Martha Yero con su nieta, Zoraida, y su nuera, Yanelkis, frente al televisor entregado junto con la antena Fotos: Marcelino Vazquéz (AIN)
GRANMA.— Le avisaron: «Osbel, te llaman; parece que es urgente». El ingeniero Osbel Anaya Acosta, especialista principal de Copextel en los municipios de Niquero y Pilón, tomó el teléfono: «¿Sí?, diga». Escuchó unos minutos, y por un momento levantó las cejas: «¿En tres días?». Oyó la respuesta y dijo. «Está bien, en tres días».
Aun después de haber pasado varias semanas, desde el 10 de mayo, cuando recibió la llamada, Osbel no deja de repetir: «En 72 horas». Y se ríe: «Nos dijeron que teníamos que hacerlo en ese tiempo. ¿Ustedes se imaginan?».
Aquel día esperaron a un grupo de cuatro especialistas que había salido de Bayamo para apoyar a la brigada. «A Cabo Cruz», dijo Osbel. «Habíamos escuchado el rumor de que teníamos que hacer ese trabajo en el Cabo, pero el aviso nos tomó por sorpresa. Llegamos al otro día, el 11 y nos pegamos a trabajar. Cuando único parábamos era al mediodía. Allí el sol te revienta la piel, y nosotros teníamos que andar por los techos. Mide aquí, toma allá, lanza el cable por este lado. Terminamos el 13, al anochecer». Se acaricia las manos y las cruza sobre la mesa. «Regresamos a Niquero el 14, hechos unos carbones. ¿Pero saben algo? Con el trabajo hecho y todo, la gente del Cabo no pensaba en aquello. No creían que les habíamos puesto las antenas parabólicas y que ya podían ver la televisión en sus casas. ¿Ustedes se lo imaginan?».
MARCO ANTONIO SOLÍS ESTÁ EN CABO CRUZNo, no lo creían. El Cabo se encuentra en la misma punta de la mandíbula del caimán. Búsquelo en el mapa, allí donde se juntan las costas del sur de Cuba. Es un pueblo de pescadores, levantado sobre el diente de perro y con unos farallones grandes y empapados por el olor a sal mojada que viene del mar.
Allí casi no llegaban las señales de radio y televisión. Hoy se captan seis canales, incluyendo Cubavisión Internacional y el Canal Habana y las ondas de siete emisoras de radio, gracias a la instalación de una antena parabólica en cada una de las casas de los 125 núcleos registrados en el pueblo.
«Después que pasó el Dennis, Radio Cuba instaló un transmisor; pero la mejoría llegó con las parabólicas. Antes la señal llegaba con muchas dificultades por la lejanía y porque esto es una zona muy baja», explica Alberto Pérez Mariño, delegado de la circunscripción 54, que recoge a todo el Cabo dentro del Consejo Popular I, en Belic, municipio de Niquero
Por la única calle, se observa la sucesión de antenas. También se oye la voz de Marco Antonio Solís. Tocamos en una casa y Martha Yero Salazar invita: «Siéntense, ¿quieren ver lo de la antena». Ella vive en el lugar desde hace 30 años. Apunta hacia el televisor, donde el cantante mexicano se mueve micrófono en mano dentro de su pantalla.
«Mire cómo se ve. Parece un espejo», dice. «Que si me acuesto tarde. No hombre, no, lo mío es la novela. Carmelo Alcalá, mi esposo, y mi hijo Yordanis son los que se quedan despiertos. Óigame, el día que la gente de Copextel nos ajustaron la señal..., yo no lo podía creer».
Algo semejante confiesa Fernando Quiala Chacón, observador-registrador de la Estación Meteorológica, aunque su incredulidad era mayor. «¡Qué voy a imaginarme que iba a ver televisor! Mire, aquí eso era un sueño. Llovizna, eso es lo que veías en la pantalla: una llovizna. Por la noche, aquí no se podía hacer nada: dormir o ponerse a hablar. Lo de las antenas, se rumoraba que venían las antenas; pero yo dije: “Cuando la pongan, lo creo”».
