Los que soñamos por la oreja
De paso por el sol, tantos y tantas veces/ perdidos en el norte de cada señal/ jugando a la bebida que aparece/ nacidos del placer: hablamos casi siempre de nacer./ Ay, ay, ay, ay/ me duele el cuello de tanto mirar atrás./ Hoy, hoy, hoy, hoy/ voy a poner las frutas en la mesa/ y en el televisor una grata sorpresa/ anuncian que habrá un miércoles mayor.
La perseverancia del sillón/ en su movimiento de madera/ llenará el apartamento con canciones serenas/ Una mano alcanza la razón/ y otra menos alta la imaginará, la imaginará.
Los cisnes de metal que brillan en la sala/ se saben el cantar de mi generación/ los comentarios arden y el calor cubre la madrugada/ con todo y el ventilador./ A un poco de llegar se nubla la mirada/ y aunque siempre nos queda la respiración/ cambiamos el florero de lugar/ las coordenadas del amor/ y el sembrado más viejo.
De paso por el sol, título de la canción de la que antes reproduje fragmentos y perteneciente a la firma de Leonardo García, es uno de esos buenos ejemplos de cómo discursar de forma lírica y sin acritud, pero críticamente, acerca de los temas que todos los días hablamos los ciudadanos de a pie en nuestro país. Este cienfueguero por nacimiento pero villaclareño por adopción, ofrecerá el próximo sábado 13, a las 7:00 p.m., un concierto en la acogedora sala teatro de Bellas Artes, que recomiendo no perderse.
Aunque por lo general no dedico esta columna a promocionar presentaciones, vale la pena que hoy lo haga porque, a decir verdad, La Habana ha recuperado una vida cultural impresionante y, por ejemplo, el mismo día del concierto de Leo (como se le dice en el medio trovadoresco), a una hora casi coincidente, se estará presentando en el Karl Marx Descemer Bueno, viejo conocido desde los lejanos tiempos de Estado de Ánimo, para mí una banda capital en la música cubana de los 90 y en la que Descemer tocaba el bajo y a veces las tablas, en un repertorio que se movía entre el jazz rock y la world music, con temas como Calabacita, composición instrumental de Bueno que nada tiene que ver con sus actuales canciones y que de seguro ya él ha olvidado.
Pero el concierto de Descemer apenas requiere de promoción y estoy convencido de que el lunetario del Karl Marx se venderá completo. Otra es la historia de la función que nos brindará Leonardo García, porque si bien entre sus coetáneos él es desde hace ya varios años uno de los trovadores con una propuesta más sólida, por razones harto conocidas y de las que se habla una y otra vez en los congresos de la Uneac y de la AHS sin que haya solución al problema, para el gran público en Cuba Leo no existe, cosa extensiva además a las disqueras cubanas, que hasta hoy no han tenido interés en producirle ni un fonograma, aunque desde hace tiempo y por iniciativa de Marta Valdés, él grabase uno en los estudios Abdala, que aún no se ha publicado de forma oficial.
Para los que no han oído a Leo o las versiones que sobre sus canciones hacen diversos intérpretes en Cuba, debo decir que no es cliché afirmar que él es un poeta con guitarra, en el que su manera de decir produce la impresión de brotar de alguien con más edad que la suya. Si a esto se une que como guitarrista posee formación académica, puesta al servicio de su acompañamiento, que él es entre los trovadores cubanos uno de los que mejor sabe emplear el falsete y que como compositor hasta ahora no se repite en lo armónico ni en lo melódico, se comprenderá de sobra por qué es una estupenda opción asistir este sábado a su concierto en Bellas Artes.
Yo, que soy fanático de la música de Leonardo García y que me sé de memoria canciones suyas como aquel son (estilo Frank Delgado) de hace 17 años y en el que decía: Con ese paso mujer/ ya no sé ni lo que digo/ me ha picado en la nariz/ y me rasqué en el ombligo, o ese otro tema (consejo ideal para desesperanzados sin un porqué) en el que afirma: La felicidad tocará a la puerta y tú tienes que aprender a reconocerla/ son esos momentos los que te dan la luz,/ no dejes que la vida te pierda, me sentiría muy feliz si la sala de Bellas Artes se repletase. Leo, por ser excelente músico y lo que para mí aún es más importante, ¡buena persona!, se lo merece.