Los que soñamos por la oreja
Si alguien me preguntase por uno de los trovadores que personalmente más me ha impresionado en el transcurrir de su proceso evolutivo como artista, desde el momento en que se iniciara en el quehacer de escribir e interpretar canciones hasta llegar a los días que corren, sin la menor duda respondería que Ariel Barreiros. Todavía lo evoco con aquella excesiva dosis de ingenuidad que prevalecía en sus composiciones de comienzos del actual decenio, prueba de lo cual puede comprobarse en los dos temas aportados por él al disco trov@nónima.cu, compilatorio de varios intérpretes llevado a cabo por Bis Music.
Pero el tiempo ha transcurrido de entonces a acá y ahora nos encontramos ante un creador que sin renunciar a la profunda vocación lírica en su obra, resultado de haberse formado como hombre y artista rodeado del peculiar ambiente pueblerino de Aguada de Pasajeros, en el presente le ha añadido a su cancionística otros componentes que van desde un cierto aire marchoso, la melancolía, la tristeza, hasta la ternura, recursos todos válidos para hablar de amor o de sus preocupaciones sociales.
Con varios lauros alcanzados en recientes concursos musicales, como los convocados para rendir tributo a la pareja de Diego Rivera y Frida Kahlo o el denominado Una canción para Miguel, llega Ariel Barreiros a la Feria del Libro de Sevilla 2010, como parte de la delegación del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau a dicho evento. En su programación sevillana, el trovador participará en el ciclo de recitales-conciertos denominado Salvados por la lírica y en la presentación de varios libros y discos editados en Cuba como homenaje al centenario del nacimiento del poeta de Orihuela.
Afortunadamente, Ariel Barreiros puede mostrar ante el público español, además del ya mencionado álbum trov@nónima.cu, otros fonogramas, como el titulado Sur, contentivo de un concierto llevado a cabo en el espacio A guitarra limpia y compartido con el también cienfueguero Junior Navarrete, o uno acreditado a su nombre bajo el título de Medio lento y publicado en el 2007 por el sello EGREM.
En este último CD se incluyen 12 temas de su autoría, orquestados por David Álvarez y Lino Lores, el primero de los cuales funcionó además como productor musical del disco. Canciones como Paula, Brujería, Niña, Otra historia, Intentándolo, La canción del guardavías, María, Un hombre, Sobregirados, Ágape o la que sirve para denominar el compacto, es decir, Medio lento, son composiciones que reflejan la madurez de un artista que a estas alturas de su vida sabe bien lo que quiere y lo que no quiere, cosa que —puedo asegurar— no sucede todo lo frecuente que uno desearía con muchos trovadores.
En mi opinión, si un tema de Barreiros guarda estrecha relación con lo mejor de esa España que ahora él visita en representación del Centro Pablo y de la trova cubana, el mismo sería 5to. regimiento, escrita, al decir del poeta y cineasta Víctor Casaus, «desde el candor del universo infantil y la memoria emocionada que recuerda la vida hermosa de un abuelo republicano español».
En estas presentaciones de Ariel a propósito de su participación en la décima Feria del Libro de Sevilla, él lo hace solo con el respaldo de su guitarra, lo que le permite realzar ese sentir íntimo que nos transmite al cantar. Reitero esto último porque en fechas recientes, y pienso que no porque le haya perdido ni un mínimo de amor a la lira (como se dice en lenguaje de viejo cantador, según he aprendido con mi hermano Bladimir Zamora Céspedes), sino en correspondencia con la solidez artística de su obra, Barreiros ha estado presentándose en Cuba acompañado por jóvenes instrumentistas cienfuegueros, que se han sentido motivados a correr la aventura de apoyarlo musicalmente.
A fuerza de ser sincero, tengo que decir que por eficiente que resulte el entramado sonoro de acompañamiento al quehacer de Ariel, yo lo prefiero cuando él actúa solo con la guitarra, desde la condición de juglar que le canta en sus versos tanto a lo local como a lo universal, sin hacer distingo entre lo uno y lo otro, en singular demostración de lo más auténtico de la trova cubana y que en el presente Barreiros expone ante el público de Sevilla.