José Luis Rodríguez. Foto: Franklin Reyes
General de Ejército Raúl Castro Ruz, primer vicepresidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros, Compañero Ricardo Alarcón de Quesada, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Distinguidos invitados,Compañeras y compañeros diputados:
Este año han podido ustedes disponer con antelación del informe que recoge los resultados económicos del presente año y las proyecciones fundamentales para el venidero 2007.
Tomando esto en consideración no será necesario leerlo nuevamente y creo que será más útil dedicar mis palabras a reflexionar y profundizar sobre un conjunto de aspectos que a mi juicio resultan de gran importancia para todos nosotros.
En el año que está próximo a concluir se alcanza un crecimiento del 12.5% en términos del Producto Interno Bruto (PIB), lo que constituye la cifra más elevada de nuestra historia revolucionaria y expresa una tendencia a la consolidación gradual de la economía que se viene observando desde el año 2004, cuando crecimos un 5.4% y en el 2005 cuando logramos un 11.8%.
La cifra que se obtiene este año resulta también la más elevada de la región y supera ampliamente el promedio del 5.3% reportado para América Latina y el Caribe, según los datos de la CEPAL.
Este crecimiento es el fruto del enorme esfuerzo desplegado por nuestro pueblo para llevar adelante la revolución energética y elevar el nivel de las inversiones que aseguren producciones y servicios fundamentales; refleja también el desarrollo de importantes obras sociales y el mismo se apoya en el incremento de los niveles de actividad de prácticamente todas las ramas de la economía.
Se cuentan entre los resultados más importantes con un impacto directo en la población, que se reduce la energía dejada de servir por falta de generación en más de un 90% en relación al 2005; se han comprado y distribuido más de 29 millones de utensilios y efectos electrodomésticos que permiten el ahorro de energía, al tiempo que elevan la calidad de vida en nuestros hogares; se incrementó la entrega normada a 10 huevos por persona en todo el país, y se mantienen los incrementos en las entregas de arroz, granos, chocolé y café puro que se iniciaron en el 2005; continuó incrementándose la calidad de las instalaciones de salud y educación, a partir de la terminación de más de 650 obras en los programas de la Batalla de Ideas; y se concluyen alrededor de 110 mil viviendas, cifra 2.8 veces superior a la del pasado año; entre los logros más importantes que se respaldan con el crecimiento alcanzado.
Por otro lado, como ya se ha expuesto en ocasiones anteriores, el PIB de Cuba resulta hoy perfectamente comparable con cualquier país del mundo, en tanto que le hemos imputado un valor a los servicios sociales básicos como educación y salud, que en nuestro país se brindan sin costo alguno, para que puedan medirse correctamente y se equiparen con aquellas economías capitalistas donde estos servicios se venden como mercancías y de forma natural se incorporan al PIB, del mismo modo que se incluyen en su cálculo el tráfico de drogas o la prostitución, sin que en esas economías esto provoque ninguna inquietud o asombro.
Es más, podemos informar que si se excluyeran del cálculo del PIB los servicios y el comercio; la economía cubana crecería un 9.5% en el 2006.
Desde luego, se trata de Cuba y para nadie debe pasar inadvertido lo que significa que este país agredido, bloqueado y calumniado figure este año con la tasa de crecimiento más alta de América Latina y el Caribe.
Cuba no falsea sus estadísticas, ni las manipula con fines electorales. Se atiene responsablemente a los sistemas estadísticos reconocidos internacionalmente y defiende su derecho a que se reflejen sus logros, limpiamente, sin acudir jamás a la mentira o al engaño.
Por ello frente a los que dudan o no creen en lo que es capaz de hacer una revolución, seguiremos demandando el derecho a que se publiquen nuestras estadísticas en todos los organismos internacionales y especialmente en los del sistema de Naciones Unidas.
Los alentadores avances obtenidos no deben llevarnos a olvidar todo lo que aún queda por hacer. Estos resultados son insuficientes para lograr la satisfacción de las necesidades del pueblo y asegurar el desarrollo. Mucho pesan todavía en nuestro desempeño las limitaciones objetivas y subjetivas que impuso el período especial, el cual aún no hemos rebasado.
Tomando en cuenta lo señalado anteriormente, considero que es muy útil reflexionar sobre el carácter de esas limitaciones y las soluciones posibles a las mismas.
