Gran excitación y placer pueden producir la estimulación de la oreja, acariciar su lóbulo, besarla, morderla, presionarla suavemente o introducir la punta de la lengua en su interior.
Las caricias en este órgano generalmente provocan efectos eróticos tanto en hombres como en mujeres. Besos casi imperceptibles y frases sensuales susurradas al oído, pueden desencadenar un enorme gozo y un deseo irresistible de experimentar mayores sensaciones.
Las orejas tienen muchas terminaciones nerviosas que las hacen poseedoras de intensas connotaciones sexuales y muy susceptibles a la seducción. Despiertan una sensualidad que está asociada al sentido visual y auditivo.
Además de guardar grandes secretos, son una colosal fuente de erotismo.