FAMILIARES de las víctimas de la voladura del avión de Cubana de Aviación, en Barbados, y Giustino Di Celmo, padre del joven turista italiano Fabio Di Celmo, quien muriera en un atentado con explosivos ocurrido en un hotel de La Habana, dieron a conocer ante periodistas acreditados a la Cumbre de los No Alineados, cómo sus seres queridos fueron víctimas de acciones terroristas, aupadas y consentidas por el Gobierno de Estados Unidos.
«A diferencia de los familiares de las víctimas del 11 de septiembre, quienes no conocen el “oscuro paradero” de Bin Laden, nosotros sí sabemos dónde están los asesinos de nuestras familias, quiénes los protegen, quiénes les brindan refugio», dijeron en una declaración.
El 6 de octubre de 1976, un avión de la aerolínea civil cubana, fue volado en pleno vuelo y murieron las 73 personas a bordo, viajeros y tripulantes, de nacionalidades cubana, guyanesa y coreana.
«Los terroristas que asesinaron a nuestras familias están en los Estados Unidos, uno de ellos, Orlando Bosch, se pasea libremente por las calles de Miami», y declara a los medios de prensa que si tuviera que volar otro avión civil lo haría; el otro es Luis Posada Carriles, detenido actualmente en una prisión de inmigración por «entrar ilegalmente» en Estados Unidos.
Giustino Di Celmo denunció que Posada Carriles —quien organizó y contrató a los mercenarios que colocaron la bomba en el hotel habanero en que perdió la vida su hijo—, cuando The New York Times lo entrevistó en 1998 afirmó sin ningún pudor que «el italiano estaba en el lugar equivocado y en el momento equivocado».
Enfatizó que no quiere venganza, sino justicia, y explicó que en carta dirigida a Alberto Gonzales, fiscal general de Estados Unidos, le pidió rechazar la decisión del magistrado Norbert Garney de excarcelar a Posada Carriles, pues «no se puede entender cómo ha sido posible que se tomara esta decisión de liberar a uno de los más connotados terroristas del mundo, justo el día en que se conmemoraba el quinto aniversario del crimen en las Torres Gemelas».