Los que soñamos por la oreja
Gracias al imparable desarrollo de las llamadas nuevas Tecnologías de la Informática y las Comunicaciones (TIC), que brindan posibilidades nunca antes pensadas para escuchar la música que nos interese, hoy, no se puede ningunear a nadie por encontrarse en las antípodas de nuestra visión del mundo. El carácter democrático de las TIC y de programas informáticos destinados a quemar CD y DVD tiene que enseñarnos a todos la lección: ya nadie es poseedor de la verdad absoluta y ahora hay que lidiar con múltiples criterios y verdades.
Pensaba en todo ello a raíz de que, hace poco, una entrañable amiga me regaló una memoria flash cargada con una copiosa discografía cubana, integrada por materiales editados por disímiles compañías en el extranjero y que lamentablemente no circulan entre nosotros. En la extensa nómina de discos que me han donado, particularmente me han llamado la atención los realizados por el grupo Tiempo Libre, ensemble conformado por graduados de la Escuela Nacional de Arte y del Instituto Superior de Arte en La Habana.
Dirigidos por el pianista Jorge Gómez, hijo del siempre recordado maestro de las teclas Jorge Gómez Labraña, los miembros de la formación, a pesar de ser gente joven en su mayoría, cuentan con sobrada experiencia en otras agrupaciones en el ámbito de la música popular cubana facturada desde mediados de los 90 hasta el presente.
Típico ensemble camaleónico, en la cuerda de los muchos que han florecido en Cuba de los 80 hacia acá, como formación timbera representa esa zona en la que las exploraciones jazzísticas son imbricadas con nuestra música tradicional. Hacedores de una sonoridad tipificada por ser mucho menos agresiva que la de las agrupaciones de timba dura y con una propuesta que además de servir para bailar, también es agradable para escuchar, opino que la obra por la que el colectivo ya ha trascendido en la historia de la música cubana de nuestro tiempo es Bach in Habana (Sony Classical, 2009), material donde encontramos jazz, mambo, bolero, guaguancó, conga, timba, chachachá…, todo bajo la invocación del espíritu y de inflexiones armónicas de sonatas, suites y preludios del gran compositor alemán Johann Sebastian Bach.
Justo es señalar que esta producción musical de Tiempo Libre tiene antecedentes notables. El pianista cubano y director de orquesta —radicado en España— Emilio Aragón, grabó en 2006 al frente de la Orquesta Sinfónica de Tenerife un curioso álbum, Bach to Cuba, con fragmentos de algunos de los Conciertos de Brandemburgo y Suites del autor de Pasión según San Juan, en configuración afrocubana con formato de orquesta y cuarteto de jazz que incluía el cuatro venezolano (decisivo en el resultado final del fonograma es la intervención en el mismo del bajista espirituano Alain Pérez).
Con una alineación en la que aparecen Jorge Gómez (piano, dirección, coro y arreglos), Joaquín «el Kid» Díaz (batá y líder vocal), Leandro González (percusión cubana), Tebelio Fonte (bajo), Cristóbal Ferrer (trompeta y trombón), Hilario Bell (batería, timbales, coro y batá) y Luis Beltrán (sax tenor, coro y güiro), gracias a la sólida formación recibida en los conservatorios de nuestro país, ellos pueden transformar con pasmosa tranquilidad y de forma totalmente orgánica un minuet en guaguancó, una suite en bolero, una fuga en conga, una sonata en chachachá, y un preludio en timba.
Es una lástima que de este álbum apenas hayan circulado en Cuba dos o tres ejemplares y que no figure en la programación de la radio del país, porque de seguro es una de las producciones discográficas cubanas de mayores atractivos en lo que va de la actual centuria. Así, en el CD son de obligatoria escucha Air On a G String (Orchestral Suite in G Major), Gavotte (French Suite in G Major) y Baqueteo con bajo (transición de Cello Suite No. 1 a los aires del danzón), cortes de singular belleza y maestría en las improvisaciones. También es imperdible el track titulado Timbach (concebido a partir de Prelude in D Major) y donde elementos de la timba se hibridan con algo de son, guaracha y mucho de rhythm and blues. En fin, música de altísimos valores artísticos, Tiempo Libre es hoy una muy digna representación de la nueva cultura cubana.