Frente al espejo
Encontrar lo mejor del ser humano es una empresa paciente y difícil. Somos distintos y, por consiguiente, diferente es nuestra interacción con los demás.
Ello confiere un sentido especial a la formación de valores, y cuando llegamos a la Universidad, ya la edad y los conocimientos nos permiten mejorar nuestro aprendizaje y aproximarnos más al objetivo de graduar jóvenes integrales. El comentario Por favor, mi papelito, de Osviel Castro Medel (31 de mayo), invitaba a meditar en el daño que puede ocasionar que se estimule una participación no auténtica. Nuevos mensajes abordan este asunto:
«Estoy de acuerdo completamente con lo que se refleja en el artículo porque en mi Universidad existen esos estudiantes “elitistas” que crean una “almohada imaginaria” con el único objetivo de lograr una buena ubicación en el posgraduado y una superespecialidad. He conocido algunos, por ejemplo, que asumen responsabilidades y luego andan diciendo que son dirigentes, cuando el trabajo que realizan en realidad no es bueno. Muy serio es, también, que haya docentes respaldando esas actitudes, casi fraudulentas. Me gustaría que se tomaran medidas (...). Al final de la jornada no son tan buenos estudiantes, pero no podemos dejar que la vida nos lo demuestre. Somos nosotros quienes tenemos que hacer algo para impedir que esto suceda». (Gian Carlos, 2do. año de Medicina, Universidad de Ciencias Médicas de Pinar del Río)
«Estimado Osviel: Concuerdo con usted en el análisis de los móviles reales que debemos tener para hacer las cosas. Siento pena por los protagonistas de lo que usted escribe.
«Sin embargo, a mi mente venía otro fenómeno que es más costoso y doloroso. Me refiero a esa tendencia a buscar “papelitos” pero asociada a cursos de “superación”, para satisfacer la sed de ellos que reclama aspirar a una plaza de mayor remuneración o a ciertas categorías científicas, por requisitos impuestos.
«He visto personas asistir a cursos con poco o ningún interés en la materia que se imparte y con el fin de cumplir un requisito más que exigen. Me pregunto cuánto le costará al país eso y hasta cuándo tendrá que ser así. ¿Recibir cursos es suficiente para superarse, dar más en el trabajo diario y aumentar la productividad y demás indicadores económicos, que es lo que necesita nuestro país para avanzar? La respuesta es: No. ¿Se puede tener un certificado de aprobado de Inglés y no entender nada de ese idioma? Comprobado que sí. Todo esto me conduce inevitablemente a otro tema, el del pago por los resultados. No hay que inventar nada si el principio de distribución socialista es claro: “...a cada cual según su trabajo” y yo añado: no según sus “papelitos”». (Félix Pico García)
De «fantasmas» con dolores de cabeza«He disfrutado mucho su trabajo periodístico del 24 de mayo (Cazador de rondas del futuro, Yelanys Hernández Fusté). Ha sido muy objetivo y de gran ayuda para los que trabajamos con mucho amor para los duendes descalzos. Soy uno de los autores cuyos temas conforman el disco Así cantan los niños de Cuba. He sido finalista y premiado en eventos nacionales de composición Cantándole al Sol. Soy autodidacto, mas he tenido la suerte de que mi música y textos gusten. Llevo muchos años en mi provincia participando en eventos, y fuera de ella en Planeta Azul (Pinar del Río) y en diversos programas infantiles en radio y televisión. Tengo varios demos, pero nadie te tiende la mano. Los compositores que vivimos fuera de la gran urbe pasamos mucho trabajo para insertar nuestra música. Hay que darles oportunidades a quienes no estamos establecidos y somos buenos, pues trabajamos sin recursos tecnológicos y los arreglos y grabaciones son muy caros.
«(...) Es un error pensar que nuestros compositores y géneros no gustan a los niños, es solo que no les hacemos llegar el producto. Cuando se hace es el de un grupo reducido de exponentes —y que conste que no tengo nada en su contra—, pero los demás existimos. Somos “fantasmas”. Hay una riqueza inmensa en los Cantándole al Sol, y no solo en los nacionales, pues un sinnúmero de obras se quedan en los eventos provinciales». (Manuel F. Sánchez Hernández)
¿Y el valor humano?«A Julieta García Ríos: Recién leí su artículo La calle de los perros (22 de mayo) y le expreso en este correo que estoy de acuerdo con lo planteado por Andrés Castañeda, su entrevistado. Creo que estas decisiones tomadas por gente que tiene animales domésticos son dignas de admirar, pero discrepo con la medida de sacrificar al animal si no es reclamado por su dueño o adoptado. Cuando se toma una decisión como esa, ¿dónde queda el valor humano de nuestra sociedad? Quien le habla tiene tres de estos preciosos animales en su casa, y los tres son recogidos de la calle. (...) Lo más fácil es deshacernos de ellos (...) ». (Ricardo Velázquez Castellanos, La Habana)
«Me parecen muy interesantes e ilustrativos sus artículos de opinión. Este último del Parlamento europeo (¿Cuatro gatos a las urnas?, Luis Luque Álvarez, 4 de junio), desenmascara la representatividad, la frustración de los europeos con un organismo que se reúne en Estrasburgo a deliberar sin capacidad para resolver nada... Se asemeja al Parlamento centroamericano, organismo de integración de un alto costo para los pueblos e incapaz de reorientar su desarrollo, en el cual campean los beneficios personales, la corrupción y hasta el narcotráfico infiltrado. Leerlo me motivó a escribirle estas palabras con la seguridad de estar ante un joven periodista, analítico, crítico y con una chispa especial para el doble sentido... Le deseo muchos éxitos» (Pablo González Chavarri, Costa Rica)