Las tres del domingo
La Covid-19 ha cambiado hasta la fanaticada de los deportes. El equipo japonés de pelota Fukuoka SoftBank Hawks, liberó su imaginación y para «llenar» el estadio de 40 000 capacidades, reemplazó a sus leales seguidores con 20 robots danzantes, que con los cantos habituales, le apoyaron en el enfrentamiento contra los Rakuten Eagles.
Liang, una testaruda china de Cantón, luego de una porfía de una década con el Gobierno de su ciudad, ha obligado el desvío de una carretera de cuatro carriles porque se negó a mudarse del lugar, como sí hicieron 47 hogares y siete empresas. Por ello, tuvieron que construir un puente de autopista alrededor de su pequeña vivienda, a las que se les conoce como «casas clavo» o «dingzihu», porque sus propietarios rechazan cualquier otra vivienda o compensación. Liang dice que el ambiente es tranquilo, liberador, agradable y confortable.
El circo alemán Krone, que ha estado cerrado durante meses debido a la pandemia COVID-19, encontró una «solución» a la falta de fondos. Está ganando algo de dinero extra vendiendo caca de león. Su tienda esta engalanada con una gran escultura apodada Mr. Poo para celebrar la aventura comercial, cuyo producto dicen que es efectivo en los jardines de la vecindad. No mencionan si el perfume es irresistible o no.