La tecla del duende
En estos meses de distanciamiento físico, de nuevas rutinas en casa y cuidados novedosos para nuestra salud, hay también movimientos. Las ideas se han movido, por lo general para ser mejores como personas y grupos, en torno a los planes del futuro y los comportamientos del presente. Pero también se han movido nuestros entornos, en esa dinámica transformadora que tiene relación con nuestro comportamiento. Y se mueven los tiempos para diferentes actividades, cuando reflexionamos acerca de la práctica.
A propósito de los movimientos, les comparto entonces la reflexión que nos envía el teclero Rafael Velasco Aguilera, de la tertulia de Holguín. Espero sus comentarios y que nos cuenten sus historias, para que nuestra columna tampoco permanezca estática.
Muévete. Mueve tu casa, tu cama, tu cuerpo; camina, sal de la rutina y los patrones de vida. Acércate a aquellas personas con las que puedas ser auténtico y nutran tus sueños más locos. No necesitas mover montañas, trasladar una pequeña piedra puede hacer maravillas.
Escucha hasta la última nota de cada canción. Permítete reír hasta que te duela, siente el amor desde lo más profundo de tu corazón.
Enójate y expresa tu furia, si es el caso, pero hazlo a solas. Si no sientes de verdad, no estás vivo.
Reúnete con los hombres y mujeres que amas. Camina, conversa y habla, lee en voz alta para otros. Cocina y come en compañía. Por una vez, deja de dar y dar a todos, menos a ti mismo.
Acepta los cumplidos con gracia. Ábrete a recibir, abre tus manos para que sean llenadas con lo necesario. Recibe todas las cosas buenas que mereces y recuerda mostrar gratitud por tu vida.
Chacha: Resurgiste como flor cuando perdiste tus raíces; mi amor te servirá de abono y mi compañía tu rocío. Chacho.
Felita: Estuve calculando y me agrada nuestra suma. ¿Nos multiplicaremos? Cachán.
La vida es un perpetuo movimiento que, si no puede progresar en línea recta, se desenvuelve circularmente. Thomas Hobbes, filósofo inglés.