emplazamiento, reciben la certificación práctica, otorgada in situ también por un representante de la institución.
LOS JÓVENES TIENEN LA PALABRAComo Dania, también se entrena en el Centro la no menos bisoña y güinera María Elena Sánchez, y hace hincapié en la excelente preparación docente y el nivel de conocimiento del profesorado, así como en la buena atención dispensada por todos sus trabajadores.
«He recibido una gran cantidad de información sobre el tipo de lugar en el cual trabajaremos, pero además conocimiento general acerca de la Revolución Energética», asevera Ulises Díaz, estudiante de Güira de Melena.
Sabemos de nuestra responsabilidad, apunta Ernesto Lameiro, otro estudiante. «Para nosotros es fundamental toda la documentación y datos técnicos del emplazamiento que nos imparten, de igual modo que lo relacionado con las medidas de protección y normas de trabajo», señala el trinitario Ernesto Lameiro.
El joven espirituano de 32 años, desde siempre apasionado por este campo, resume el sentir del colectivo estudiantil: «Sabemos que esto es básico para el país ahora; como tal lo asumimos, y nos sentimos útiles a la sociedad y responsabilizados con una tarea de la máxima importancia. Desde ya somos beneficiarios de la Revolución Energética, pero también agentes activos de los cambios que ella propone, en nuestro caso, en el campo de la generación de electricidad».