Los que soñamos por la oreja
Un músico cubano por el que durante casi 30 años he sentido enorme respeto es el baterista, orquestador y compositor Giraldo Piloto. Lo escuché por primera vez a inicios de la segunda mitad de los 80 como parte de la orquesta que laboraba en el show de Tropicana. Algunos de los integrantes de dicha formación se presentaban también en una agrupación paralela y que asumía otro repertorio en el célebre cabaret. Poco tiempo después, al fundarse NG la Banda, Giraldo Piloto es llamado a ocupar la plaza del drum en dicha formación y participa en lo que a no dudar fue la etapa de oro del ensamble.
Su trabajo siguiente lo llevó a cabo junto a Isaac Delgado, cuando este decide iniciar carrera como solista. De ese período se recuerdan temas tan populares como El 443025, obra perteneciente a la autoría de Giraldo Piloto. Porque ese es uno de los rasgos que lo distinguen, el hecho de ser un prolífero compositor, condición que le ha propiciado que no pocas piezas suyas hayan sido versionadas por grupos y solistas de la escena internacional.
Pero ese no es el único costado de Piloto digno de admiración. Personalmente creo que él es uno de nuestros más completos bateristas a la hora de hacer jazz. El buen gusto que despliega cuando se desempeña en el primer lenguaje sonoro del pasado siglo XX, en particular a la hora de conducir la marcha y mantener alimentado rítmicamente el quehacer de otros instrumentistas, solo me resulta comparable a lo llevado a cabo por Enrique Pla. Esto es algo de lo que poco se habla, pues Piloto nunca se ha dedicado a tiempo completo al jazz, dados sus múltiples intereses, los cuales los ha canalizado a través de la agrupación Klímax, fundada en 1995.
Si bien esta banda nunca ha estado a la cabeza de los ensambles más populares en el universo bailable cubano, ella siempre se ha mantenido en el pelotón de avanzada, con una constancia en el buen hacer que otros que han gozado de mayor respaldo de público no han tenido. Asimismo, la formación ha servido de escuela para diversas figuras, sobre todo en lo referido al ámbito de los cantantes.
Para celebrar un aniversario del surgimiento de su proyecto, Giraldo Piloto ideó grabar un fonograma al que dio por nombre Mis 21 años. Este es un disco asumido como una suerte de autohomenaje y donde interviene una extensa nómina de invitados de primer nivel.
Grabado por Osvaldo González en los Estudios Egrem de Miramar y con la colaboración de Waldy Domínguez para hacer las mezclas y la masterización, proceso efectuado en los Estudios Wave Sounds del propio Waldy, uno de los primeros aciertos del material es su alta y homogénea calidad de sonido, difícil de alcanzar si se piensa en la disimilitud de colores y timbres dada la participación de tantos invitados. Nombres como Alexander Abreu, Osain del Monte, Paulo FG, Carlos Manuel Calunga (alguien que se formó justamente en Klímax), los vocalistas de Van Van: Jeny, Mandy y Robertón; Brenda Navarrete, Tania Pantoja, Dayan Carrera, Waldo Mendoza, Amaray, Pancho Céspedes y Leo Vera se suman a lo que, sin la menor discusión, representa toda una fiesta para los oídos.
Como parte de la actual formación de Klímax, nos encontramos aquí con un cuarteto de nuevos y prometedores cantantes, ellos son Noel Díaz, Oscar Reinaldo Correa, Milagros Hodelín y Laraine Cañizares. Si bien los cuatro cumplen con eficacia los roles a ellos asignados en los temas que interpretan, recomiendo prestar especial atención a las dos chicas, pues estoy convencido de que darán mucho qué hablar en el futuro.
En cuanto al repertorio del CD, de los 12 cortes aquí compilados 11 pertenecen a la firma del propio Giraldo Piloto, que tuvo el tino de rescatar del pasado piezas como El 443025, en una nueva orquestación que lo difiere de la versión que se conociera en los 90. El otro tema que completa el listado de las grabaciones del álbum es Añorado encuentro, perteneciente a ese clásico dueto que conformaron Piloto (padre del director de Klímax) y Vera, y que gracias a las posibilidades que ofrece la tecnología utiliza la voz de Vicentico Valdés, en un delicioso arreglo de Yusef Díaz.
En el sentido de las orquestaciones, me resulta cautivante el tratamiento que se le otorga a la guitarra eléctrica, en pasajes en los que la misma hace una especie de contracanto a la cuerda de metales. Con varios temas que de ser bien promovidos pueden convertirse en éxitos de mucho público (por mencionar un ejemplo, Mi ventana), Giraldo Piloto tiene su sueño realizado y puede sentirse feliz con lo que él y su grupo Klímax han hecho desde 1995 hasta nuestros días.