Frente al espejo
«Leí este trabajo y me pareció muy bueno (La “liga” de los supercódigos, Mileyda Menéndez Dávila, Sexo sentido, 22 de enero). Luego lo comenté con otros compañeros de trabajo, quienes estaban ajenos al tema de las ligas pues eso no se ha generalizado y la mayoría no conoce su significado.
«Hace unas horas me saluda un compañero y al verle las ligas de colores, le pregunto: ¿sabes qué significan? Me respondió que no, que su novia se las había regalado y se las puso. Enseguida le expliqué del trabajo, lo leyó y quedó asombrado. Otra compañera había recibido información sobre el significado de los colores y los casos de violaciones y muertes en otros países asociados a ellas. Pienso que es bueno alertar a los adolescentes y jóvenes —y sobre todo a los padres— acerca de esto, que aunque para algunos es inocente, para otros no». (Carmen)
«Miré en la página dos de la edición del sábado 22 de enero y me detuve ante una crónica formidable, titulada Polo (Jesús Arencibia Lorenzo, sección sabatina La Crónica). Hablar de Polo Montañez es articular palabras llenas de amor hacia un ángel, un Guajiro con su encanto Natural, un dios que nos regaló bellas melodías, preciosas interpretaciones, su sencillez, carisma, ese don de gentes, de llegar a su público y penetrar en cada corazón, en cada espacio, en cada beso. Nos bajó un montón de estrellas y nos dejó su última canción, sus senderos, sus montañas, su tierna sonrisa y su inigualable voz.
«Gracias, Jesús... En poco espacio ha tocado las fibras más sensibles de esta humilde servidora. Su crónica merece ser recordada siempre, pues hay personas que llegan para ser insustituibles y ese es Polo Montañez». (Sara Redio Acevedo)
«Terminé llorando y al mismo tiempo riéndome al leer el artículo Mi sobrino (Lázaro Jorge Carrasco, estudiante de Periodismo, 20 de enero). Lecturas como esas alegran el alma y te sacan de la rutina. Y es verdad: cuando llega un nuevo miembro a la familia todo cambia. Esas criaturitas son capaces de movilizar un ejército y conozco personas que viajan de un lugar a otro de la Isla para conocer al último que llegó a casa. Me recordaste a mi hermana enseñándole a mi hijo a decir tía a los tres meses de nacido… Te felicito por el lenguaje que utilizaste, tan llano que desde el primer párrafo te arrastra hasta el final del trabajo. Tienes un buen futuro en tu carrera; te lo aseguro». (Redis María)