Isabel Moris Hernández, la esposa, se echa a reír: «La cara que puso cuando llegó a la casa. Parecía un niño con la boca abierta. Él no estaba el día que entró la imagen y al pararse en la puerta, miró para adentro asustado y yo sentadita delante del televisor, dándome banquete». «¿Y qué canal fue el que entró primero?». Isabel se pone un dedo en la boca, pensando. Dice: «¿El primero?». Y brinca en el sofá: «El Canal Educativo. Ese fue el primero: el Educativo».
DENNIS CAMBIÓ LOS HÁBITOSFernando Quiala dice que, antes de la parabólica, la televisión en el Cabo era una llovizna. Quiala comenta: «Ahora la pelea es con mi hija, Yudislenis. Mi esposa y yo somos deportistas. Unos días atrás, cuando llegaba la hora de la novela, nosotros estábamos con el Mundial de Fútbol. Tuvimos una tregua después que ganó Italia, porque ahora andan los Centroamericanos. Ya saben...».
Pero el acceso a la televisión y la radio tiene otros significados para los pobladores del Cabo. Dennis les dejó una secuela de 55 casas derrumbadas por completo, sin contar las viviendas que recibieron daños casi en su totalidad.
«Todavía hay familias que están levantado sus casas», señala Alberto. «A ellas se les puso la antena en el hogar que los está acogiendo. El caso es que por aquí no pasaban los ciclones, la gente no andaba pendiente de esos fenómenos. Pero después del huracán, están atentos a lo que dicen del tiempo por el televisor y la radio. El huracán les cambió los hábitos».
«¿Y si se rompe una antena, cómo se arregla?». Alberto reflexiona. «Los únicos facultados para moverlas son la gente de Copextel. Pero aquí tenemos unos técnicos». «¿Quiénes». «Vengan para que los conozcan».
Al final de la calle que bordea la costa, por encima de los techos y de las antenas, sobresale el faro con sus 32 metros de altura. Allí, en su base, están Roylán Hernández Filtres y Maidiel Díaz Hernández, los dos muchachos que ayudaron a la brigada a colocar las parabólicas.
Maidel (abajo) y Roylán: « Este cablecito..., apriétalo bien» El propio Osbel aconsejó: «Cuando lleguen al Cabo, pregunten por esos muchachos. Son unos ases sintonizando antenas». Maidiel cuenta que se pegó a los técnicos de pura casualidad. Él los miraba trabajar en lo alto, cuando oyó: «¿Quieres aprender?». Encogió los hombros: «Bueno». Y subió por la escalera con un alicate de presión en las manos.
Ahora se conocen el equipo de memoria. Alberto les informa que en la casa de Ángela Alcalá, una vecina que vive al subir la loma, la señal no se recibe bien. «A lo mejor hay que inclinar la antena un poquito», comenta Roylán. «A veces, cuando la vas a sintonizar, no puedes coger bien la señal porque el satélite se movió. Tienes que hacerlo despacito, con mucha calma; pero se hace».
«¿Siempre es difícil captar la señal?», Maidiel se extraña: «No, es facilito». «¿Y cómo se hace?». El muchacho se mueve hacia una pared y se pone debajo de la parabólica. «Te paras aquí con una brújula. Sin ella no eres nadie. Buscas los 110 grados, por el este, por ahí mismo, donde nace el sol. Por ese lado, nos llega la señal».
CABO DE LA SANTA CRUZCabo Cruz fue avistado por Cristóbal Colón en 1494. Entonces lo nombró Cabo de la Santa Cruz. Luego del paso de Dennis por Granma y con la ayuda a los damnificados, las familias que no contaban con televisor recibieron su equipo junto con la antena. El Gobierno cubano corre con los gastos de la señal del satélite.