Frente al espejo
«Estimado José Luis: Me leí su artículo publicado el 27 de febrero en JR sobre la interpretación bilingüe durante la Feria del Libro (Traduce, traduce, José Luis Estrada Betancourt, sección Látigo y cascabel, 27 de febrero). Le agradezco su ponderación y, sobre todo, haber sacado el tema a la palestra, porque, por lo general los traductores y/o intérpretes somos censurados cuando algo sale mal o relativamente mal —como fue el caso—, pero no se presta la misma atención a lo que los usuarios deben garantizar para que esos profesionales puedan hacer una buena prestación.
«Le aseguro que en Cuba hay magníficos intérpretes, con oficio comprobado; pero estos no pueden hacer “magia” en ese instante fugaz e irrecuperable de la interpretación para el que quizá el orador se preparó largas horas o semanas y él no. En contra de la improvisación, en sus distintas formas, debemos trabajar todos, tanto a nivel de instituciones como de los propios intérpretes a quienes, al final, no les queda más remedio que “someterse al escarnio público” obligados por circunstancias más o menos justificables…». (Gisela Odio Zamora, presidenta de la Asociación Cubana de Traductores e Intérpretes)
«Nyliam: He leído Gioconda, Tony y nosotros (Nyliam Vázquez, 27 de febrero). Tu mayor mérito es haber escrito algo con un estilo muy personal pero certero en su objetivo.
«El buen periodismo lleva mucho de eso: de sentido común en lo que se escribe, de mostrar “caras ocultas de la luna”, de poner la luz sobre lo que muchos ojos no ven, o de poner luces de colores sobre lo que otros ponen luces blancas o negras.
«Si algo te pudiera decir es que conserves esta visión tan especial —y sé que no siempre la musa ni los motivos ayudan—, pero cuando escribas, cree siempre que no lo haces para un grupo de conspicuos académicos, persecutores de los estilos, sintaxis y semánticas… Escribes para la gente común, para quienes buscamos ideas, mensajes, sugerencias y no “perfección en el estilo”». (Ariel Antonio Milián González)
«En la sección Tres del Domingo de la edición del 21 de febrero se hizo referencia al hábito de morder las medallas por parte de los atletas, y de modo erróneo, a mi entender, se coloca al tenista español Rafa Nadal dentro de los pioneros de esa práctica. Es cierto que en los últimos tiempos este atleta se ha caracterizado por esto, pero otros atletas, como la cubana Yargelis Savigne, lo han hecho antes. Apelando a mi memoria, recuerdo que en fecha más lejana, en la premiación por la medalla de bronce del Mundial de Fútbol celebrado en Francia (1998), el futbolista croata Davor Suker fue el primer atleta a quien se lo haya visto hacer. Si buscamos la famosa foto de la premiación, encontraremos a un sonriente Suker con la medalla entre dientes». (Ernesto Bernal)