Los que soñamos por la oreja
No pocos seguidores del panorama musical cubano se preguntan cómo es posible que un país como Cuba haya aportado tantos buenos pianistas al mundo sonoro del jazz, tendencia que en el presente vive uno de sus mejores momentos históricos. Es ese un interesante cuestionamiento y podrían darse varias respuestas, pero, en mi opinión, hay dos elementos fundamentales en esto.
Primero, yo aludiría a la existencia de una tradición pianística entre nosotros, remontada al siglo XIX. En segundo orden, me referiría a la influencia de la escuela rusa en la enseñanza del piano en Cuba, a partir del vínculo en los años 60 con la ex Unión Soviética. No cabe duda de que esa es una de las dos grandes escuelas en el piano, la otra sería la francesa.
Lo llamativo es que en nuestro país, a partir de una formación clásica y sin un sistema de conservatorios especializados en jazz (como los existentes en EE.UU. al corte del afamado Berklee College) o en ninguna otra forma de música popular (ni siquiera la cubana), entre nosotros los jazzistas, y en particular los pianistas de dicho género, constantemente están apareciendo.
Aunque se ha discutido muchísimo y aún se polemiza acerca de si la formación de los músicos en Cuba debe ser sólo clásica como hasta ahora o si se deberían hacer cambios en dicho sentido, lo cierto es que los resultados recogidos de la red de escuelas existentes en el país, y que va desde el nivel elemental, pasando por el medio hasta llegar al superior, han sido y continúan siendo impresionantes.
Uno de los buenos pianistas formados en nuestro medio y que hoy ha devenido uno de los mejores productores musicales surgidos en Cuba es José Ramón Mestre. Nacido en Santa Clara, el gran fuerte de este creador ha sido el universo de la composición y las orquestaciones. Cuando en la segunda mitad de los 80, Carlos Varela estrena su banda Señal en el Asfalto, como teclista y director musical de la misma figura Mestre, ya para entonces graduado de la ENA como pianista. El período de colaboración con Varela abarcó varios discos y duró hasta 1998. De los fonogramas registrados en la etapa y en los que José Ramón desempeñó un importante rol, opino que Como los peces fue el más sobresaliente, un álbum que traza pautas en el devenir de la cancionística nacional.
A la par, Mestre se involucró durante esos años en proyectos con otros músicos. De ellos, hay que mencionar su participación en el disco Saxofón callejero, editado por Fernando Acosta y que, en la intención de buscar caminos menos trillados para el jazz facturado en Cuba, es el antecedente de un CD aparecido años después, el álbum Cubilete, publicado por César López.
Siempre he pensado que este fonograma, con piezas compuestas y orquestadas en su mayoría por José Ramón y que viese la luz en el 2000 a través del sello Unicornio, fue incomprendido en nuestro medio. Aquel era un trabajo de puro jazz eléctrico, cercano a lo hecho por gentes como Dave Weckl o Yellowjackets. Desde mi parecer, la grabación es memorable por temas como Las tres cabezas de Fernando, Cubilete o La esquina de Weckl, piezas en las que la intervención de Mestre es fundamental para su resultado final.
A partir de 1999, comienza una segunda etapa en el quehacer de este santaclareño, que desde entonces se orienta a mezclar la música cubana con el flamenco, dadas las cercanías de las estructuras rítmicas de ambas manifestaciones. Sus primeras muestras en ese orden fueron los CD Jugar a la locura, de Rosario Flores (donde el pop también se hace presente) y Aire, de José Mercé, con el que colabora en otros fonogramas, como el renovador Confí de fuá.
En ese camino, también se destacan sus orquestaciones en los álbumes Una parte de mí, de Abigail, material muy reconocido por el público y la crítica, y el proyecto Territorio flamenco, en el cual diez artistas flamencos interpretan a su aire temas de otros estilos y donde Mestre, además de tocar piano, arregla piezas de Sting, Pablo Milanés y Consuelo Vázquez.
Colaborador también de gentes como Gema y Pavel, Habana Abierta, Julio Fowler o la española Merche, José Ramón Mestre es alguien dispuesto a incorporar todo cuanto le pueda aportar a su quehacer musical.