Frente al espejo
«En otras sociedades se le saca punta a cualquier lápiz, y no es de extrañar que inventen un negocio para sacarle dinero a la gente “enseñándolos a enamorar” (Primero la personalidad y después el beso, Mileyda Menéndez Dávila, 16 de febrero, Sexo sentido). Mas no creo que algo así pueda enseñarse; es imposible llevar el enamoramiento como una fórmula matemática puesto que todas las mujeres no somos iguales y aunque aspiremos a lo mismo —entiéndase amor, comprensión, etc.—, no todas nos conformamos con las mismas dosis ni maneras de manifestarlo.
«En el amor cada maestro tiene su librito. Nunca es igual ni para todas puede ser lo mismo. El amor no es solo sexo, aunque este sea importante... Sin embargo, para que todo fluya hacen falta más elementos... Yo abogo por un todo en uno, y sé que resulta difícil de agrupar todo en una persona teniendo en cuenta que todos tenemos defectos pero no es imposible. Creo que todos tenemos alguien perfecto, y aunque este tenga defectos, ante nuestros ojos y para nuestro corazón es la octava maravilla…». (Lissette)