CIEGO DE ÁVILA.— ¿Cómo remediar el déficit de maestros? ¿Cuál es la fórmula para solucionar esa especie de sambenito que pende sobre el sector educacional? ¿Por qué los profesores se van? ¿Se podrá encontrar algún día la respuesta al problema?
Tales preguntas aparecieron mientras se sucedían los planteamientos, unos más apasionados que otros, en el teatro del Instituto Superior Pedagógico Manuel Ascunce Domenech, en la Asamblea de la FEU del centro.
Pero ellas no quedaban en el vacío; porque, una vez hechas, detrás venían las respuestas de cada estudiante al problema. Y pensando en todos los planteamientos, la primera conclusión a la que se llega es que estamos viviendo en el sector la extensión de problemas que son de la sociedad en general. Parece obvio; pero no lo es tanto, más cuando a veces ese detalle puede olvidarse en el análisis.
Con todo, hay cuestiones que son solo inherentes al sector. Isaura Viciedo, del quinto año de la especialidad de Profesor General Integral (PGI), señaló que lo primero que se necesita es un compromiso personal de cada egresado con la profesión. Cuando ese compromiso falla, lo demás se derrumba.
«Pero ese sentido del deber y el magisterio hay que crearlo», apuntó. «En muchas de nuestras escuelas creamos círculos de interés y generalmente no los orientamos hacia las carreras pedagógicas, ni formamos uno dedicado a ellas en específico».
También se mencionó en el plenario la necesidad de atender al maestro, incluso en los detalles mínimos, lo que, en opinión de los estudiantes, muchas veces se pasa por alto.
En la Asamblea se reflexionó sobre la necesidad de cambiar la forma en que se realizan los ingresos a esas especialidades. Y uno de esos cambios debe hacerse en los conceptos. Como ellos expresaron, no hace falta que llegue la indicación de comenzar las captaciones para que se desate un maratón. Sin embargo, con anterioridad, poco o nada se había hecho.
Los alumnos añadieron que la vocación del magisterio no se puede lograr sin el ejemplo de los profesores. «Y tenemos que decirlo», expresó Eugenio Rodríguez Ortega, del quinto año de Historia-Marxismo: «Hay que ir a algunos preuniversitarios para ver a ciertos profesores... Además, en los propios espacios de la Brigada no se está realizando el debate sobre las carreras pedagógicas».
Y aquí el problema se entronca con otras situaciones, propias del mundo universitario. En el plenario se reconoció que el apego a las carreras pedagógicas resulta difícil de lograr en Institutos con brigadas que no funcionan de la manera debida.
Varios oradores señalaron que al Pedagógico entran hoy jóvenes sin una vocación por el magisterio; y, sin embargo, muchos son personas valiosas con las que se puede trabajar. Lo que sucede, dijeron, es que resulta muy difícil crear un vínculo con la especialidad en brigadas que no se reúnen, ni realizan actividades para sus miembros.
«Ocurre que a veces estamos a la espera», señaló Lázaro Magdiel Capote, presidente de la FEU del primer año del Instituto. «Nos preguntamos: ¿cuándo una brigada ha hecho su plan o estrategia de trabajo? Eso únicamente se hace a nivel de secretariado; pero hacia abajo no. Nosotros mismos tenemos que hacer nuestras actividades y pensarlas no por el plan de trabajo que baja del MINED sino por el que hacemos nosotros mismos. Si tomamos la iniciativa, las cosas pueden caminar».