Los que soñamos por la oreja
Decididamente soy del criterio de que a partir de la década de los 50 del pasado siglo, el instrumento que más se ha desarrollado a escala internacional es la guitarra. Resulta asombroso comprobar la cantidad de nombres de guitarristas de todos los géneros y estilos que de manera constante salen al mercado discográfico con propuestas de altísimo nivel. Hoy quiero sugerir un par de fonogramas de reciente aparición que, en mi modesta opinión, debieran ser perseguidos y estudiados por cuanta persona esté interesada en la materia.
Comienzo por el nuevo álbum del guitarrista y productor Dennis Haklar, el CD titulado Lizard’s Tale, material en el que se hace acompañar por el bajista Mark Egan y el baterista Thierry Arpino. A estos dos instrumentistas se añaden otros invitados, entre los que sobresalen el gran vocalista Jon Anderson (el afamado cantante de la nómina de los británicos Yes) y el no menos renombrado guitarrista de jazz rock Larry Coryell.
Con semejante nómina no es sorpresa que el disco que nos entrega Dennis Haklar sea un trabajo sencillamente impecable. Ello se verifica desde el instante en que se escucha la primera pieza de la grabación, Lizard’s Tale, justo la que denomina el fonograma. Se trata de un corte de poco más de cinco minutos en el que, luego de ser presentado el tema por Haklar, él y Coryell entran en un muy intenso intercambio de solos, como para dejar bien claro los caminos por los que transitará la propuesta.
Algo similar acontece en Low-Lee-Tah, con ciertas reminiscencias de la música arábigo española. Llega entonces Leap of Faith, concebida para guitarra acústica con cuerdas de nailon y con la primera intervención de Jon Anderson, quien desde su peculiar estilo de vocalizar aporta una atmósfera angelical a la pieza, una de mis favoritas entre las 11 registradas en el CD.
Otros temas que me resultan imperdibles son Prelude to dawn, Dawn of an era, Swift messenger, Angels in Bahia y Crossing over, en los que también brillan Mark Egan y Thierry Arpino desde el soporte de un bajo y una batería ejecutadas con singular groove. De conjunto, el álbum Lizard’s Tale resulta un llamativo trabajo en el que confluyen algunos pasajes de rock progresivo y mucho de jazz contemporáneo.
Ahora quiero comentar brevemente un material que —admito— no es fácil de digerir por oídos no entrenados. Me refiero al disco titulado Nürnberg, a cargo del Mary Halvorson Trio. Sucede que en Cuba no estamos muy acostumbrados a degustar variantes como el jazz europeo de vanguardia y del free jazz, modalidades que no han circulado mucho por acá y que, por tanto, a la mayoría de nuestros compatriotas melómanos les pueden ser difíciles de asimilar. Sin embargo, poco a poco siento que algo de esas corrientes también va penetrando entre nuestros jazzistas, según he percibido en recientes fonogramas de compatriotas.
Es en dicha atmósfera en la que se ubica el quehacer de la guitarrista alemana Mary Halvorson, figura harto reconocida en circuitos internacionales (sobre todo de Europa) y alabada por revistas como JazzTime. Y es que en un álbum como Nürnberg, ella evidencia una originalidad asombrosa para nuestro tiempo, cuando muchas veces parece que en música ya todo está inventado.
Registrado durante una presentación en vivo el 26 de septiembre de 2012 en el Jazzstudio Nurnberg, ubicado en Nurnberg (Alemania), aparecen en el CD un total de seis temas, en los que junto a Mary Halvorson intervienen John Hébert en el bajo y el baterista Ches Smith. Así, las piezas Forgotten men in silver, No. 40, No. 39, Deformed weight of hands, No. 23 y No. 45 son una alquimia entre elementos de la música académica actual, pasajes atonales, libérrima improvisación y, en general, un estilo de ejecución que juega particularmente con el sentido del espacio a la hora de ubicar cada sonido de los tres instrumentos. Aunque es un material para los amantes de la experimentación y las vanguardias, no estaría mal que músicos y aficionados a propuestas más convencionales también escucharan al Mary Halvorson Trio, pues ello enriquece nuestro diapasón.