La tecla del duende
El 7 de julio habrá encuentro teclero en el poblado villaclareño de Guaracabulla, por decimosexta ocasión. Surgido en 2007 tras la convocatoria de Guillermo Cabrera Álvarez, quien falleciera al concluir esa primera cita en el centro de Cuba, los lectores de diferentes sitios del país han contribuido a mantener viva la tradición. Únicamente ha dejado de efectuarse en los años 2020 y 2021, debido a la pandemia de la COVID-19.
Siempre proponemos un tema para el encuentro y en esta ocasión será el color con el que asocias a Guaracabulla. Por el béisbol y otros deportes, Villa Clara lleva el anaranjado. Y por ello allí tendremos nuestra «explosión naranja» de júbilo y, quién duda que nos beberemos un café «Expreso del Centro».
Eso sí: usted tiene su color en mente y lo que deseamos es que lo comparta. Puede comenzar a interactuar desde ahora, pero cuánto nos gustaría que pudiera ser allí, presencialmente. Así que anímese, falta más de un mes: puede haber gestiones de «aventones y botellas» para un gran abrazo fraternal.
Villa Clara tendrá el protagonismo de las tertulias desde el primer día del mes de junio. A partir de las tres de la tarde del sábado, la Galería de Arte reunirá a los ocurrentes de la ciudad de Santa Clara. Es el Día Mundial de la Infancia, pero se hablará de los padres en su mes y del encuentro pactado para el centro de Cuba.
Por cierto: invito a todos nuestros lectores en territorio villaclareño para que nos acompañen en Guaracabulla. Desde ningún sitio de Cuba es sencillo llegar, pero ellos nos llevan alguna ventaja. Ya hemos tenido a los placeteños, por supuesto, junto a camajuanenses, santaclareños, remedianos y caibarienenses. Qué bueno sería toparnos allí con alguna representación de los 13 municipios de Villa Clara. Este es, muy especialmente, un festejo con y para ustedes.
Lola: Debo partirme en dos para llegar a ti, pero aun disuelto en átomos, alguna partícula enamorada buscará encontrarte. Joseph.
La gratitud, como ciertas flores, no se da en la altura, y mejor reverdece en la tierra buena de los humildes. José Martí.