Como se explica en el informe, alcanzar estos resultados ha tenido como premisa la concentración de los ingresos en divisas en una Cuenta Única del Estado y la centralización de las decisiones para su uso; así como la obtención de créditos que permitan financiar los programas para avanzar gradualmente hacia la invulnerabilidad económica del país.
No obstante, el déficit de recursos que inevitablemente hoy debemos enfrentar con financiamiento externo tiene límites, a los que debemos prestar la mayor atención.
En lo inmediato, ante las insuficiencias de nuestro desarrollo económico, las soluciones se encuentran en el cumplimiento y sobrecumplimiento de los planes de producción, en la reducción de los costos y muy especialmente en el control y ahorro de los recursos, particularmente los portadores energéticos, así como en el incremento de la productividad del trabajo y la eficiencia económica.
En ese contexto particular importancia debemos dar al análisis de la productividad del trabajo y a su correlación con el salario medio, como una de las expresiones más importantes de la eficiencia económica.
Ciertamente si examinamos la evolución de la productividad en los últimos 10 años, observaremos que crece a un ritmo promedio anual inferior al salario medio. Esto representa a grandes rasgos, que crece más rápidamente la distribución de la riqueza creada que su producción, lo cual no es sostenible en el tiempo.
Este problema aún no se examina sistemáticamente en nuestras empresas, ni constituye todavía un punto de atención constante de los trabajadores, tema que necesariamente debe abordarse en la discusión del plan que tiene lugar en las empresas y unidades presupuestadas en estos momentos.
Se precisa un mayor incremento de la productividad del trabajo y alcanzar los niveles que permitan reducir significativamente nuestros costos; para lo cual existen enormes reservas en la disciplina laboral, el aprovechamiento de la jornada y la organización del trabajo, sin que sea necesario invertir más recursos que los que ya hoy existen.
Esto es especialmente importante en la producción agropecuaria, en su conjunto, en la que se necesita alcanzar una mayor producción de alimentos para la población a bajo costo, pero donde se aprecia este año una caída de la productividad y del total de horas trabajadas, así como en el sector industrial manufacturero, donde se crece a ritmos aún insuficientes.
Por otro lado y como se ha informado, el país viene registrando un notable incremento en las inversiones, que crecen un 68% en los últimos dos años.
Sin embargo se registran significativas deficiencias en su proceso de planificación, preparación y ejecución.
Nada justifica que no se dedique el tiempo indispensable a la preparación de las inversiones, que se inician sin proyectos adecuados, sin presupuesto o sin cumplir las regulaciones establecidas para su ejecución.
Todo ello redunda en el incumplimiento de los planes y la baja efectividad del proceso inversionista, donde se continúa inmovilizando recursos, pues el valor de los activos fijos en las obras que se concluyen resulta inferior a lo que se invierte cada año.
Los negativos ejemplos que se mencionan en el informe son harto elocuentes en este sentido.
Particular atención requiere que para eliminar la congelación de los recursos, se realice el adecuado balance de los mismos y de la fuerza de trabajo que se demanda en cada obra, visto en cada territorio y en su secuencia a través del tiempo.
Para el año próximo, se ha realizado un análisis que debe permitir una ejecución más racional del proceso inversionista. Igualmente se elevará la rigurosidad en su aprobación, y en la asignación de recursos para ejecutarlo.
Un ejemplo de las inversiones en las que está previsto recuperar lo gastado a través del ahorro de divisas que producen en el más breve plazo posible, son las del programa electroenergético y las del transporte, tomando en cuenta la elevación del precio del petróleo a más del doble en los últimos tres años.
Los cientos de millones de dólares que el país ha pagado por los grupos electrógenos, efectos electrodomésticos, hornos eléctricos para las panaderías, bombas de agua e insumos para la reparación de las redes de distribución de electricidad, tiene que conllevar crecientes volúmenes de ahorro del combustible que producimos o dejamos de importar.
Por otro lado, las importantes inversiones en transporte de carga que comienzan a materializarse y que se requieren para distribuir el combustible, los alimentos, los materiales de construcción y los insumos productivos de nuestras fábricas, así como los restantes bienes de consumo de la población, se realizan bajo la premisa del ahorro de combustible como objetivo prioritario y así se ejecutarán.
Sin embargo, tal y como se expresa en el informe, no se logra aún la conciencia del ahorro en portadores energéticos en nuestras entidades que permita contar con planes verdaderamente rigurosos para reducir el gasto, lo cual obligará a continuar restringiendo centralmente la asignación de combustible y energía eléctrica en el año 2007.
