Frente al espejo
«Mis felicitaciones al inmenso colectivo de la Universidad de Ciencias Informáticas que conforman estudiantes y profesores y especialmente a su rectora Miriam, y éxitos en la gran tarea que tienen por delante de rectorar la real informatización de la sociedad cubana (Talante y talento para la modernización, Margarita Barrios, 9 de octubre), aportando personal altamente calificado y comprometido con esta misión, e introduciendo softwares que conviertan a las computadoras y las tecnologías informáticas en general en herramientas para elevar la eficiencia y velocidad de los procesos y las empresas». (Julio César Hubert Bernal)
«Estoy de acuerdo con la lectora que escribió a esta sección bajo el nombre de Clara, expresando cuán importante fue que Alina Perera Robbio publicase su artículo Sin chaquetas por decreto (22 de septiembre), acerca del buen vestir, y la chabacanería que impera en el modo en que lo hace mucha gente.
«Recientemente entrevistaron a Abel Prieto en el espacio Cruce de Palabras, de Telesur, y expresó algo muy interesante, que el arte tiene más poder que los discursos. Visto de ese modo, y viendo el arte en sus diferentes manifestaciones, es triste ver la imagen de artistas, muchos de ellos “famosos”, que por creerse y sentirse como tales no ponen limitaciones al mal vestir en sus presentaciones. Todos hemos visto a ciertos famosos con los jeans desgarrados —como expresara la lectora Clara— y otros con tanta gangarria encima que parecen quincallas ambulantes. Y en mi condición de profesor, al decir de Aurora Basnuevo, ¿cómo quedo yo al llamar la atención a mis alumnos con relación a los hábitos incorrectos del vestir?
«Soy de los que respetan los gustos y preferencias ajenos y reconoce el valor de la diferencia, pero una cosa es respetarlas y otra convertir en estrella de un medio de masas a alguien que sobrepasa los límites de la ridiculez y el respeto a los televidentes en el vestir. Resulta inconcebible que pueda convertirse en paradigma de la moda (...).
«Periodista (…) tiene que llegar el momento en el que el orden y el respeto se impongan, no en los discursos, sino en los actos». (José Luis Marañón Rodríguez, Universidad de Las Tunas)