Frente al espejo
«La simulación es un arte casi siempre aplicado por el simulador para obtener o mantener algún beneficio logrado en un momento dado (La aparente apariencia, Luis Sexto, 17 de junio). Lo que usted hizo con su hermana fue lo que correctamente debió haber hecho cualquier familiar que sintiera como tal. Aunque sé que su gesto, en aquel momento, era como “jugársela al Canelo” como diría cualquier campesino de nuestra tierra, y todo por culpa de los muchísimos simuladores que siempre hemos padecido y que aún pululan, por lo que se lee a diario en este mismo medio. Alguien dijo, no recuerdo quien pero con muy buen acierto, que “si me engañas la primera vez es culpa tuya; si hay un segundo engaño entonces la culpa es mía”. Muy bueno su artículo y ojalá nos podamos librar de esos “tequeros” repetidores de consignas sin antes cuestionarlas, pues muchas veces les vienen como anillo al dedo para mantener su careta». (Modesto Reyes Canto)
«Roberto, otra vez dando en el clavo justo (Malas sugerencias, Roberto Díaz Martorell, 14 de junio). La violencia familiar se ha extendido a este tipo de grotescas manifestaciones. Condicionado, a mi modesto entender, por la pérdida de valores, pues no es el antivalor de la violencia con el que se educa a un hijo. Creo que muchos deben poner punto de mira en lo que se le dice a cada chico. Ellos son nuestras esponjas. Asumen nuestros gestos, posturas, palabras e incluso nuestras manifestaciones cotidianas. Debe hacerse caso al gran Ghandi: Con un puño cerrado no se puede dar un apretón de manos. Gracias por tan buen artículo». (EMC)