Bruno Rodríguez Parrilla. Foto: Ricardo López Hevia El viceministro primero de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, manifestó este lunes la certeza de que la comunidad internacional ratificará el aislamiento de la política estadounidense de bloqueo cuando la Asamblea General de la ONU se pronuncie, el próximo 8 de noviembre, sobre la resolución que desde 1992 presenta Cuba para exigir su levantamiento.
Se ha elevado en más de tres veces durante estos años el número de voces que rechazan esa criminal política y apoyan la justa demanda cubana de ponerle fin, respaldada en 2005 por 182 naciones. La exigencia es casi unánime y se ha formulado en 14 ocasiones consecutivas en el marco de las Naciones Unidas, pero Washington desoye los pronunciamientos y recrudece el cerco, al tiempo que intensifica el carácter extraterritorial de una práctica dictada unilateralmente, que afecta a terceros con la aplicación de las leyes Torricelli y Helms-Burton, y ejecutada con total desprecio del mundo.
El bloqueo constituye una grosera violación de los derechos humanos de los cubanos, un acto de guerra económica y de genocidio cuyo propósito es causar hambre y desesperación en nuestro pueblo, ratificó el vicetitular del MINREX en encuentro con la prensa durante el cual ilustró, con amplios argumentos, el recrudecimiento de esa política.
Su condena al fracaso se puede ver en la falta de adeptos y, sobre todo, en el descrédito en que la ha sumido la resistencia de nuestro pueblo.
Pero ello no disminuye el carácter criminal del bloqueo más prolongado y cruel que haya conocido la humanidad, ni el sufrimiento que ha significado para nuestro pueblo, explicó Rodríguez Parrilla a preguntas de una reportera. Siete de cada diez cubanos han nacido y vivido bajo sus condicionamientos.
Costos directos e indirectos se dan la mano a la hora de hacer los cálculos de sus daños, según los cuales ha costado a nuestro país un acumulado, aproximadamente y de manera conservadora, de 86 108 millones de dólares. Pero es más difícil contabilizar lo que ha representado y representa como obstáculo para el desarrollo. ¿Cuánto podría haber hecho Cuba sin las limitaciones y los costos económicos de una política que no solo nos quiere asfixiar, sino que se ha convertido en verdadera persecución contra quienes intenten comerciar con la Isla?
CADA VEZ MÁS CRIMINAL E ILEGALLa proclamación de nuevas medidas de hostigamiento y más rigor en la aplicación de las ya existentes caracterizaron al año 2005, cuando se impidió a nuestro país exportar a EE.UU., incluso, medicamentos únicos producidos por Cuba. En tanto, la Isla tampoco pudo importar desde aquel territorio con excepción de la compra de renglones agrícolas, pero con nuevas limitaciones y presiones del gobierno estadounidense sobre sus productores nacionales, lo que no solo les encareció los costos sino que violó sus derechos constitucionales.
Igualmente se ignoran los derechos civiles de los ciudadanos estadounidenses que intenten viajar aquí, quienes han sufrido también el endurecimiento de las prohibiciones. Solo en el año 2005, 487 norteamericanos o residentes en EE.UU. fueron multados por desconocer esas regulaciones.
Hoy, son también más duras las disposiciones extraterritoriales, y por tanto ilegales, de la madeja de entuertos con visos de «ley» que conforman el bloqueo contra Cuba. Una empresa de un tercer país no puede vender a la Isla un producto si más del diez por ciento de sus componentes son fabricados en Estados Unidos, ejemplificó Bruno Rodríguez, del mismo modo que los empresarios de un tercer país no pueden vender a EE.UU. si en el producto existe algún componente cubano.
Prohibición a Cuba del uso del dólar en las transacciones financieras internacionales y negación a La Habana de los créditos otorgados por los organismos financieros internacionales, forman parte de esta guerra económica, a la que se suma el robo de reconocidas marcas cubanas.
En el afán de exterminar, el asedio se extiende, intensificando la aplicación de la Torricelli, en vigor desde 1996, y con la escalada de la Helms-Burton, cuyo Título III ha decidido aplicar selectivamente la actual administración republicana.
También se recrudece el bloqueo con los ilegales preceptos contemplados por el Plan Bush, a tenor del cual las visitas de los cubanos residentes en EE.UU. a sus familiares en la Isla, disminuyeron en un 54 por ciento. De más de 115 000 viajes realizados por ellos en 2003, se registraron 62 000 el año pasado.
También pesan mayores restricciones al envío de paquetes y remesas, y a las transacciones financieras. Como prueba de ello, 800 personas fueron multadas en el periodo 2004-2005, y 85 compañías sancionadas.
