Los que soñamos por la oreja
Como ha señalado el ensayista Roberto Zurbano, los textos del rap facturado en nuestro país configuran una matriz cultural que es necesario abordar desde espacios o enfoques inter y/o transdisciplinarios, aún de escasa presencia entre los cientistas sociales cubanos. Tal vez, esta carencia explique el silencio del campo letrado insular con respecto a la irrupción y posterior desarrollo de la cultura hip hop entre nosotros.
Por lo anterior, resulta de suma importancia para la exégesis del devenir de las dinámicas culturales en nuestro contexto, el recién celebrado taller transdisciplinario El hip hop en Cuba: Voz e imagen de una cultura de resistencia. Este evento fue convocado por el Instituto de Literatura y Lingüística José Antonio Portuondo (ILL), el Instituto de Investigación Cultural Juan Marinello, la Agencia Cubana de Rap y la Asociación Hermanos Saíz, y tuvo en las investigadoras Anette Jiménez y Yanelis Abreu a las personas responsables de organizar las sesiones del encuentro.
Me parece que hay que resaltar el hecho de que instituciones como el ILL y el Juan Marinello se integren al análisis en nuestro medio de una manifestación como el hip hop, porque en el país básicamente este ha sido estudiado desde la perspectiva de la musicología y, por ende, estamos deficitarios de otra clase de enfoques académicos sobre el asunto (cosa extensiva a las restantes expresiones de la música popular urbana), algo que resulta muy significativo cuando se piensa en el hecho de que las referencias al tema abundan en inglés, y culturólogos norteamericanos como Sujatha Fernandes, Deborah Pacini Hernández, Marc David Perry y Alan West-Durán han producido importantes trabajos sobre el rap hecho por cubanos
El evento, que sesionó durante tres días, se llevó a cabo a través de la realización de paneles por las mañanas y visionaje de documentales por las tardes. Los tópicos abordados en los tres paneles efectuados versaron acerca del origen y desarrollo de la cultura hip hop en Cuba, el vínculo de esta con los medios de comunicación en nuestro país, y los logros y desafíos actuales de tal relación, así como lo concerniente a la transformación social y el quehacer comunitario que dicha manifestación es capaz de generar.
Para que se tenga una idea de cómo transcurrieron los aludidos paneles, en el primero de ellos, es decir, el dedicado al origen y desarrollo de la cultura hip hop en Cuba, la lingüista Yanelis Abreu propuso un acercamiento al tema desde la utilización de teorías de su especialidad, como la del reflejo, de Michael Alexander Kirkwood Halliday, quien en el libro El lenguaje como semiótica social ofrece a los lingüistas un modelo investigativo que sirve para analizar el discurso de la cultura hip hop, a partir de que el mencionado académico inglés propone para el estudio del lenguaje integrar el componente sociocultural como elemento decisivo en su comprensión.
La intervención de Yanelis me ratificó en el criterio de que no solo en lo concerniente al rap sino en relación con toda la música popular urbana que hoy se genera en Cuba, si se lo pusieran como meta, los lingüistas del país tendrían mucho que aportar pues perspectivas como la del análisis crítico del discurso, desarrollada hacia 1980 por Roger Fowler y continuada luego por otras figuras como Teun van Dijk, Norman Fairclough, Theo van Leeuwen y Ruth Wodak, quienes consideran el lenguaje como una forma de práctica social y articulan un marco tridimensional para el estudio de discursos como el del hip hop, donde se integran el análisis de textos, el de los procesos de producción, distribución y consumo de dichos textos, y el de los eventos discursivos como instancias de la práctica sociocultural, son de singular valía para la más plena comprensión de lo que en la actualidad acontece en nuestra música.
Creo que el mayor acierto de este taller fue la posibilidad de diálogo que nos brindó a todos los participantes, un encuentro donde —sin unanimidad de criterios— por igual se escucharon las voces de los investigadores, los promotores y las de raperos como D’safío, Yimi Kon Klase o Emilio «El chileno». Es de esperar, pues, que en el futuro se repita el evento.