La tecla del duende
El Gigante de Herradura ha colocado a su pueblo en el mapa olímpico, nada más y nada menos que con cinco medallas de oro. Antes de él se había inscrito en la lucha mundial Taco Taco, patria chica de Héctor Milián, titular bajo los cinco aros en 1992. Y aunque ahora Taco Taco pertenece a Artemisa, hace tres décadas (como todo el municipio de San Cristóbal y su entrañable Bombonera del fútbol) era parte de la más occidental de las provincias cubanas.
Ya que hablo de pinareños ilustres, no puedo olvidar a Rogelio García, El Ciclón de Ovas. O no mencionar al batey Orozco, hoy en la geografía artemiseña, generando un insólito número de estrellas, entre ellas Luis Giraldo Casanova.
Es un orgullo pertenecer a esos poblados. Como lo es vivir en Pipián, la tierra del ciclista Sergio Martínez, inmortalizado con el nombre de su terruño. Desde la finca Algaba en Condado, Trinidad, se abrió camino «a palo limpio» Antonio Muñoz, el Gigante del Escambray. Lo supe por el chico de Báez, Osvaldo Rojas Garay, destacado periodista y compilador. Y desde la prensa que nunca nos falte Eddy Martin, quien llegó desde Tamarindo con una calidad humana incuestionable, a la altura de su rigor profesional.
En voz de Eddy conocimos al Meteoro de La Maya, a ese hijo de Delicias que es Teófilo Stevenson; o al Gigante de Seboruco, Ormary Romero.
Que conste que hablo de poblados, como Zulueta en el fútbol, porque si me voy a los municipios sería interminable la lista y la identificación. Manatí, Banes, Morón, Limonar, Bahía Honda, El Salvador, Esmeralda, Cienfuegos, Boyeros, Jiguaní, Jovellanos, Palma Soriano... Cuba puede vivir orgullosa de su mapa deportivo.
Me encantaría que usted sumara su poblado, su municipio, esa identidad que nace con los deportes. Puede incluir equipos también. Seremos felices de contar con tanto talento, un verdadero legado para disponer de futuros campeones.
Para que cien se entreguen en la cultura física, es preciso que cincuenta hagan deporte. Para que cincuenta hagan deporte, veinte tienen que especializarse. Para que veinte se especialicen, es preciso que cinco sean capaces de proezas deslumbrantes.
Pierre de Coubertin.