Frente al espejo
«Previsor artículo (¿Injuria por cuenta propia?, Osviel Castro Medel, 24 de marzo). Hace pocos días JR publicó un trabajo titulado Las sonrisas no caerán del cielo (Luis Raúl Vázquez, 22 de marzo), el cual se refería en gran medida a este aspecto, un mal que hace años presentan incontables establecimientos del sector gastronómico estatal. Se puede percibir claramente la coincidencia en ambos trabajos...
«Hay que reconocer que la gastronomía ha dado ya algunos pasos importantes… Pero sucede que lo malo, aunque sea mínimo, resulta desagradable y la actividad cuentapropista no está exenta de ese problema. Esta no excluye de su ejercicio a ningún ciudadano que quiera ejercerla dentro de los términos que establece la ley. Hay que tener en cuenta que la masificación de esta actividad abre posibilidades a muchas personas que sin la experiencia adecuada incursionan en ella, con la voluntad de ir perfeccionando su quehacer con el paso del tiempo. El tiempo precisamente dirá la última palabra.
«A pesar de las dificultades y carencias que hemos enfrentado, conservamos el buen gusto, y este aspecto, a la par de la inexorable competencia que prevalecerá en este sector, será un reto que enfrentarán los cuentapropistas a medida que este sector se desarrolle. A diferencia del sector estatal, donde algunos trabajadores se desempeñan a “media máquina” o no cogen “lucha” porque como quiera van a percibir su salario—vendan o no—, el trabajador por cuenta propia está obligado a esmerarse en prestar un buen servicio que le genere clientela y con ello dividendos. Miden su actividad diaria y tratan de perfeccionarla, cuidan su trato con el consumidor, y así van adquiriendo una cultura propia, singular… En sentido general, es lo que he podido apreciar en diferentes cafeterías y quioscos de cuentapropistas. ¡Ah! Lo mismo el sector estatal como el por cuenta propia tendrán que cerrarle las puertas a la vulgaridad, la chabacanería, a lo ordinario, y tener como premisas la calidad en sus ofertas, la cortesía, el buen trato, la amabilidad, ¡la ética!... Gracias a Osviel por su positiva crítica». (Nelson Leyva de la Torre)
«Hola. Soy una fiel lectora de esta columna Tecla del Duende. Nunca me había atrevido a escribirles, pero les digo que me parece genial lo que publican. Este texto sobre los refranes (Apostillas, jueves 22 de marzo) me pareció superocurrente. Los felicito. Quiero asistir a sus peñas y conocer cómo ser parte de este movimiento…». (Elizabeth, Granma)