Para facilitar la persecución, se ha creado un Grupo de Investigación de Activos Cubanos que debe detectar las vías por donde entren y salgan divisas con destino a nuestro país.
La prohibición del envío directo de remesas a Cuba por medio de instituciones y de la venta de equipos médicos destinados a programas para extranjeros a gran escala como la Operación Milagro; la creación de una fuerza interagencia para impedir las ventas del níquel cubano en el mundo, el mayor rigor de las regulaciones para el envío a la Isla de artículos humanitarios y el establecimiento de normas que impiden realizar donaciones a nuestro país desde instituciones religiosas, son algunas de las medidas que se añaden, y fueron calificadas por Rodríguez Parrilla como «insólitas» y «aberrantes».
Algunas afectaciones provocadas por el bloqueo 22 de noviembre de 2005: El Departamento del Tesoro niega la renovación de la licencia para viajar a Cuba del Consejo Nacional de Iglesias de Estados Unidos. Diciembre de 2005: Es denegada la licencia solicitada por la ONG norteamericana USA/CubaInfoMed, al Departamento de Comercio de los Estados Unidos para donar 126 computadoras que se utilizarían en labores docentes y asistenciales, en la recolección y análisis de información y para impartir teleclases en cinco hospitales del sistema de salud pública en Cuba. El Republic Bank, cuya casa matriz se encuentra en Trinidad y Tobago, informó mediante llamada telefónica al BICSA que no estaba dispuesto a continuar tramitando los pagos que Cuba realiza a agricultores de los Estados Unidos, producto de las ventas de ese país hacia la Isla, lo cual afecta las transferencias que realiza la empresa importadora cubana ALIMPORT a exportadores norteamericanos bajo pagos debidamente autorizados por licencia. No se pudo concretar la solicitud realizada a la empresa ALCOA en España, de 2 000 toneladas de perfiles de aluminio para la confección de puertas y ventanas necesarias para la remodelación de los policlínicos, hospitales y escuelas cubanas, al responder la misma que no podía suministrar el material porque era una empresa con sede social en los Estados Unidos. El niño cubano Raysel Sosa Rojas, ganador del Concurso Mundial de Dibujo Infantil sobre el Medio Ambiente, convocado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, no pudo disfrutar de su premio debido a la negativa de la empresa japonesa Nikon de entregarle una cámara digital, otorgada a los ganadores de cada región, aduciendo que se lo prohibía el bloqueo norteamericano. Tampoco ha podido recibir los mil dólares que le corresponden por el premio, debido a que los organizadores del concurso argumentaron que estaban estudiando la forma en que se lo harían llegar, por las dificultades que presentarían con algunos bancos. Amparados en las regulaciones del bloqueo, tribunales estadounidenses «legalizaron» el robo de dos importantes marcas cubanas, la del ron Havana Club y la del prestigioso habano Cohíba. La importación de plaguicidas, equipos de fumigación y recursos de Entomología médica desde mercados lejanos, debido a la prohibición de acceder al mercado estadounidense, provocó afectaciones por concepto de precios, transportación y tiempo de entrega de los productos, lo que significó erogaciones superiores en un 25 por ciento al costo de esos equipos y plaguicidas en EE.UU. El medicamento antirretroviral Tenofovir, del Laboratorio GILEAD de Estados Unidos, que debía ser suministrado a los enfermos cubanos de VIH/sida, no fue entregado según solicitud de emergencia, porque la entidad necesitaba de una licencia de exportación del gobierno estadounidense. El medicamento se compró a la firma ALFARMA S.A. a costo adicional de 299 988 dólares. Se mantiene la imposibilidad de adquirir medios e implementos para el equipo de Tiro Deportivo de Cuba. Por ejemplo no fue posible comprar la escopeta Bereta para el equipo de Skeet, porque la firma italiana tiene estrechos vínculos comerciales con EE.UU. Tampoco se han podido adquirir las pistolas Walter calibre 32 y las balas de alta calidad Eley. Violines, pianos, contrabajos, flautas, zapatillas de media punta, zapatillas de punta, mallas, mallots y leotards imprescindibles para las instituciones de enseñanza artística han tenido que comprarse en terceros países, con un incremento del costo de un 16 por ciento, lo que representó un gasto adicional de 2,5 millones de dólares. La Universidad de La Habana tuvo que pagar 40 000 dólares anuales por el ancho de banda utilizado para el acceso a Internet, al no poder acceder al cable submarino de fibra óptica. Por ese servicio una universidad en otro país de la región paga 600 dólares al año.