Los que soñamos por la oreja
Ya se sabe la importancia que desde su aparición, por iniciativa del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, ha tenido el espacio A guitarra limpia, que en fecha reciente celebró su onceno aniversario. Si bien la calidad es una constante en cada una de tales funciones, las preparadas para festejar los cumpleaños de la inauguración de esta fiesta de la cancionística cubana, registran un particular significado en la memoria de quienes somos asiduos visitantes al patio de Muralla 63.
Lo anterior se comprobó una vez más semanas atrás, cuando la pinareña Yamira Díaz y los integrantes de su agrupación ofrecieron un concierto de esos que uno evocará por mucho tiempo.
Conozco el trabajo musical de Yamira casi desde que ambos nos iniciábamos en las lides de la AHS, allá por 1986. Ello me ha permitido ser testigo de su crecimiento no solo como trovadora, sino en esa otra condición de artista que perfila hasta el más mínimo detalle en su quehacer, en aras de entregar una verdadera obra de arte.
Esto resulta algo de elogiar, porque no todo el que se dedica a hacer canciones tiene semejantes miras en su horizonte y muchas veces suele conformarse con brindar una labor musical más o menos bien facturada, pero hasta ahí se limitan sus pretensiones.
De tal suerte, en el reciente concierto de Yamira y su grupo, titulado como una de sus composiciones emblemáticas, Contracorriente, asistimos a una especie de clase magistral de lo que debe ser (cosa que lamentablemente no sucede con la frecuencia deseada) la conjunción entre el trabajo de un exponente de la trova y una agrupación de respaldo. Conversé con más de un asistente a la función y el consenso fue que en el presente, uno de los mejores desempeños grupales entre un cantautor y una formación acompañante en nuestro contexto, es este desplegado por Yamira y su banda.
Ocurre que no siempre se encuentra un arreglista u orquestador que sepa arropar cada tema, bajo el precepto de que el protagonismo tiene que recaer en la canción, pues lo demás debe estar en función de semejante objetivo. Lo interesante de tal situación en el caso de Yamira y su grupo es que ellos cumplen ciento por ciento con dicha regla pero a la vez, desde una proyección colectiva, logran abrir espacio para el destaque individual de cada instrumentista llegado su momento para sobresalir.
Beatriz Ordaz (flauta, misceláneas y coros), Eduardo Pachuco Morera (guitarra líder), Boris Miguel (percusión y coros), Zeney Alonso (bajo eléctrico) y Rasiel García (percusión), suenan como si de toda una vida hubiesen trabajado junto a Yamira. La interpretación de cada detalle o intención de los arreglos indican que han sido muchas horas de ensayo y que cada miembro del ensamble conoce a la perfección a los otros, lo cual posibilita ese espíritu de intercomunicación que de la ejecución de sus instrumentos respectivos emana.
Esto se percibe por igual, tanto en los temas compuestos por Yamira, por supuesto el peso del repertorio, como en las extraordinarias versiones que desarrollan acerca de piezas de otros autores. En la primera de estas dos líneas de trabajo, en mi criterio lo más cautivante fueron las nanas de Díaz, en especial la denominada Nana árabe, hermosa creación de Yamira perteneciente a un ciclo de temas en dicho estilo y que a sus propios méritos añade una orquestación sencillamente fabulosa.
En el orden de las versiones o lo que mejor sería nombrar como recreaciones, dos me resultaron impactantes. La primera fue la realizada en torno a Trova de las flores, original de Ariel Díaz pero que en la propuesta de Yamira y sus acompañantes, como canción en la cuerda de la trova tradicional, adquiere una dimensión insospechada.
La otra reescritura que me dejó boquiabierto fue la llevada a cabo a propósito de ese clásico del argentino León Gieco que es Solo le pido a Dios y que, por obra y gracia del talento de estos pinareños, se convirtió en una sabrosísima rumba cubana.
Concierto con un audio de primera, a cargo del siempre eficiente Jaime Canfux, ahora queda esperar por la edición del disco resultado de esta presentación. Al menos yo, estoy ansioso por escuchar la grabación.