Los que soñamos por la oreja
Por estos días se celebra el evento denominado América por su música, que tuviese entre nosotros una primera emisión durante 2015, y que ahora se dedica al periodismo musical, esfera en la que me he desenvuelto durante los últimos años. Si algo agradezco a semejante ejercicio profesional es que me ha brindado la oportunidad de haber intercambiado directamente con figuras que he idolatrado desde los lejanos días en que yo era un adolescente feliz e indocumentado. Uno de tales ejemplos fue cuando, además de asistir como público a los tres conciertos ofrecidos en La Habana por Rick Wakeman y su grupo New English Rock Ensemble, tuve la posibilidad de conversar con el mítico tecladista de Yes por un buen rato en el Piano-Bar del Teatro Nacional.
Sucede que aunque en nuestro país muchos desconocen de la magnitud de este creador, y su obra solo es consumida por una exigua minoría, Rick Wakeman resulta uno de los músicos de mayor importancia en el acontecer sonoro mundial de los últimos cuarentitantos años, a partir de su irrupción en la escena del rock sinfónico durante la década de los 70, sin discusión alguna la época dorada para dicha manifestación sonora.
En el presente 2016, Wakeman vuelve a ser noticia de primera plana a escala internacional con la publicación de un nuevo fonograma en su larga carrera discográfica. Trátase del álbum titulado Starship Trooper, que salió al mercado el 15 de abril a través del sello Purple Pyramid Records. El concepto que prevalece en el CD es el de realizar versiones de agrupaciones tan afamadas como Yes, Pink Floyd, The Who, Supertramp, y otras.
Debe señalarse que en realidad estamos en presencia de una compilación organizada por Rick Wakeman, a propósito de apariciones suyas como invitado especial en distintas grabaciones. Varios de los temas se concibieron de inicio en los materiales de tributo que produjo (y muy bien) Billy Sherwood, incluidos los de Fusión Sindycate y The Prog Collective.
Para acometer el proyecto, Rick selecciona una nómina de instrumentistas de primer nivel y de sobrada experiencia. Así, en el elenco de sus acompañantes aparecen excompañeros suyos en Yes, como Steve Howe, Tony Kaye y Billy Sherwood. También intervienen otros célebres músicos como Jimmy Haslip (Yellowjackets), Mickey Thomas (Jefferson Starship), Jürgen Engler (Die Krupps), Tony Levin (King Crimson, Peter Gabriel), Steve Hillage (Gong), Carmine Appice (Vanilla Fudge, Cactus, Beck Bogert y Appice), Nektar, Huw-Lloyd-Langton, Jerry Goodman, Colin Moulding y Nik Turner.
Entre los covers que podemos disfrutar en el fonograma, se incluyen The Great Gig of The Sky, original de Pink Floyd, Crime of the Century, de Supertramp, Love Reign O’er Me, de The Who, y Starship Trooper, de la banda por excelencia de Wakeman, es decir, Yes.
De los momentos que más captan mi atención en el CD están Sober, con la intervención de Billy Sherwood y Jürgen Engler; The Great Gig In The Sky, con su viejo colega Steve Howe a la guitarra; y Starship Trooper, en una versión bastante fiel al original y cantada por Mickey Thomas, perteneciente a la tropa de Jefferson Starship.
Aunque en el álbum no faltan los buenos solos de teclados y las típicas atmósferas del rock clásico, las recreaciones que aquí se llevan a cabo acerca de temas conocidos se me quedan un poco por debajo de las expectativas que uno tiene cuando se lee la nómina de participantes. Todo está bien tocado, a tono con la nómina de los músicos incluidos en la grabación, pero sin sorpresas de las que le hacen a uno levantarse del asiento en señal de aprobación mientras se escucha un disco.