Foto: Juan Moreno En medio de las reflexiones con que algunos de los más respetados pensadores apuntaban la trascendencia de «los medios» para las fuerzas que en cualquier parte aspiren al cambio, la denuncia del parlamentario Earle Herrera materializó lo que, unos momentos antes, era solo teoría vertida sobre el plenario...
Escenario de la manipulación informativa hasta el punto de que los grandes mass media resultaron protagonistas principales del golpe de abril de 2002, Venezuela fue entonces polígono de ensayo donde ahora vuelve a probarse la eficacia de la llamada prensa alternativa.
Apenas unos días antes de las elecciones presidenciales del domingo 3 de diciembre, la denuncia de Herrera vuelve a mostrar la confabulación de las grandes cadenas con la oligarquía opositora «comandada» desde EE.UU.
Sin recato, Rafael Poleo, editor del periódico El Nuevo País y de la revista Zeta, había acudido a los estudios de las televisoras «magnates» Globovisión y Radio Caracas Televisión (RCTV) —«las dos en contra del proceso revolucionario»—, para anunciar la última versión del plan opositor con el objetivo de desconocer los resultados, en los que se prevé la reelección amplia de Hugo Chávez.
«Dijo que el día tres los electores deben votar; pero el cuatro de diciembre, la gente de la oposición sale a las calles a “reclamar” el triunfo pues —según ellos— “no hay posibilidad” de que pierdan. Veinticuatro horas después —el cinco—, serán los militares quienes salgan para derrocar al gobierno de Chávez».
En reciente conferencia de prensa, William Lara, ministro venezolano de Información, reveló el propósito de una empresa encuestadora norteamericana de lanzar «resultados» el domingo a la una de la tarde, «cuando el proceso electoral estará vivito».
«También —explicó Herrera a JR— se descubrió la existencia de 40 000 pullóveres en los que se ha impreso la palabra FRAUDE, y que serían usados por los miembros de los partidos de oposición.
«Esto debe corresponderse con alguna relación de ellos y oficiales retirados que ya participaron en el golpe de Estado de abril de 2002, y en los sucesos de ese año en la Plaza Altamira.
«Todos ellos estarían complotados para dar al traste con el proceso democrático que se efectuará el domingo. Como no tienen fuerza para derrotar al gobierno bolivariano en las elecciones, provocarán un estado de desestabilización.
—¿Quiere eso decir que ya la oposición ha descartado la abstención como vía para desconocer la esperada derrota del 3 de diciembre?
—En las elecciones parlamentarias del año pasado se retiraron un día antes de los comicios y provocaron desconcierto. Aquel juego no les salió bien, pues la Asamblea Nacional fue electa y está legislando.
«Esta vez entendieron que debían participar, aunque saben que todas las encuestas le otorgan al Presidente más de un 20 por ciento de ventaja sobre el opositor Manuel Rosales, lo que significaría más de dos millones de votos.
«Tienen que participar para poder encontrar alguna vía de desestabilización, apelar al supuesto fraude o buscar de alguna manera la deslegitimación del proceso.
«Saben que están perdidos electoralmente. Están derrotados en cualquier proceso que se dé dentro de los cánones de la institucionalidad. Ellos lo saben».