Un tema que no debemos dejar de mencionar es el que se refiere al alto nivel de dependencia externa del consumo de alimentos, cuyas importaciones han crecido un 35% en los últimos dos años.
Se precisa, como ya señalamos, desarrollar aceleradamente un programa de sustitución de importaciones que sea económicamente viable, incrementando las producciones agrícolas e industriales de alimentos.
En relación a los alimentos hay que dar también un salto de calidad en el acopio de la producción, asegurar que no se pierda ni una sola libra de lo que se cosecha y pagar en la fecha prevista a los productores.
Por otra parte, es necesario cumplir en tiempo y con calidad la entrega de los productos normados que se venden a precios subsidiados y en los que el país invirtió 948 millones de dólares el presente año, pero donde subsisten múltiples insatisfacciones, que no siempre dependen de recursos materiales.
La necesidad de incrementar la transportación urbana constituye actualmente un reclamo de primer orden en la población.
Tal y como se explica en el informe, se adoptan medidas especiales en Ciudad de La Habana y Santiago de Cuba, que contribuirán en lo inmediato a frenar el deterioro de este importante servicio.
No obstante, considero importante explicar, que tomando en cuenta el colapso sufrido por el sistema de transportación de carga, que garantiza la vitalidad del país y ante los limitados recursos financieros disponibles, ha sido preciso destinar solo una parte de los mismos a la transportación de pasajeros.
Incluso para avanzar más rápido en estas tareas es indispensable rehabilitar las vías ferroviarias, los caminos y las carreteras; inversión que también demanda cuantiosos recursos y que debemos acometer gradualmente, con un claro sentido de las prioridades a considerar.
También pienso que se entienda mejor lo que representa la rehabilitación del sistema de transporte urbano si se conoce que un ómnibus articulado cuesta actualmente entre 174 mil y 255 mil dólares cada uno, mientras que un ómnibus rígido vale entre 62 mil y 90 mil dólares por unidad.
Compañeras y compañeros diputados:
Los problemas en los que hemos concentrado el análisis en estas palabras tienen solución, pero como se recoge en el informe, al citar palabras de nuestro Comandante en Jefe:
«... solo trabajando se puede avanzar, solo trabajando se pueden producir los bienes que el país necesita, solo trabajando se puede producir más alimentos, solo trabajando se debe salir de las dificultades más apremiantes que tenemos».
No es por ello admisible alentar la expectativa de que la solución a nuestras dificultades y carencias solo le corresponden al Estado resolver.
Será el esfuerzo mancomunado de todos; la organización del trabajo, la disciplina, el rigor en la elaboración y control de los planes económicos, la participación de los trabajadores en la toma de decisiones en cada centro de trabajo, el honor de nuestros compatriotas, unido a la confianza en el Partido y en la Revolución, lo que nos hará avanzar y vencer todas las dificultades.
Hoy se abren ante nuestro pueblo infinitas oportunidades para su desarrollo multifacético.
Podemos contar con el capital humano creado por la Revolución, como base para el desarrollo hacia la sociedad basada en el conocimiento que es la garantía del futuro.
Precisamente hoy conmemoramos el 45 aniversario de la proclamación de nuestro país como Territorio Libre de Analfabetismo; hazaña épica que abrió las puertas a la revolución educacional que se inició entonces y que continúa hoy su ritmo ascendente.
Nuestro pueblo es hoy capaz de garantizar la continuidad de la obra de la Revolución, tal y como nos lo demandara nuestro Comandante en Jefe en su Proclama del pasado 31 de julio.
Al referirse al tiempo que ha transcurrido desde entonces, el Segundo Secretario de nuestro Partido, expresó el pasado 2 de diciembre:
«.... grande ha sido la sorpresa y la frustración para nuestros enemigos y mucho más grande la admiración de las mayorías oprimidas al presenciar el ejemplo de firmeza, ecuanimidad, madurez y confianza en sí mismo que ha dado nuestro pueblo en los últimos cuatro meses.»
Hoy podemos decir al querido compañero Fidel: siga Ud. trazando los nuevos derroteros del combate por el bienestar de su pueblo en esta tregua fecunda. Nosotros estaremos listos para cumplir sus órdenes y garantizar su obra, con la fe en la victoria que siempre nos ha inculcado.
Muchas gracias.